¿Cuáles son las claves de la longevidad? Un reciente estudio, publicado en Nature Medicine, y que abarcó a 161.981 participantes de 40 países, desentraña la compleja interacción entre el exposoma —la suma de exposiciones físicas y sociales a lo largo de la vida— y el proceso de envejecimiento. La investigación, liderada por el Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral (BrainLat), introdujo las Brechas de Edad Bioconductuales (BBAGs), una métrica que define la diferencia entre la edad estimada por factores protectores y de riesgo, y la edad cronológica real. |
Valores de BBAG positivos indican envejecimiento acelerado, mientras que los negativos sugieren un envejecimiento más lento o retrasado. Los hallazgos subrayan que el envejecimiento saludable y el acelerado están significativamente influenciados por exposomas físicos, sociales y sociopolíticos, con marcadas disparidades a nivel global.
Las BBAGs han demostrado ser un predictor crucial del futuro declive funcional y cognitivo. A diferencia de los "relojes biológicos" más costosos, esta métrica se enfoca en factores bioconductuales accesibles en estudios poblacionales a gran escala, lo que la hace idónea para entornos de bajos recursos. Esto facilita la identificación temprana de individuos en riesgo y la implementación de intervenciones específicas.
Los factores que inciden en el envejecimiento, ya sean protectores o de riesgo, son consistentes en diversas regiones. Entre los protectores clave se destacan la capacidad funcional, la educación y la cognición. Por otro lado, los principales factores de riesgo incluyen la deficiencia auditiva, las enfermedades cardíacas, la hipertensión, la deficiencia visual, la diabetes, el peso no saludable, el consumo de alcohol y los problemas de sueño. La persistencia de estos predictores a través de diferentes poblaciones subraya su relevancia en la investigación del envejecimiento.
Desigualdad económica y envejecimiento acelerado: una relación directa |
El estudio reveló notables diferencias regionales en el envejecimiento. Europa se posicionó como líder en envejecimiento saludable, mientras que Egipto y Sudáfrica mostraron la mayor aceleración. Asia y América Latina se ubicaron en un punto intermedio. Dentro de Europa, el envejecimiento acelerado fue más evidente en las regiones del este y el sur.
Además de las diferencias regionales, el estudio vinculó el envejecimiento acelerado con niveles de ingresos más bajos a nivel mundial. Los participantes de países de bajos ingresos (LICs) exhibieron BBAGs más grandes en comparación con los de países de altos ingresos (HICs), lo que resalta el impacto adverso de las desigualdades socioeconómicas en la salud. De hecho, el envejecimiento acelerado se asoció más fuertemente con peores resultados en salud (cognición, capacidad funcional y bienestar) en los países de bajos ingresos.
Los factores exposómicos adversos, que incluyen categorías físicas, sociales y sociopolíticas, estuvieron consistentemente asociados con el envejecimiento acelerado. Los determinantes físicos abarcan la calidad del aire; los sociales, la igualdad socioeconómica y de género, así como la migración; y los sociopolíticos, la representación política, la libertad de partidos, el sufragio, las elecciones y la democracia.
Profundizando en los exposomas sociales, la desigualdad socioeconómica estructural, la desigualdad de género y la migración son factores conocidos que impactan la salud cerebral y el envejecimiento. El estudio demuestra que la "incrustación biológica" de la desigualdad socioeconómica puede impulsar el envejecimiento acelerado, especialmente en América Latina y el Caribe (LACs) y países africanos como Egipto y Sudáfrica. Los efectos de los exposomas a nivel macro persisten incluso después de ajustar las diferencias socioeconómicas individuales, lo que sugiere una influencia estructural significativa más allá de las condiciones personales.
La inestabilidad sociopolítica también emergió como un factor clave en el envejecimiento acelerado, destacando el papel de la política, las instituciones y la gobernanza en los resultados de salud. La polarización política, las fallas de gobernanza y la inestabilidad institucional impactan la salud a través de la asignación de recursos, la cohesión social y la estabilidad de los sistemas de atención médica. La exposición crónica a gobiernos inestables puede inducir estrés prolongado, lo que conduce a una sobrecarga alostática y acelera el declive cardiovascular y cognitivo.
Implicancias y futuras intervenciones |
Al analizar las diferencias por sexo, la educación se reveló como un factor protector más potente en las mujeres, mientras que la deficiencia auditiva fue un factor de riesgo más significativo en los hombres. Si bien los factores exposómicos adversos se vincularon con el envejecimiento acelerado en ambos sexos, sus efectos fueron más marcados en las mujeres, posiblemente debido a las desventajas desproporcionadas que enfrentan en roles de cuidado, desigualdades económicas y acceso a la atención médica.
En las evaluaciones longitudinales, el envejecimiento acelerado (manifestado por BBAGs más grandes) en la primera ola del estudio predijo declines en factores de envejecimiento saludable en la segunda ola, con un efecto notable en la capacidad funcional y un efecto moderado en la cognición. Estas asociaciones fueron consistentemente validadas mediante análisis epidemiológicos, incluyendo odds ratios, riesgos atribuibles y riesgos relativos, que vinculan de manera robusta las BBAGs más grandes con un envejecimiento menos saludable en diversas regiones y niveles de ingresos.
Los hallazgos sugieren que el envejecimiento acelerado, influenciado por factores exposómicos, puede mitigarse mediante intervenciones específicas. Factores modificables como la cognición, la capacidad funcional, la educación, el bienestar, la actividad física, las deficiencias sensoriales y las condiciones cardiometabólicas pueden abordarse a través de cambios en el estilo de vida, intervenciones multicomponente y políticas de salud pública. Factores menos modificables, como el sexo, la calidad del aire y las condiciones sociopolíticas, requieren abordar las disparidades sistémicas a través de políticas y asignación de recursos.
En última instancia, el estudio enfatiza la importancia de integrar los factores protectores y de riesgo, junto con el exposoma, al estudiar las trayectorias del envejecimiento más allá de la edad cronológica. Los resultados destacan la necesidad de modelos de predicción de riesgo personalizados, intervenciones dirigidas y acciones políticas para reducir las disparidades en salud. Promover un envejecimiento saludable exige soluciones integradas a nivel ambiental, social y político.