Patogénesis y prevención | 21 ABR 04

La infección de la herida quirúrgica

Tanto la planificación preoperatoria como la técnica intraoperatoria se han vuelto importantes en la prevención de las infecciones quirúrgicas.
Autor/a: Dres. Aasen AO, Barie PS, Faist E, Ford HR Surg Infect (Larchmt). 2002;3 Suppl 1:S99-102
Prevención de la IHQ en el quirófano

La prevención en el quirófano comienza con la preparación de la piel del sitio a operar. El mismo es limpiado con clorhexidina o povidona iodada [1]. El alcohol isopropílico tiene excelentes cualidades antisépticas pero no es deseable debido a su inflamabilidad en un medio ambiente en donde es común el uso del electrocauterio. Se debe dejar que la povidona iodada se seque antes de hacer la incisión para permitir un óptimo efecto antiséptico.

Convencionalmente se requiere el uso de gorros, batas, máscaras y guantes quirúrgicos estériles. Se ha documentado que el uso de dos guantes previene la llegada de sangre a las manos del cirujano y es deseable para prevenir los riesgos de la infección llevada por la sangre del profesional [14]. Probablemente también reduce el riesgo de contaminación del sitio quirúrgico por bacterias provenientes de las manos del cirujano. El descubrimiento de sangre  y fluidos en la bata quirúrgica, especialmente en los antebrazos del cirujano, aumenta el pasaje de microbios a través de la ropa. Similarmente, los campos húmedos sobre el paciente pueden permitir el pasaje de bacterias dentro del área quirúrgica provenientes de otras áreas no preparadas. Las batas y los campos que se han mojado deben ser reemplazados. Áreas amplias de piel preparada, alrededor del sitio propuesto para la cirugía reducirán el riesgo de avance microbiano dentro de la zona de la incisión si las toallas y los campos se humedecen.

La esterilización de los instrumentos con gas, después de una completa limpieza de cualquier partícula de materia es obviamente importante para el control de la infección. Un adecuado inventario del instrumental debería minimizar la necesidad de una rápida esterilización por vapor de instrumentos caídos o contaminados durante el procedimiento.
Los campos plásticos adhesivos no impregnados deben ser evitados en las operaciones limpias. Al menos 2 estudios distintos han identificado un incremento en la tasa de IHQ de heridas limpias con su uso [12,15]. Se ha especulado que la acumulación de humedad en el espacio confinado por debajo del campo plástico permite una proliferación microbiana acelerada y puede aumentar las bacterias asociadas con la piel en el sitio quirúrgico. Existen datos inadecuados con respecto a los campos plásticos cargados con antibióticos. No obstante, los campos plásticos pueden aún tener una valiosa función de barrera cuando se va a confeccionar un estoma segregante en la pared abdominal por una nueva herida quirúrgica.

Deben considerarse estrategias intraoperatorias para reducir los efectos adyuvantes en el sitio quirúrgico que incrementarán los riesgos de infección. Los tejidos blandos deben ser manejados gentilmente para evitar aplastamientos que pueden resultar en necrosis tisular e incrementar los riesgos de IHQ.

Llevar a cabo la hemostasia en el sitio quirúrgico es importante pero el proceso de controlar el sangrado puede, en sí mismo, aumentar la tasa de infección de la herida. La hemoglobina dentro de los tejidos blandos o dentro de la cavidad de la herida se transforma en un potente estímulo para la multiplicación microbiana y la infección. Sin embargo, el uso demasiado exuberante del electrocauterio deja tejidos necróticos que pueden ser responsables de infección en el sitio quirúrgico.

El material de sutura en la herida también puede aumentar las tasas de IHQ. Cuando se utiliza seda trenzada para la hemostasia o para la aproximaci

 

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