¿Qué puedo leer? | 14 NOV 07

Ciencia, biología, evolución, filosofía

Una serie de títulos que aportan nuevas perspectivas sobre los fundamentos biológicos del hombre.
INDICE:  1. El legado de Darwin | 2. El legado de Darwin | 3. El legado de Darwin
El legado de Darwin

¿Quién le teme a los científicos?

Una imperdible colección de libros (Katz editores) que dan testimonio de lo que un científico es en nuestros días y que refuta de un modo contundente la nostálgica imagen que aún hoy muchos tienen de él.

Vivimos un momento donde la ciencia -particularmente la Biología- desembarca en casi todas las esferas de lo humano. Esta nueva situación es producto del desarrollo vertiginoso de una disciplina, pero también de la oportunidad cultural que la disgregación de otros discursos ofrece. El vacío de significados que hasta hoy ocupaban -de un modo a menudo hegemónico- otros saberes hace posible un espacio donde la palabra científica pueda ser escuchada. Pero no es esa la única causa, las disciplinas científicas ya no son lo que eran, aunque algunos de sus críticos más feroces insistan en creerlo. Casi todas las ramas de la ciencia han aprendido la lección y salen en busca de completar sus datos con otros conocimientos que les den sentido. Así, ya nadie se extraña de ver que investigadores del más alto nivel sean capaces de reflexionar sobre su propio trabajo desde perspectivas menos restringidas y adoptando elementos de los más diversos marcos teóricos.  

Resulta cada vez más frecuente observar la sorpresa que, a cierto tipo de intelectual , le causa encontrar científicos capaces de reflexionar sobre su propio trabajo con inteligencia y sensibilidad. Varias razones confluyen para que esto sea así:

1. Asistimos a una proliferación de libros escritos por científicos destinados a un lector no especializado y con un alto interés por leerlos, aunque en países como el nuestro este sea un fenómeno editorial aún incipiente. Desde Erik Kandel a Antonio Damasio, de Stephen Jay Gould a Richard Dawkins, la lista de libros exitosos es interminable. 

2. En algunos medios y en particular desde ciertas corrientes de pensamiento que ejercen el monopolio de la palabra en lo relativo a la cultura –en su dimensión más estrecha de la definición- también proliferan artículos que alertan acerca de la visión reduccionista que la ciencia tiene sobre ciertos temas. Uno de ellos ha sido el ADN como método apto para determinar la identidad, pero hay otros: neurociencias, genética, ciencias de la conducta, evolución, etc.

3. Ante cada publicación se producen comentarios escritos por esos representantes de la “cultura” que se sorprenden de que un científico se diferencie de sus pares y proponga visiones menos “biologicistas” que ellos.

4. Esto luce –ante sus miradas- como algo excepcional, infrecuente. Lo saludan con énfasis cuando coincide con sus ideas previas acerca de lo que la ciencia es y lo silencian, o lo descalifican, cuando las impugnan.

“Algunos relativistas culturalistas no son pragmatistas sino partidarios de la verdad como coherencia: una creencia, dicen, es verdadera sólo si resulta coherente con el resto de nuestras creencias”  Terry Eagleton

Es curioso, doblemente curioso. Que se sorprendan cuando se enteran que los científicos son menos rudimentarios de lo que ellos suponen y, a la vez, que lo únicos libros que demuestran ser capaces de reflexionar con profundidad sobre estos temas sean, justamente, escritos por científicos. Aunque bastaría pensarlo un poco para comprender que sólo quien conoce de qué habla puede hacerlo con propiedad. Incluso traspasando los límites de su propia disciplina para internarse en problemas comunes a los hombres por su mera condición de tales.

Cuando un científico percibe la perplejidad de su propio saber, cuando la trascendencia de su práctica diaria lo reclama como individuo, en general: pregunta, investiga, estudia y, luego, reflexiona con sencillez y con prudencia sobre ello.

Esta actitud, lejos de lo que se supone, no es extraña a un científico es, por el contrario, la regla. Así procede un espíritu forjado en el método de las ciencias. Con certezas de lo que hoy conoce, pero también de la provisionalidad de ese saber y, fundamentalmente, con una conciencia precisa de lo que ignora. Ningún científico se siente autorizado a hablar de lo que no sabe, la propia dinámica de su campo se centra en la aceptación de la opinión de otros y en la discusión abierta de sus propias hipótesis. Al respecto afirma el filósofo alemán Odo Marquard:

 “Todo conocimiento debe no sólo extender su propia sombra, sino -además- ofrecer la posibilidad de saltar sobre ella”. 

Sospecho que aquello a lo que algunos intelectuales temen es a la representación ingenua que ellos mismos tienen de la ciencia y los científicos. A la absurda imagen forjada en la oscuridad de sus propios prejuicios. En el ambiente cultural de países como los nuestros existe un extendido prejuicio anticientífico que sólo puede sostenerse en una ignorancia sólidamente organizada.

· Las ciencias han producido novedosas realidades emergentes que resisten el análisis tradicional.

· Nuestras categorías conceptuales vigentes resultan insuficientes para explicarlas.

· El modelo promedio de intelectual crítico académico ya no se opone a “lo establecido” -en el interior de su propio campo disciplinar- él es “lo establecido”.

· La representación de la ciencia como metodología reduccionista y desprovista de imaginación creadora no sólo es hoy ingenuamente falsa, resulta peligrosa y es responsable de un desperdicio imperdonable: algunas de nuestras mejores inteligencias quedan atrapadas en una retórica nostálgica y auto-justificadora.

· La sociedad no puede darse el lujo de prescindir de sus intelectuales más lúcidos. Se hace imperioso que quienes están específicamente capacitados para hacerlo ofrezcan al vértigo de la tecnociencia la necesaria impronta de su pensamiento reflexivo. Para ello deberán primero comprender la auténtica dimensión de los fenómenos que nos rodean y poner todo su talento al servicio de crear nuevas metáforas y categorías capaces de describir un mundo en continua transformación.

Una serie de libros publicados por Katz Editores -y que aquí comentamos- son un ejemplo incontrastable del nuevo tipo de científico que hoy ejerce su profesión en el mundo y que hace ya mucho tiempo ha abandonado su pretensión de situarse fuera de él.

Daniel Flichtentrei


El legado de Darwin 

John Dupré
Darwin''s Legacy: What Evolution Means Today
traducción de: Mirta Rosenberg
 

Negado por los así llamados "creacionistas", que insisten en desconocer la teoría de la evolución, o apropiado por la psicología evolutiva, que ve allí la única clave para comprender la conducta humana, el legado de Darwin aparece hoy desdibujado por el fundamentalismo religioso o por las mitologías científicas.

Pero, ¿qué nos dice la teoría de la evolución de los grandes temas: la existencia de Dios, nuestra visión de la naturaleza humana, nuestra relación con otras criaturas?

Este libro sostiene que la teoría formulada por Darwin tiene consecuencias trascendentales para nuestra visión de nosotros mismos y de nuestro lugar en el universo. Y explica, con un lenguaje sencillo y claro, el alcance y los límites de dicha teoría, sus implicaciones sobre el mundo religioso, las ideas de raza y género o el estatus de los animales, precisando, también, los marcos del debate entre biología y cultura, y la decisiva importancia de ésta para comprender la conducta humana. Todos aquellos interesados en entender qué puede y qué no puede explicar la teoría de la evolución encontrarán aquí una magnífica introducción al tema.

Comentario:

"La bella y sucinta explicación de la teoría evolutiva que hace Dupré es suficiente razón para comprar este libro."
Tom Boncza-Tomaszewski, "The Independent", Londres, 30 de octubre de 2005


John Dupré: Reino Unido, 1952

Nació en Inglaterra. Recibió su doctorado en filosofía por la Universidad de Cambridge. Fue investigador en el St. John´s College de Oxford y en la Universidad de Stanford, en la que dictó clases hasta 1996. De regreso a Inglaterra, fue profesor de filosofía en la Universidad de Londres. Actualmente es investigador en la Universidad de Exeter, donde también enseña filosofía de la ciencia. Desde 2002 es director de Egenis, Centro de Estudios de Genómica y Sociedad, dedicado al estudio del significado y las implicaciones sociales de la genómica contemporánea.  


Por qué es única la biología
Consideraciones sobre la autonomía de una disciplina científica
Ernst Mayr, Katz Editores

What Makes Biology Unique? Considerations on the Autonomy of a Scientific Discipline
traducción de: José María Lebrón

¿Por qué, a pesar de espectaculares desarrollos tales como la genética, el darwinismo y la biología molecular, durante mucho tiempo la biología siguió siendo tratada como una rama de las ciencias físicas y, por tanto, interpretada con el enfoque tradicional de la filosofía de la ciencia? ¿Por qué fueron ignorados los hechos que fundamentan la autonomía de la biología como una ciencia separada de las ciencias físicas?

Con la pretensión de sentar las bases para cubrir ese "vacío doloroso" producto del tratamiento inadecuado de los aspectos autónomos de la biología, Mayr trata en esta obra problemas fundamentales para quienes se ocupan de la historia y la filosofía de la biología, y para todos aquellos interesados en la filosofía de la ciencia. Con la claridad y la elegancia que lo caracterizan, demuestra que la biología es una ciencia autónoma y no una rama de la ciencia física; muestra cuánto ha influido Darwin sobre el pensamiento moderno, además de haber fundado la ciencia secular y la ciencia evolutiva; sostiene en forma convincente que la teoría de Kuhn acerca de las revoluciones científicas no se aplica a los cambios en las teorías biológicas y despliega un panorama altamente original de la evolución humana.

Comentarios:

"Mayr tiene una prosa clara, que no exige ningún conocimiento previo y consigue ir directamente al punto. Sus ensayos reflejan la bibliografía más reciente, pero su principal virtud es la profundidad histórica y conceptual. Mayr ha sido no sólo un motor fundamental en la teoría evolutiva, sino también un filósofo y erudito de la vieja escuela que cree necesario remontar las ideas hasta sus raíces."

David Sloan Wilson, Binghamton University, Binghamton, "New York American Scientist", vol. 93, 2, marzo-abril de 2005.

"Al cabo de veinticinco libros y de una vida de contribuciones a la biología evolutiva, Ernst Mayr nos promete, en esta obra, "una versión revisada, más madura, de mi pensamiento". Es un notable testimonio que un hombre, a los cien años de edad, continúe revisando los principios fundamentales de la ciencia."

Adrienne Burke (editora), "Science and the City" New York Academy of Sciences, octubre de 2004.


Ernst Mayr Kempten, Alemania, 1904 - Massachussetts, Estados Unidos, 2005

Fue uno de los más importantes científicos del siglo XX. Estudió medicina en la Universidad de Greifswald y se doctoró en la Universidad de Berlín. Durante dieciocho años y hasta 1953 trabajó como investigador en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York. Fue uno de los científicos que en 1937 apoyó la teoría evolutiva sintética moderna esbozada en el libro "Genética y el origen de las especies", de Theodosius Dobzhansky, obra crucial para la aceptación generalizada del concepto de evolución.
Mayr fue profesor emérito de la Universidad de Harvard y director del Museo de Zoología Comparada. Recibió numerosos premios, y por sus contribuciones como biólogo evolucionista, taxonomista y ornitólogo, y también como historiador y filósofo de la biología, ha sido llamado "el Darwin del siglo XX". Éste es su vigésimoquinto libro, escrito cuando ingresó en su segundo siglo de vida.

 Comentario:

Legado de un maestro
Ana María Vara, medio: La Nación - Argentina,  27/08/2006

 

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