Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica

Cómo integrar los determinantes sociales de la salud en la atención del cáncer

Dario Trapani

Cada vez hay más datos que muestran que los indicadores de entornos desiguales pueden tener un impacto negativo en los resultados del cáncer, pero se necesitan más esfuerzos para evaluarlos adecuadamente en oncología.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido los determinantes sociales de la salud (DSS) como “factores no médicos que influyen en los resultados de salud”, que incluyen “condiciones en las que las personas nacen, crecen, trabajan, viven y envejecen, y el conjunto más amplio de fuerzas y sistemas que dan forma a las condiciones de la vida diaria”. En oncología, los determinantes sociales de la salud (DSS) incluyen políticas y sistemas económicos, compromiso político y sus resultados, normas sociales, que en última instancia representan la fuerza de todo el sistema capaz de moldear las condiciones que impactan los resultados del cáncer.

En los últimos años, la literatura y los discursos centrados en los determinantes sociales de la salud (DSS) se han vuelto prevalentes en las reuniones de oncología, y no solo han sido relegados a las reuniones de salud global.

Múltiples resúmenes presentados en el Congreso ESMO 2023 muestran claramente que incluso los tratamientos anticancerígenos eficaces no funcionan en contextos DSS adversos, porque la salud no se rige por mecanismos moleculares únicos y procesables, ya que no es el cáncer per se. Claramente, los DSS pueden recapitular las disparidades en los resultados, especialmente cuando afectan la probabilidad de obtener acceso a una atención oncológica valiosa e innovadora. En un esfuerzo con la Asociación Italiana de Oncología Médica (AIOM), me hice eco de cuál es mi idea sobre los DSS al informar sobre los resultados del cáncer (Tumori. 2023 Sep 9:3008916231196369 ): no culpar a los DSS como la último culpable de los resultados adversos para la salud, pero entenderlos como consecuencias de políticas injustas o elitistas; los resultados adversos no deben reducirse a algo que las personas “son intrínsecamente” (por ejemplo, su origen étnico como una variable biológica que determina por sí sola el resultado), sino que deben ser impulsados ​​por variables contextuales que empujan a las personas a un lado con exclusión social y políticas discriminatorias.

Por ejemplo, en el Congreso ESMO 2023, la presentación de un póster sugirió que los DSS adversos pueden revelar que las poblaciones con mayor riesgo de sufrir exclusión de la atención esencial contra el cáncer (Resumen 1744P). En el estudio, realizado en el Reino Unido, un país de altos ingresos, las condiciones socioeconómicas fueron determinantes de la probabilidad de recibir tratamiento contra el cáncer (con un índice impar [OR] para cirugía y quimioterapia adyuvante de 0,78-0,88) para personas que viven en las zonas más áreas necesitadas. También se informaron retrasos en el acceso a las terapias, lo que podría perjudicar los resultados de los pacientes.

De manera similar, un estudio de Japón centrado en pacientes inscritos en ensayos clínicos globales (Resumen 1718P), informó una supervivencia general (SG) más larga para los sujetos que residen en un país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que para los que no pertenecen a la OCDE, independientemente de su raza. La OCDE son países de altos ingresos, con un compromiso político con la democracia y muchos de ellos implementan una atención sanitaria equitativa. La raza es una construcción racista, sin base biológica: cuando se tienen en cuenta los DSS, las disparidades “raciales” desaparecen como “características intrínsecas de las personas como pertenecientes a una raza” y se vuelven impulsadas por los DSS, revelando relaciones sociales (des)basadas racialmente. exclusión económica. De hecho, se convierte en una cuestión de equidad, impulsada por factores no biológicos ni intrínsecos.