La técnica L tomó significativamente el tiempo quirúrgico más prolongado (p < 0.001 para ambas comparaciones) de piel a piel. La RTM requirió la incisión ligeramente más pequeña (p = 0.44) comparado con PHS y p = 0.25 comparado con L). Los cirujanos consideraron al PHS y L como significativamente más difíciles que la RTM (p < 0.001 para ambas comparaciones). La satisfacción global de los cirujanos fue significativamente mayor para la RTM (p < 0.001 para ambas comparaciones). Además, un puntaje significativamente más alto de satisfacción fue registrado para L en comparación con PHS (p = 0.02).
Los resultados en el párrafo precedente reflejan las técnicas actualmente realizadas, incluyendo las conversiones. El equipo quirúrgico convirtió de uno a otro método en 13 pacientes. Un paciente del grupo L recibió un PHS debido a una hernia crural concomitante. Un equipo quirúrgico consideró que el PHS no iba a ser apropiado para una pared inguinal posterior totalmente insuficiente y empleó la técnica L. Once veces la RTM fue preferida al tratamiento asignado randomizadamente, 5 en el grupo L y 6 en el PHS. Las razones mencionadas para esta desviación fueron que la técnica propuesta era demasiado difícil, que el defecto era demasiado pequeño y que el cirujano deseaba instruir al residente con la técnica de la RTM.
Treinta cirujanos participaron en el estudio: 22 en entrenamiento y 8 de planta. Si el cirujano que operaba
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