ÁNGELES LÓPEZ
MADRID.- El número de infartos cerebrales asintomáticos, aneurismas y tumores benignos entre la población general es más alto de lo que se pensaba. Tras realizar resonancias magnéticas del cerebro a 2.000 personas de edad media, un estudio muestra que estas anomalías fortuitas son habituales y que aumentan con el paso de la edad.
En los últimos años los avances en las técnicas de imagen han permitido mejorar la calidad de los resultados y diagnosticar pequeñas anomalías cerebrales que antes no podían detectarse. Algunos estudios previos han mostrado la incidencia de estas lesiones en voluntarios sanos que se habían sometido a una resonancia magnética (una de estas pruebas) por diversos motivos. Sin embargo, no se ha realizado ningún estudio prospectivo que evalúe este tema.
Por este motivo, tiene relevancia el trabajo de investigadores del Centro Médico Erasmus de Rotterdam, Holanda, iniciado en 1990 con personas que formaban parte de otro estudio cuyo objetivo era investigar las causas y consecuencias de los cambios cerebrales relacionados con la edad. Todos los participantes, 2.000 voluntarios sanos de 45 o más años, fueron evaluados cada dos o tres años por un médico y pasaron un examen de resonancia magnética.
Al concluir el estudio, se detectaron infartos cerebrales asintomáticos en el 7,2% de las personas (142). Además, en el 1,8% de los voluntarios se observó la presencia de aneurismas (dilataciones de vasos sanguíneos), de los que todos menos dos estaban situados en la circulación anterior y todos menos tres eran menores de siete milímetros de diámetro.
Otro hallazgo del estudio, que ha publicado la revista 'The New England Journal of Medicine', fue la incidencia de tumores benignos en el 1,6% de los participantes. En su mayoría se trataban de meningiomas (tumores que aparecen en las meninges que recubren el cerebro) y su tamaño oscilaba de cinco a 60 milímetros de diámetro.
A más edad, más lesiones
Casi ninguna de estas personas presentaba síntomas o signos que hicieran sospechar la presencia de estas anomalías cerebrales antes de realizarse las pruebas de imagen. Tan sólo dos de los participantes, a los que se les detectó sendos tumores benignos, habían sufrido una pérdida de audición.
El trabajo también mostró que la incidencia de infartos cerebrales y de meningiomas aumentaba con la edad, al igual que el volumen de estas lesiones y el área del cerebro afectada. El número de aneurismas, en cambio, no incrementó con el paso del tiempo.
Los autores explican que aunque la incidencia de estas lesiones es mayor de la registrada en otros estudios, concuerda con revisiones de autopsias y estudios angiográficos previos en los que se concluyó que los aneurismas podían encontrarse en el 2% de los adultos sin factores de riesgo.
Estos especialistas también sugieren que los resultados deberían conllevar una revisión de las guías médicas sobre el manejo de personas con pequeños meningiomas, ya que en la actualidad se aconseja volver a realizar una resonancia magnética cada dos o tres años, algo que sería inviable si se tiene que hacer al porcentaje de afectados detectado en este estudio.
En cuanto a los aneurismas, la cirugía o el tratamiento de los factores de riesgo pueden no estar indicados en la población general, ya que diferentes trabajos muestran que la probabilidad de rotura de estas lesiones cuando son tan pequeñas es muy baja o nula. Tampoco se ha probado el beneficio de un seguimiento a largo plazo.
"Aunque se ha demostrado que tales cambios [pequeños infartos vasculares] se asocian con un aumento de los riesgos de ictus y deterioro cognitivo, las terapias preventivas para pacientes con estos resultados de resonancia magnética no han sido evaluadas en ensayos clínicos", explican los autores que recomiendan la realización de protocolos y el empleo de estas pruebas en la práctica clínica.
"Este estudio ofrece información sobre la incidencia de alteraciones cerebrales asintomáticas. Esta información es importante en vista de las cuestiones éticas y prácticas implicadas en el manejo de estos resultados fortuitos", señalan estos investigadores. No obstante, "se necesitan más datos sobre la evolución natural y el pronóstico de estas lesiones para el manejo clínico [de estas personas]", concluyen.
Cuándo se debe hacer un escáner
ÁNGELES LÓPEZ
MADRID.- A los servicios de urgencias llegan muchas personas con convulsiones. Para conocer qué provoca este síntoma, los médicos recurren a diferentes pruebas como el escáner. Sin embargo, su precio hace que no se utilice siempre, lo que puede generar que muchos pacientes no estén bien diagnosticados o no reciban un tratamiento adecuado. Por este motivo, la Academia Americana de Neurología ha publicado unas guías que recomiendan cuándo se debe usar esta técnica.
Un grupo de expertos de la Academia Americana de Neurología de Estados Unidos ha analizado los resultados de 15 estudios en los que se ha evaluado la eficacia del escáner, o tomografía axial computerizada, en pacientes que acuden a las urgencias médicas por convulsiones. El objetivo de esta revisión, cuyos resultados ha publicado 'Neurology', era conocer en qué casos es útil y rentable emplear esta prueba que conlleva un alto coste.
Según esta revisión, un escáner es útil en los adultos que acuden a las urgencias por primera vez con una convulsión, ya que según la evidencia acumulada en estos casos la realización de esta prueba suele conllevar un cambio en el manejo del paciente entre el 9% y el 17%. Lo mismo ocurre en los niños que debutan con este tipo de crisis. En muchos casos esta herramienta detectó hemorragias, tumores u otros trastornos que conllevó cuidados específicos.
En cambio, la guía no recomienda hacer un escáner en aquellas personas que presentan convulsiones de forma crónica ya que optar por esta prueba no hizo cambiar el diagnóstico o las medidas terapéuticas.
Los grupos en los que parece más útil el empleo de esta prueba son en los pacientes con una predisposición familiar a las convulsiones, los que presentan un examen neurológico anormal y los que tienen sida.
"Las personas con sida que sufren una primera convulsión suelen tener una tasa elevada de anomalías", explica el estudio. El escáner en estos pacientes suele detectar entre otros problemas masas cerebrales, atrofia o toxoplasmosis, una infección causada por un parásito.
Los niños menores de seis meses que acuden a urgencias por una convulsión también salen beneficiados con esta prueba. "Estos pequeños pueden tener anomalías cerebrales en sus escáneres en el 50% de las ocasiones", explica Cynthia L. Harden, doctora del Weill Cornell Medical College en Nueva York y miembro de la Academia Americana de Neurología.
Finalmente, estos especialistas explican que en el futuro se debería valorar el empleo de la resonancia magnética en el departamento de urgencias para evaluar a las personas con convulsiones porque no hay suficientes datos disponibles para ofrecer recomendaciones sobre su uso.