Jiaime levenson, cardiólogo

“La ateroesclerosis se puede detectar aun sin síntomas”

Experto en bioingeniería, vive en Francia

De la unión de la medicina y la ingeniería nace la bioingeniería, disciplina que permite desarrollar técnicas de alta complejidad para bucear en el interior del organismo. PERFIL entrevistó al argentino Jaime Levenson, que la utiliza para estudiar el estado de las arterias y, así, prevenir la enfermedad cardiovascular incluso antes de que haya síntomas.
Por Laura garcia oviedo
   

Desde hace casi 30 años vive en Francia pero aún visita con frecuencia el país donde nació. El médico santafesino Jaime Levenson es director emérito del Instituto de Investigaciones Médicas del Hospital parisino de Broussais. En su reciente visita a Buenos Aires, donde dio una conferencia durante la presentación de la maestría en Mecánica Vascular e Hipertensión Arterial de la Universidad Austral, habló con PERFIL sobre el aporte de la bioingeniería en el diagnóstico de pacientes con riesgo cardiovascular.

Es que, al igual que las cañerías de una casa, las placas de colesterol pueden ir atrofiando las arterias de manera progresiva y silenciosa hasta producir un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular. Pero desde la medicina, con la ayuda de la tecnología, buscan detectar el problema de manera precoz.

—¿Podría explicar sintéticamente qué es la bioingeniería?

—Es la disciplina que aplica métodos tecnológicos y de ingeniería a los problemas presentados por la medicina y la biología. Los bioingenieros pueden desarrollar técnicas de alta complejidad que permiten a los médicos llegar al lugar que buscan en el interior del organismo. En el campo de las enfermedades cardiovasculares, es un trabajo en conjunto entre diferentes áreas con un fin común: tratar de llevar a la mayoría de la gente un sistema que permita prevenir la enfermedad. Tratamos de comprender el sistema cardiovascular, que es un fenómeno hidráulico muy complejo. Y de encontrar métodos para hacer diagnósticos.

—¿Qué herramientas ya existen?

—Se utilizan sistemas de mecanografía arterial, de ultrasonido con ecografías de alta resolución, de caracterización de placas de ateroesclerosis en arterias periféricas. Y, también, instrumentos mucho más complejos como el scanner ultrarrápido, que permite en forma no invasiva hacer el diagnóstico de ateroesclerosis coronaria en individuos sin síntomas, dolor, o ningún tipo de percepción de enfermedad.

—¿Cuál es el objetivo?

—Buscamos que el análisis sea independiente del operador. Porque si dependiera de él, cada uno tendría una imagen subjetiva y el resultado no sería repetible. Esto se logra con sistemas de análisis de algoritmos y software. Es algo que hemos ido desarrollando en Francia, con becarios que recibí de la Argentina de la Fundación Favaloro, la UBA y la UTN. Así, tenemos la capacidad de diagnosticar muy precozmente al individuo con ateroesclerosis y evaluar si necesita un tratamiento.

—¿Cuáles son los principales obstáculos del diagnóstico precoz?

—Y... los obstáculos en general son económicos. Es difícil que los sistemas puedan ser diseminados para poder hacer estudios masivos de la población. Pero es la primera causa de mortalidad en este momento en el mundo. Dos tercios de la mortalidad global por enfermedades cardiovasculares se producen en los países pobres. Y en muchos países, sobre todo en los países desarrollados, la enfermedad cardiovascular es mucho más importante que el cáncer.

—¿Más importante que el cáncer?

—Sí, y lo cierto es que se hacen programas de detección, por ejemplo para el cáncer de mama, con muy buenos resultados, y no se hacen programas de detección de la ateroesclerosis subclínica, siendo que esta última tiene 10 veces más posibilidad de complicaciones. Se podrían obtener resultados similares si se aplicaran técnicas de exploración de la ateroesclerosis silenciosa.

Efectos desastrosos

“Cuando aparecen las complicaciones cardiovasculares, son un desastre. Sobre todo, cuando ocurre el accidente cerebrovascular, porque el paciente queda discapacitado”, destacó Jaime Levenson a PERFIL. Y agregó: “Es un individuo que sale de la sociedad, que no trabaja, que deja a su familia en situación anormal y que necesita una atención que es muy costosa. Lo mismo ocurre con la persona que tiene un infarto de miocardio”, agregó el especialista. Levenson concluyó: “Como la población envejece, las posibilidades de tener enfermedades cardiovasculares son cada vez mayores”. Por eso insiste en la importancia de contar con armas efectivas para la detección precoz.