Introducción |
La colecistectomía se encuentra entre las cirugías más realizadas en todo el mundo. Principalmente, para el tratamiento de diversas patologías de la vesícula biliar, como colecistitis, cálculos biliares y neoplasias.
En Corea del Sur, la colecistectomía se ubica como la quinta intervención quirúrgica más común y generalmente se asocia con una baja incidencia de complicaciones posoperatorias inmediatas. Si bien los resultados a corto plazo son generalmente favorables, la nueva evidencia sugiere que la colecistectomía puede conducir a una variedad de problemas de salud a largo plazo. Estos incluyen un mayor riesgo de fracturas, depresión y afecciones neurológicas, como la enfermedad de Parkinson.
Más allá de estas afecciones, la extirpación de la vesícula biliar elimina su función de almacenamiento y concentración de bilis, lo que posteriormente puede alterar la homeostasis metabólica sistémica. La vesícula biliar desempeña un rol fundamental en la regulación del metabolismo de los ácidos biliares, que influye en varias vías metabólicas, como las relacionadas con la regulación de la glucosa, la insulina, los lípidos y las lipoproteínas. La ausencia de esta función reguladora se ha relacionado con consecuencias metabólicas y estudios recientes vinculan la colecistectomía con el desarrollo de síndrome metabólico, enfermedad del hígado graso no alcohólico y riesgo elevado de diabetes tipo 2.
La enfermedad renal crónica (ERC) es un problema de salud pública importante que afecta hasta al 15 % de la población mundial y se espera que su prevalencia aumente en los próximos años. La ERC se asocia no solo con un mayor riesgo de progresión a enfermedad renal terminal (ERT), sino también con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.
Dada la importante carga de ERC, es necesario identificar los factores de riesgo tradicionales y emergentes para su desarrollo. Hay factores de riesgo metabólicos establecidos, como la obesidad, la hiperglucemia y la dislipidemia. Estudios recientes han enfatizado las alteraciones en el metabolismo de los ácidos biliares y las alteraciones de la microbiota intestinal como factores de riesgo independientes para la disfunción renal. Dado que la colecistectomía puede alterar el equilibrio metabólico, es plausible que el procedimiento pueda influir en la función renal y contribuir a la aparición de la ERC.
A pesar de este vínculo potencial, ningún estudio hasta la fecha ha explorado la relación entre la colecistectomía y el desarrollo de enfermedad renal crónica. Este estudio tuvo como objetivo examinar la asociación entre colecistectomía e incidencia de enfermedad renal crónica, utilizando una base de datos nacional basada en población de la República de Corea.
Materiales y métodos |
Este estudio fue de cohorte retrospectivo y utilizó información de la base de datos del Servicio Nacional de Seguros de Salud (NHIS). Se seleccionaron participantes ≥ 20 años que se sometieron a colecistectomía entre 2010 y 2014, con un total de 134 685 participantes. Después de excluir a aquellos con diagnóstico preexistente de ERC (n=9863) y personas con datos faltantes (n=8074), quedaron 116 748 participantes.
Se reclutó un grupo control de 116 748 individuos, emparejados 1:1 por edad y sexo, que no se sometieron a colecistectomía. La cohorte final fue de 233 496 participantes (116 748 casos y 116 748 controles). Se hizo un seguimiento de los participantes hasta el inicio de la ERC o hasta el 31 de diciembre de 2019, lo que ocurriera primero.
El resultado principal del estudio fue la incidencia de enfermedad renal crónica (ERC) de reciente desarrollo durante el seguimiento, que se definió como una tasa de filtrado glomerular estimada (TFGe) < 60 mL/min/1,73m2. La hipertensión se definió como una presión arterial (PA) ≥140/90 mmHg o al menos una solicitud anual de prescripción de medicación antihipertensiva. La dislipidemia se definió como un nivel de colesterol total ≥240 mg/dl o al menos una prescripción anual de medicación para reducir los lípidos. La diabetes se definió como un nivel de glucosa en ayunas ≥126 mg/dl o una prescripción de medicación antidiabética. La obesidad se definió como un IMC ≥25 kg/m2.
Resultados |
La edad media de la cohorte fue de 54,7±12,7 años, y el 52,6 % de los participantes eran varones. Los participantes en el grupo de colecistectomía tuvieron niveles más altos de IMC, circunferencia de cadera, glucosa en ayunas y triglicéridos, pero niveles más bajos de HDL-C en comparación con el grupo sin colecistectomía (todos p<0,001).
Los valores basales de TFGe, LDL-C y PA fueron comparables entre los dos grupos. Además, el grupo de colecistectomía presentó una prevalencia más alta de hipertensión, dislipidemia y diabetes al inicio (p<0,001). Las proporciones de no fumadores y personas que hacían ejercicio regularmente fueron menores en el grupo de colecistectomía, mientras que la proporción de no bebedores fue mayor, en comparación con el grupo de no colecistectomía (p<0,001).
Entre los 116 748 pacientes que se sometieron a colecistectomía, 6450 (5,5 %) desarrollaron ERC de nueva aparición durante un período de seguimiento medio de 4,8 ±1,7 años. El grupo de colecistectomía exhibió un riesgo 29 % mayor de desarrollar ERC en comparación con el grupo sin colecistectomía. Después de ajustar los posibles factores de confusión, el aumento del riesgo de ERC en el grupo de colecistectomía siguió siendo significativo.
Se evaluó el riesgo de ERC incidente en el grupo de colecistectomía a través de análisis de subgrupos, estratificados por edad, sexo, tabaquismo, consumo de alcohol, ejercicio regular y comorbilidades, incluyendo dislipidemia, obesidad, diabetes e hipertensión. Se observó un riesgo elevado de ERC después de la colecistectomía en todos los subgrupos. Cabe destacar que el aumento del riesgo de desarrollar ERC después de la colecistectomía fue significativamente mayor en los participantes sin obesidad (IMC<25), en comparación con aquellos con obesidad (IMC≥25). Después de ajustar por edad, sexo, ingresos, tabaquismo, consumo de alcohol, ejercicio regular, comorbilidades, glucosa en ayunas, CC e IMC, la asociación positiva entre la colecistectomía y la aparición de ERC se mantuvo constante en todos los subgrupos. El riesgo aumentado de desarrollo de ERC en el grupo de colecistectomía fue mayor en individuos sin obesidad en comparación con aquellos con obesidad.
Discusión |
Los hallazgos indican que las personas que se sometieron a colecistectomía tuvieron un riesgo aproximadamente un 21 % mayor de desarrollar ERC, en comparación con las que no se sometieron al procedimiento. La colecistectomía siguió siendo un predictor independiente de la incidencia de ERC, incluso después de ajustar por múltiples factores de confusión.
En particular, el riesgo elevado de ERC en las personas que se habían sometido a colecistectomía fue constante en varios subgrupos según la edad, el sexo, el estado de tabaquismo y el consumo de alcohol, y la presencia de comorbilidades, como obesidad, hipertensión, diabetes y dislipidemia. Estos resultados sugieren que la ausencia de vesícula biliar puede servir como un factor de riesgo potencial para el desarrollo de ERC.
La colecistectomía es el estándar de oro para el tratamiento de diversos trastornos de la vesícula biliar, en particular, las enfermedades biliares sintomáticas. Sin embargo, estudios recientes han generado inquietud sobre varios posibles resultados adversos para la salud después de la colecistectomía.
Cada vez hay más evidencia que respalda un vínculo entre la colecistectomía y el desarrollo de trastornos metabólicos, incluida la enfermedad del hígado graso no alcohólico, el síndrome metabólico y la diabetes. Un estudio previo informó un aumento de peso posoperatorio significativo en pacientes colecistectomizados, en los que los hombres y las mujeres aumentaron un promedio de 4,6 % y 3,3 % de su peso corporal preoperatorio, respectivamente. Los individuos con cálculos biliares, en particular aquellos que se habían sometido a colecistectomía, exhibieron un IMC y una circunferencia de cadera más altos, con una prevalencia significativamente mayor de síndrome metabólico en los sujetos con colecistectomía (63,5 %), en comparación con aquellos con cálculos biliares (47,0 %) o sin enfermedad biliar (30,3 %).
Otro estudio transversal demostró que los pacientes que se sometieron a colecistectomía tenían una prevalencia significativamente mayor de factores de riesgo cardiovascular, incluyendo diabetes tipo 2, hipertensión e hipercolesterolemia, en comparación con los controles. Además, la colecistectomía, pero no los cálculos biliares, se asocia de forma independiente con la enfermedad de hígado graso no alcohólica (EHGNA). Sin embargo, la mayoría de los estudios anteriores estaban limitados por tamaños de muestra pequeños y diseños transversales.
Una revisión reciente indicó que la colecistectomía en sí misma puede inducir anomalías metabólicas, lo que hace que los individuos colecistectomizados sean metabólicamente distintos de los pacientes con cálculos biliares con vesícula biliar retenida. Un estudio de cohorte longitudinal coreano reciente encontró que la colecistectomía es un factor de riesgo independiente para síndrome metabólico y diabetes tipo 2 en la población general.
En circunstancias normales, la vesícula biliar desempeña un rol fundamental en la regulación de la circulación enterohepática de los ácidos biliares, controlando su flujo y liberación en el intestino. Después de la colecistectomía, el ritmo y la velocidad con las que los ácidos biliares ingresan al intestino se alteran. Además de la reducción en el acervo de ácidos biliares, el equilibrio del metabolismo de los ácidos biliares se altera, debido a una menor expresión del factor de crecimiento de fibroblastos (FGF), que afecta la intrincada interacción entre los ácidos biliares y la microbiota intestinal. Esta alteración puede activar vías inflamatorias, lo que lleva a la expresión de genes proinflamatorios. Los autores plantean la hipótesis de que el aumento del riesgo de ERC después de la colecistectomía puede estar relacionado con alteraciones en el metabolismo de los ácidos biliares, la composición de la microbiota intestinal y las interacciones complejas entre estos factores.
Los mecanismos exactos por los cuales la colecistectomía contribuye al desarrollo de la ERC siguen sin estar claros. La colecistectomía altera el ritmo y la cantidad de ácidos biliares que ingresan al intestino, lo que contribuye a las alteraciones metabólicas. Las investigaciones emergentes han destacado el metabolismo de los ácidos biliares y las alteraciones de la microbiota intestinal como posibles factores de riesgo independientes de disfunción renal. Los niveles reducidos de ácidos biliares se asociaron de forma independiente con un mayor riesgo de ERT en pacientes con enfermedad renal diabética. Otro estudio encontró que las diferencias en la microbiota intestinal relacionadas con el metabolismo de los ácidos biliares se asociaron con la enfermedad renal crónica en pacientes con hipertensión.
El presente estudio establece claramente una fuerte asociación entre la colecistectomía y la incidencia de ERC. Los individuos que se sometieron a colecistectomía tenían perfiles metabólicos basales más pobres en comparación con los que no lo hicieron, lo que podría influir de forma independiente en la función renal futura. Sin embargo, después de ajustar una amplia gama de parámetros metabólicos y realizar análisis de subgrupos estratificados por la presencia o ausencia de diversos factores de riesgo metabólico, se observó un riesgo consistentemente mayor de ERC incidente en el grupo de colecistectomía. Estos datos sugieren que la colecistectomía en sí misma puede contribuir a un mayor riesgo de ERC, independientemente de las características metabólicas basales observadas en los pacientes colecistectomizados. En particular, el mayor riesgo de ERC después de la colecistectomía fue más pronunciado en los participantes sin obesidad. Dado que la obesidad es un factor de riesgo bien conocido para ERC, es posible que la presencia de obesidad atenúe el impacto de la colecistectomía en el desarrollo de la ERC.
El presente estudio tuvo varias limitaciones. Debido al diseño observacional, no se pudo establecer una relación causal definitiva entre la colecistectomía y la ERC. Además, el período de seguimiento puede ser insuficiente,no se tomaron en cuenta los cambios en otros parámetros clínicos, intervenciones o medicamentos que afectan la función renal, no se excluyeron específicamente a los individuos con antecedentes de cálculos renales, enfermedad renal poliquística o cirugía renal previa. Como la mayoría de los participantes del estudio eran coreanos, la generalización de los hallazgos a otros grupos étnicos puede ser limitada.
Conclusiones |
Este estudio de cohorte a nivel nacional demostró una asociación entre la colecistectomía y un mayor riesgo de desarrollar ERC en pacientes colecistectomizados en comparación con aquellos que no se sometieron a la cirugía. Es importante destacar que el mayor riesgo se observó independientemente de los factores de riesgo basales de ERC, lo que sugiere un vínculo potencial entre la colecistectomía y la aparición de ERC.
Sin embargo, los factores de confusión no medidos no se pueden excluir por completo. Se deben realizar más investigaciones prospectivas para validar los resultados, utilizando otros conjuntos de datos e investigar el papel potencial de los ácidos biliares y sus interacciones con la microbiota intestinal en la patogenia de la ERC.