La radiación electromagnética se clasifica de acuerdo con la longitud de onda. La luz visible contiene radiación con una longitud de onda entre 400 nm y 700 nm. La luz ultravioleta tiene la longitud menor (215 a 400 nm) y la infrarroja la mayor (entre 750 y 400 nm). Las propiedades del medio ocular limitan la trasmisión de cierta longitud de ondas electromagnéticas. La córnea absorbe la radiación por debajo de 300 nm, pero permite la trasmisión entre 300 nm y 400 nm, para ser absorbida por el iris o por el cristalino. Al envejecer el cristalino se reduce la trasmisión de luz visible de onda corta (luz violeta y azul con longitudes ente 400 y 500 nm). Los distintos tipos de cataratas pueden afectar la trasmisión de luz violeta y azul en diverso grado y la catarata esclerótica nuclear es la que produce mayor efecto. La luz violeta y azul que llega a la retina es en parte absorbida por carotenoides como la luteína y zeaxantina, que se encuentran en su mayor concentración en la fovea.
Al reemplazar el cristalino por LIO ingresa una mayor cantidad de luz azul y violeta al ojo, las LIO que bloquean luz ultravioleta provocan una alteración en la percepción del color conocida como cianopsia. Las LIO que filtran luz violeta se han estado utilizando hace varios años. El desarrollo de estas lentes tiene dos finalidades: en primer lugar reducir la cianopsia y en segundo proteger la retina del daño inducido por la luz.
Los posibles beneficios de estas lentes intraoculares son: protección contra daño retiniano causado por la luz azul, con cierto rol en cuanto al desarrollo o exacerbación de la DMAE, mejora de la sensibilidad de contraste y reducción de resplandor en condiciones fotopilas y mesópicas. Los posibles efectos colaterales de estas LIO, incluyen, efectos nocivos sobre la visión de colores y la sensibilidad escotopica como así también interferencia en el ciclo de sueño y ritmos circadianos.
El daño provocado por la luz como factor de desarrollo de DMAE se sugirió por primera vez en 1980. Desde entonces, se han realizado varias investigaciones para determinar los posibles mecanismos. Uno de estos mecanismos serían los procesos oxidativos. La susceptibilidad al daño oxidativo aumenta con el porcentaje elevado de ácidos grasos poliinsaturados en los segmentos exteriores de fotorreceptores y al daño lumínico causado por la exposición normal diaria a la luz visible.
También se ha propuesto que el daño inducido por la luz se produce en presencia de una molécula intermedia que, al absorber el fotón incidente de luz, inicia una reacción en cadena que lleva al daño celular.
Algunos estudios han considerado la posibilidad de que la lipofuscina tenga un rol como potencial molécula fotosensibilizadora. La lupofuscina también está relaciona al daño foto-oxidativo. La fototoxicidad de la lipofuscina se cree que aumenta con la edad como resultado de su mayor concentración.
Cuanto más corta la longitud de onda contiene mayor energía. La longitud de onda corta es la que produce fototoxicidad retiniana. Algunos estudios han demostrado que la exposición a luz de onda corta está asociada con un aumento del daño celular y la disfunción de la barrera hemato-retiniana.
Aunque los estudios en animales muestran una relación entre el daño retiniano en reacción a la luz de onda corta, existen pocas pruebas epidemiológicas convincentes en humanos. Los mecanismos de la patogénesis de DMAE son complejos y comprenden muchos factores de diversa importancia que contribuyen al su desarrollo en individuos susceptibles.
Muchos de los experimentos realizados en este campo se hicieron durante la etapa de sueño de roedores que tienen actividad nocturna y se extrapolaron los resultados a humanos con actividad diurna. Lo que se interpreta como un efecto fototóxico de la luz puede, al menos en parte, ser resultado de respuestas fisiológicas distintas en distintos momentos del día. Esto debe tenerse en cuenta al interpretar la información obtenida en dichos experimentos.
Es razonable intentar reducir la exposición a luz de longitud de onda corta utilizando LIO con filtro de luz azul, especialmente en casos en los que el daño puede verse acelerado por otra patología, como DMAE incipiente, y en ojos de edad avanzada en los que hay mayor cantidad de lipofuscina.
Sin embargo es importante considerar las posibles desventajas del uso de estas LIO, aunque hasta el momento no existen evidencias clínicas sobre esto. Una cuestión importante es la alteración de los ritmos circadianos, especialmente en personas con poca exposición a la luz, lo que puede tener consecuencias en el carácter y en la calidad de vida de las personas.
El desarrollo de una LIO que específicamente reduzca la transmisión de luz visible de onda muy corta (luz violeta) proporcionaría protección a la retina, pero permitiría la trasmisión de ondas cortas importante en la regulación circadiana y del sueño. No se sabe aún si una LIO con estas características proporcionaría suficiente protección y si existirían efectos colaterales no deseados como la alteración de la visión de colores. Se puede obtener una protección de este tipo implantando LIO bloqueantes de rayos UV y aconsejando el uso de lentes oscuras al aire libre.
Debido a las distintas condiciones climáticas en diversas partes del mundo, es posible que un mismo tipo de LIO no sea el apropiado para todas las personas a ser intervenidas por cataratas. Al determinar la LIO ideal para cada individuo, es importante tener en cuenta los posibles beneficios de reducir la fototoxicidad frente a los efectos colaterales en la visión escotópica y en el ritmo circadiano. Este equilibrio dependerá de la edad, ubicación geográfica, clima, estilo de vida del paciente, como así también de otras medidas que puedan tomarse contra la exposición a la luz solar y la presencia de otra enfermedad ocular coexistente.
Debido al aumento de la población de edad avanzada en el mundo, la cirugía de catarata y la DMAE serán cada vez más comunes. Deberán realizarse estudios epidemiológicos a largo plazo para determinar si las LIO que filtran la luz azul son efectivas para prevenir el desarrollo y la progresión de la DMAE. Dichas investigaciones deberán incluir un gran número de participantes y tener en cuenta una cantidad de variables relacionadas con la exposición a la luz y a otros factores de riesgo de DMAE. Estos estudios también podrán evaluar más profundamente los efectos de las LIO que filtran la luz azul sobre la sensibilidad escotópica y los ritmos circadianos en los pacientes con cataratas.
Conclusiones
A pesar de que no existen pruebas científicas concretas con respecto a la fotoprotección, solo investigaciones in vitro y en animales, el uso de LIO que filtran la luz azul debe ser considerado teniendo en cuenta los beneficios y potenciales efectos adversos para cada paciente. Deberán realizarse investigaciones epidemiológicas a largo plazo para obtener mayor información sobre el tema.
♦ Síntesis y traducción: Dr. Martín Mocorrea. Especialista en Oftalmología
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