Fibromialgia | 21 SEP 07

Tratamiento del dolor en pacientes con fibromialgia

El dolor crónico es una de las quejas más usuales a las que se enfrenta el médico.1 La fibromialgia (FM) es la etiología más común cuando se habla de dolor difuso y no específico; es una condición frecuente que involucra hasta 5% de las consultas del médico general y hasta 20% de la consulta de reumatología.
Autor/a: Angélica H. Peña Ayala, reumatóloga e investigadora del Departamento de Reumatología del Instituto N Vol.V / No.3 / Marzo-Abril / 2007
Introducción

Como parte de un plan integral para el manejo de la FM se utilizan fármacos. El objetivo del tratamiento es el alivio sintomático, no la cura de la enfermedad. Los pacientes deben ser plenamente informados sobre las distintas modalidades de terapia existentes con el fin de ajustar un plan terapéutico personalizado dentro de lo posible. Por otra parte, la fatiga y los trastornos de sueño que caracterizan al padecimiento hacen sensibles a las personas a los efectos de resaca de los agentes sedantes. No obstante, el éxito en el tratamiento farmacológico puede conseguirse comenzando con dosis muy bajas, para luego ir incrementándolas hasta lograr el efecto terapéutico deseado, o bien, hasta que aparezcan efectos secundarios inaceptables. El dolor de la FM posee componentes tanto sensitivos como afectivos, y la terapia exitosa debe abordar ambos aspectos.

• Analgésicos simples. El paracetamol es uno de los medicamentos más utilizados por las personas con FM, aunque su eficacia es moderada como monoterapia; los AINE son superiores para mejorar el dolor de estos pacientes. La satisfacción global (eficacia y efectos secundarios) con los AINE es de 63.7%, mientras que con el paracetamol es de 15.9%. Los individuos con sintomatología severa no responden a los analgésicos simples y requieren, por lo tanto, intervenciones más agresivas.
• Analgésicos de acción central. El tramadol, un agonista opioide débil, posee acciones serotoninérgicas y noradrenérgicas, con un resultado eficaz en personas con FM y
dolor de ligero a moderado. Inicialmente debe administrarse a dosis bajas, con incrementos graduales y lentos para evitar náuseas y mareos, que generalmente se asocian a dosis más altas. Un ensayo clínico reciente realizado por Bennet y sus colaboradores reporta mejoría del dolor en pacientes tratados mediante una combinación de 37.5 mg y 325 mg de paracetamol vs. placebo, aunque esta mejoría fue evaluada en un periodo corto de tiempo, por lo que requiere estudios con seguimiento a largo plazo.

La utilización de opioides en el manejo del dolor no neoplásico, incluyendo esta enfermedad, es controvertido; no obstante, pese a la falta de ensayos clínicos, estos agentes son de amplio uso y aparentemente generan pocas dificultades relacionadas con prácticas de abuso auténticas. Sin embargo, en caso de elegir opioides es importante evaluar la presencia de factores de riesgo de adicción, incluidos problemas previos con sustancias ilegales y agentes formadores de hábito como las benzodiacepinas, antecedentes de alcoholismo o historia familiar de adicción. En ausencia de tales elementos de riesgo y tras una consulta detallada con los pacientes acerca de los riesgos materiales y beneficios de los opioides, deberá ser decisión tanto del médico como del paciente recurrir a éstos para el tratamiento del dolor refractario.

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

CONTENIDOS RELACIONADOS
AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024