La evolución día a día | 25 ABR 09

La Influenza A (H1/ N1) en el mundo

Se adoptan medidas de seguridad y prevención.
OMS / OPS

Viceversa
Identikit del posible culpable
Por Nora Bär

Mientras se agita ante nuestros ojos la posibilidad de una pandemia de gripe que evoca escenas de terror, ¿qué sabe la ciencia sobre el posible culpable?

En primer lugar, que se trata de un integrante de la familia de virus de la influenza A, entidades biológicas que circulan en todo el planeta y producen brotes estacionales de gripe asociados con un aumento de la mortalidad por neumonía.

El examen detenido mostró que los virus de la influenza tienen dos proteínas en su superficie, la hemaglutinina y la neuroaminidasa, cuyas iniciales (H y N) se utilizan para nombrarlos. En los virus de la influenza A, hasta el momento se conocen 15 subtipos de hemaglutinina y nueve de neuroaminidasa, todos aislados de aves acuáticas silvestres que son su reservorio natural, como patos, gansos y gaviotas.

Según explica en un trabajo la doctora Vilma Savy, a cargo del Programa de Influenza del Departamento de Virología del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas, estudios genéticos revelan que basta una variación del 1% en la secuencia de "piezas" (aminoácidos) que componen ambas proteínas con respecto al virus que circuló el año anterior para que se genere una nueva cepa capaz de burlar nuestro sistema inmunológico.

Podría decirse que el virus de la influenza es un "modelo para armar": está formado por ocho segmentos de ácido ribonucleico (ARN, intermediario del ADN para la síntesis de proteínas y único material genético de ciertos virus), lo que permite la formación de nuevos virus a partir del intercambio de segmentos cuando se producen infecciones mixtas en un único huésped susceptible, explica Savy.

Esto es, al parecer, lo que ocurrió con la fiebre porcina. Los cerdos tienen receptores específicos para la infección con virus tanto humanos como aviares. Por eso, ya hace años que los virólogos especulaban con la posibilidad de que la próxima gran pandemia de gripe surgiría de los cerdos, que pueden actuar como intermediarios o "balón de mezclado".

¿Es éste el tsunami que estaban esperando? No lo saben, porque quedan muchas preguntas sin responder.

Por ejemplo, si las muertes registradas en México responden a infecciones secundarias y no a la gripe en sí misma; si se producen en las etapas tempranas o tardías de la infección; si el número de pacientes en ese país es mucho mayor de lo que se supone y, entonces, la cantidad de neumonías es la usual; cuál es la edad exacta de los contagiados y su distribución geográfica; si existe un contexto ambiental que hace que la enfermedad sea más grave en México que en otros países...

Lamentablemente, por ahora esta historia continuará...

La Nación 29.04.09
 

La globalización viral
David Brooks, The New York Times

NUEVA YORK.- Ahora que la Guerra Fría es cosa del pasado, ya no nos enfrentamos a una amenaza única y puntual sino a una serie de amenazas transnacionales y descentralizadas: el terrorismo, la crisis financiera mundial, el calentamiento global, la proliferación nuclear y, como vemos esta semana, posibles pandemias, como la gripe porcina.

Estas amenazas son fruto del creciente avance de la globalización y son magnificadas también por ella. La comunicación global instantánea puede hacer que esas amenazas tengan a veces un impacto sistémico universal. La quiebra de un banco o la aparición de un virus ya no son, entonces, fenómenos aislados, sino que tienen la capacidad de hacer sentir sus efectos en todas partes al mismo tiempo.

¿Qué hacer, entonces, para lidiar con estas situaciones? ¿Hay que construir instituciones globales centralizadas lo suficientemente fuertes para responder a amenazas transnacionales? ¿O debemos confiar en diversas comunidades descentralizadas y en los Estados nacionales?

John Ikenberry, de la Universidad de Princeton, escribió un ensayo a favor de una respuesta centralizada, en el que argumentaba que Estados Unidos debería crear una serie de instituciones multinacionales que se ocuparan de los problemas globales.

Si aplicamos esa lógica al caso de la gripe porcina, podríamos decir que el mundo debería fortalecer a la Organización Mundial de la Salud (OMS), para dotarla del poder de organizar una respuesta global.

Si contáramos con un organismo así, no tendríamos que presenciar las fricciones que está suscitando el abordaje descentralizado actual. Europa ha ofendido a Estados Unidos al aconsejar a sus ciudadanos que no crucen el Atlántico. Algunos países han comenzado a restringir sus importaciones de cerdo. Europa podría acaparar las vacunas y abandonar a su suerte a Estados Unidos, que cuenta con apenas una planta que fabrica esa vacuna. El miedo a una pandemia podría disparar una ola de restricciones, donde los países compitan por impedir los viajes y construir paredes.

Todos esos peligros son reales. Sin embargo, la lección que está dejando esta crisis no es ésa. La respuesta que se dio a la gripe porcina sugiere que el abordaje descentralizado es el mejor. Hace apenas unos días que se produjo el brote y, sin embargo, ya se implementaron medidas muy agresivas y de alto impacto.

En primer lugar, la respuesta descentralizada es mucho más rápida. México respondió unilateralmente con fuertes medidas, como la cancelación de eventos públicos. Estados Unidos ha respondido con asombrosa rapidez. Si la respuesta estuviera coordinada por un organismo mundial, los funcionarios locales no tendrían tantas atribuciones. El poder estaría en manos de funcionarios de países lejanos, emocionalmente ajenos a lo que sucede en la "zona cero".

En segundo lugar, el abordaje descentralizado es mucho más creíble. Es un hecho de la naturaleza humana que en los momentos críticos la gente se siente más protegida por los suyos, y sólo deposita su confianza en quienes comparten su experiencia histórica, entienden sus prejuicios culturales y cuentan con la legitimidad necesaria para tomar decisiones brutales.

Finalmente, el abordaje descentralizado ha sabido hacer frente a la incertidumbre con bastante eficiencia. Hasta el momento, la respuesta a la crisis puso en evidencia que existe una red informal de científicos que se reúnen desde hace años y que llegaron a ciertos consensos, aunque también hay mucho que aún no saben.

Una respuesta global única resultaría en un abordaje uniforme del problema. Una respuesta descentralizada fomenta la experimentación.

La conclusión es que la crisis de gripe porcina entraña dos problemas que se superponen. Por debajo está la dinámica propia del brote, que se retroalimenta en un complejo ciclo que incluye al propio virus, a la movilidad de los humanos que lo transmiten y a factores ambientales que lo hacen cada vez más fuerte. Por encima de esto, está la psicología del miedo que despierta la enfermedad, que se alimenta de rumores, partes de noticias y advertencias de expertos.

La respuesta adecuada a estos problemas nuevos, dinámicos y descentralizados, es la creación de autoridades nuevas, dinámicas y descentralizadas: redes de funcionarios locales, agencias estatales, gobiernos nacionales y organismos internacionales que sean tan flexibles como el problema en sí.

La gripe porcina no es sólo una emergencia sanitaria. Es una prueba de cómo vamos a organizarnos en el siglo XXI. Y la subsidiariedad es la mejor respuesta.

Traducción de Jaime Arrambide
 


Alerta sanitaria
El cerdo nos devuelve el regalo

El H1N1 y el H3N2 se los transfirieron los humanos a los gorrinos - Estos animales los conservan, sin inmutarse, listos para causar la epidemia.

JAVIER SAMPEDRO  -  Madrid

Los principales virus de la gripe porcina son H1N1 y H3N2, y los dos son regalos nuestros. El H1N1 se lo transferimos a los cerdos durante la primera gran pandemia del siglo XX, la gripe española de 1918. Y el H3N2 se lo pasamos en la tercera, la gripe de Hong Kong de 1968. Ambos son también hoy las dos grandes categorías de gripe estacional humana. El último informe sobre virus circulantes de influenza A en la población humana, publicado por los CDC de Atlanta (centros norteamericanos para el control de infecciones), determinó en EE UU un 90% de H1N1 y un 10% de H3N2. Y esos dos son los serotipos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda para la vacuna convencional de la temporada 2009/2010. La razón es la misma que en el caso de los cerdos: las pandemias del siglo XX.

El virus de la gripe española era un H1N1. Fue un virus aviar hasta 1918, pero ese año saltó la barrera de las especies con tal ímpetu -infectó a la mitad de la población mundial y mató a 40 millones de personas- que pasada la furia se convirtió en la principal cepa de gripe humana estacional durante décadas.

 

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