Salud y educación

A menor educación, hay mayor riesgo cardíaco

Impresionantes estadísticas de los vínculos entre educación y riesgo para la salud.

La educación es un tema clave en su relación con el cerebro y el corazón. Carlos Regazzoni, a cargo del Programa de Prevención del Deterioro Cognitivo de INECO, habla de un estudio en el que dos investigadores estadounidenses (Hauser y Kitawa) observaron que el nivel educativo era un determinante independiente del riesgo de morir de las personas. Por año morían más personas con nivel educativo bajo que personas con estudios secundarios o terciarios. El riesgo de morir de personas sin escolarización o con primaria era casi tres veces mayor al de personas con estudios. Y era independiente del salario:

· Una persona pobre pero escolarizada moría menos rápido que sus pares menos escolarizados.

· Una persona de alto poder adquisitivo pero con pocos años de estudio tenía más riesgo de morir que otros de la misma clase social pero más escolarizados.

· La influencia de la educación sobre el riesgo de morir era más fuerte que la del salario.

Conclusión: el grado de escolarización alcanzado en la infancia y juventud determina parte del riesgo de morir de la persona entre los 25 y los 65 años. Es decir: las personas con menor nivel educativo tienen más riesgo de morir; las personas con primario incompleto duplican la incidencia de infarto y tienen 2,5 veces más riesgo de morir por un infarto; las personas que no terminan la secundaria triplican el riesgo de tener hipertensión, diabetes, hipercolesterolemia, enfermedad coronaria, y ataque cerebral; los tumores son más frecuentes y letales en personas con pobre escolaridad que en quienes terminaron el secundario; el título terciario agrega diez años de esperanza de vida; si la madre hizo la secundaria baja a la mitad la mortalidad infantil y materna.

Regazzoni cuenta que en Argentina hicieron tres estudios que mostramos lo siguiente:

· Las provincias con menor proporción de su población con secundario incompleto, tienen más mortalidad infantil independientemente del PBI per cápita.

· Los efectos de la educación se mantienen hasta en pacientes de más de 80 años. Las personas que recibieron más años de educación llegan a la ancianidad con mejor capacidad funcional, más autoválidos y con menor grado de deterioro cognitivo

· En pacientes con ataque cerebral, aquellos que fueron menos a la escuela tienen más riesgo de morir que los que alcanzaron a estudiar en la universidad.

"Los efectos de la educación en la salud son un enigma. La mayoría de las muertes es por causas cardíacas y la educación modifica profundamente al cerebro durante la niñez —dice Regazzoni—. La autoestima, la depresión y el estrés son algunos elementos que podrían explicar los efectos benéficos que tienen en la salud las modificaciones cerebrales operadas con educación".