Las personas gravemente obesas que se someten a cirugía están en mayor riesgo de problemas cardiacos, infecciones en la herida y estancias hospitalarias prolongadas, entre otras complicaciones, de acuerdo con un Consejo Científico de la American Heart Association.
Aún así muchos cardiólogos, cirujanos, anestesistas y otros proveedores de atención de la salud subestiman la gravedad de los riesgos, sobre todos los cardiacos, advierte la asociación.
Entre el tres y el cuatro por ciento de los estadounidenses tienen un grave problema de obesidad, es decir un índice de masa corporal a partir de 40, de acuerdo con la información del comunicado de prensa de la asociación.
Las personas gravemente obesas son más propensas a tener afecciones subyacentes que elevan la probabilidad de complicaciones quirúrgicas. Entre estas afecciones se encuentran insuficiencia cardiaca, estrechamiento de las arterias (arteriosclerosis), presión arterial alta, trastornos del ritmo cardiaco, historial de coágulos, baja forma cardiorrespiratoria, hipertensión pulmonar y apnea del sueño, agregó la asociación.
Antes de practicar una cirugía en un paciente gravemente obeso, los proveedores de atención de la salud necesitan realizar un examen exhaustivo, tomar en cuenta la edad, el sexo, el nivel de forma física, la presencia de trastornos de los electrolitos y de insuficiencia cardiaca, que son variables predictivas independientes del resultado médico durante y después de la cirugía, señala el consejo.
Los exámenes prequirúrgicos que tal vez sean necesarios incluyen electrocardiogramas, radiografía del tórax y otras evaluaciones no invasivas, como la prueba de ejercicio.
Incluso si se realizan pruebas adicionales, la obesidad hace que sea difícil discernir qué síntomas son causados por una enfermedad subyacente y cuáles por la obesidad en sí, explicó el Dr. Paul Poirier, autor principal del consejo y director del programa de rehabilitación y prevención cardiaca del Hospital Laval de Quebec, Canadá.
"Un paciente gravemente obeso puede ser técnicamente difícil de evaluar antes de la cirugía", dijo Poirier en el comunicado de prensa. "Por ejemplo, las personas gravemente obesas podrían sentir opresión en el pecho, que puede ser un síntoma de la obesidad o de un problema cardiaco subyacente. Los médicos necesitan evaluar con cuidado a los pacientes gravemente obesos antes de la cirugía".
El consejo, que se publicó el 15 de junio, también recomienda que las personas gravemente obesas introduzcan cambios en su estilo de vida para mejorar su salud antes de someterse a cualquier tipo de cirugía.
"En vista de que la recuperación puede ser un problema para estos pacientes, recomendamos que tomen medidas para que se mantengan lo más saludables posibles antes de la cirugía", enfatizó Poirier. "Por ejemplo, los diabéticos deben tener su azúcar en sangre bajo control".
El consejo propuso una herramienta de puntuación para determinar el riesgo de someterse a cirugía para perder peso y aboga por otros instrumentos de evaluación del riesgo para otras cirugías.
A pesar de los desafíos, la gente gravemente obesa no enfrenta un mayor riesgo de muerte durante la cirugía, una idea falsa entre muchos profesionales de atención de la salud, de acuerdo con el consejo.
"Algunos cirujanos tienen la impresión de que los pacientes gravemente obesos son más propensos a morir en la cirugía que las personas que no tienen este problema de peso, y por ende deciden no operarlos", apuntó Poirier. "Esto no es así. Los pacientes gravemente obesos están en mayor riesgo de embolia pulmonar, infección en la herida y otras afecciones. Pero no son más propensos a morir que sus homólogos de menor peso como consecuencia de la cirugía".
(FUENTE: American Heart Association, news release, June 15, 2009.)