La tos ferina o coqueluche es percibida, a menudo, como una enfermedad infantil, pero puede afectar a personas de cualquier edad. Los lactantes son quienes corren el mayor riesgo de sufrir consecuencias graves.
A pesar de los programas de vacunación, muchos países de América Latina han experimentado aumentos en los casos de tos ferina desde la década de 1990. En respuesta a estos desafíos, la Iniciativa Global contra la Tos Ferina (GPI, por sus siglas en inglés) ha centrado su atención en la región, convocando reuniones en 2008, 2017 y 2023.
La tos ferina es una enfermedad de notificación obligatoria en los 10 países representados en la última reunión (2023, Buenos Aires). La confirmación de caso sospechoso se realiza principalmente mediante reacción en cadena de la polimerasa (PCR), aunque también se puede usar cultivo y serología en algunos países.
Todavía falta una definición de caso estandarizada. Se debe mejorar la vigilancia con plataformas de notificación más fáciles, hay que fortalecer las redes de laboratorio e introducir una definición de caso que refleje la presentación clínica diversa por edad.
La incidencia de la tos ferina ha variado entre los países de la región. Se registraron brotes significativos en Argentina (2011-2012, 2016), Chile (2012), Colombia (2013) y Costa Rica (a partir de 2006). Uruguay sigue un ciclo endémico-epidémico con brotes cada 3-5 años.
Aunque los lactantes son el grupo de mayor riesgo, la tos ferina puede afectar a cualquier edad. En México, los datos de 2018-2019 mostraron que el mayor número de casos se reportó en niños de 10 a 14 años y adultos de 20 a 29 años, lo cual es singular en comparación con otros países, donde la mayoría de los casos ocurren en lactantes.
En 2023 y 2024, algunos países han reportado aumentos en los casos:
- Chile: la tasa aumentó a 21,6 casos por millón en 2023.
- México: aumento de >200 % en casos confirmados para la semana 40 de 2024 en comparación con todo 2023.
- Perú: un aumento de casi 5 veces en los casos reportados entre las semanas 1 y 22 de 2024 en comparación con el mismo período de 2023.
- Uruguay: se observó un repunte en 2023.
La pandemia de COVID-19 se asoció con una disminución sustancial en la tasa de incidencia de tos ferina en la mayoría de los países, como probable consecuencia de las medidas de distanciamiento social y uso de mascarillas. Sin embargo, datos de países como Argentina, Chile y Costa Rica indicaron un retorno gradual a los niveles prepandemia.
No existe un esquema de vacunación universal homogéneo. La vacunación sigue siendo la estrategia más efectiva para controlar la tos ferina. Todos los países inmunizan a los lactantes con una serie primaria de 3 dosis, seguida de al menos 2 refuerzos.
Las vacunas utilizadas incluyen formulaciones de células enteras (wP), que ofrecen mayor inmunidad, pero son más reactogénicas, y acelulares (aP), más seguras, pero con inmunidad más corta. La OMS ha sugerido que el cambio de wP a aP para la inmunización primaria podría haber contribuido al resurgimiento de la tos ferina.
- Vacunación en el embarazo (ViP)
Los gobiernos de casi todos los países (excepto Paraguay y Venezuela, aunque este último la hace obligatoria posparto y Paraguay tiene recomendación de sociedad médica) asesoran o exigen la vacunación en el embarazo. La ViP es efectiva para proteger a los lactantes menores de 2 meses, a través de la transferencia de anticuerpos maternos.
A pesar de las recomendaciones, las tasas de cobertura en este grupo objetivo siguen siendo subóptimas. En Argentina, la ViP se asoció con una reducción del 48 % en hospitalizaciones por tos ferina en lactantes en un hospital pediátrico. En Perú, un estudio estimó que los lactantes de madres vacunadas durante el tercer trimestre tuvieron un 81% menos riesgo de tos ferina.
- Vacunación de adultos
La vacunación universal con Tdap no se recomienda en ninguno de los 10 países. Sin embargo, algunos países tienen recomendaciones para grupos específicos: profesionales de la salud (Argentina, Brasil, Uruguay) y padres/cuidadores de recién nacidos (Uruguay).
Durante la pandemia de COVID-19 hubo una disminución en las tasas de cobertura de vacunación en la mayoría de los países, exacerbada por factores como el acceso limitado a la atención médica, la cancelación de citas y la escasez de vacunas. Venezuela ya presentaba tasas bajas antes y durante la pandemia.
Para la ViP, los principales desafíos son la baja concientización entre embarazadas, la percepción errónea de las vacunas y la falta de recomendaciones sólidas por parte de los proveedores. Las soluciones propuestas incluyen campañas de salud pública, educación a los profesionales (obstetras, ginecólogos, parteras), pautas claras y accesibles, y mejora del acceso a las vacunas.
Para la vacunación universal de adultos, los factores que obstaculizan esta estrategia incluyen la percepción errónea de que las vacunas infantiles brindan protección de por vida, la creencia de que la tos ferina es solo una enfermedad infantil, la falta de conocimiento sobre la capacidad de los adultos para transmitir Bordetella pertussis a los lactantes y el costo.
Los adultos pueden servir como portadores asintomáticos de B. pertussis y transmitir la enfermedad a lactantes vulnerables. Se necesitan estudios económicos para evaluar la rentabilidad de la vacunación universal de adultos.
La tos ferina sigue siendo un desafío considerable de salud pública en América Latina. Para reducir la carga de la enfermedad, son fundamentales los esfuerzos para aumentar la cobertura de vacunación y fortalecer la vigilancia.
Comentario de la autora experta: María L. Ávila-Agüero (Pediatra infectóloga, Jefa del Servicio de Infectología del Hospital Nacional de Niños de San José, Costa Rica) |
Las causas de los aumentos en los casos son múltiples. En primer lugar, hay una caída de las coberturas en algunos países. En segundo lugar, se deben considerar los niños dosis-cero, que son bastantes. Este año hemos publicado un artículo titulado Zero-dose children in Latin America: analysis of the problem and possible solutions. Allí explicamos que los niños dosis-cero se definen como aquellos a los que nunca han llegado los servicios de inmunización de rutina. En América Latina, casi 2,7 millones de lactantes menores de 1 año tienen esquemas de vacunación incompletos. Estos niños suelen residir en entornos frágiles y de alto riesgo. Las oportunidades perdidas de vacunación y el efecto negativo de los movimientos anticiencia y antivacunas de la región son otros factores que contribuyen a este contexto. La comunicación es un elemento clave para mejorar la cobertura de vacunación, al igual que la calidad y el uso de los datos. Las campañas que transmitan mensajes específicos y eficaces a las comunidades y las familias, proporcionen educación sobre la vacunación, eviten las oportunidades de vacunación perdidas y coordinen los esfuerzos entre diferentes sectores y comunidades, entre otras estrategias, podrían mejorar la situación actual. |