Fabiola Czubaj
Dejar de trabajar después de tres o cuatro décadas no siempre abre camino a la etapa de la vida que se soñó antes de jubilarse.
Se estima que los que mejor sobrellevan ese cambio demoran seis meses en adaptarse al tiempo libre y sin obligaciones laborales, y sólo un 10% logra atravesar, sin mayores conflictos, las fases "psicológicas" que ayudan a acomodarse y a disfrutar del nuevo rol.
La mezcla de fantasías e ilusiones que provoca la idea de jubilarse deriva, generalmente, en ansiedad y temor a medida que se acerca la fecha, y una vez que ocurre suelen sobrevenir el desencanto y la incertidumbre.
Sin embargo, no todo es malo. Sólo hay que saber prepararse. Y los cambios, al parecer, deben comenzar dos años antes del momento tan deseado y tan temido.
"El retiro laboral es una ruptura. Cambia en varios aspectos de la vida lo que es la estructura, el proyecto que uno tenía «armado» hasta entonces -resumió el doctor Claudio García Pintos, profesor titular de la cátedra de Gerontología y Familia de la carrera de psicopedagogía de la UCA-. Una persona que establece una organización de su vida en torno de su rol de trabajador, evidentemente, al jubilarse, ve que muchos aspectos de su vida se van a desorganizar. El trabajo, visto como virtud, ya no lo tiene y pasa a asumir una vida pasiva, en la que la comunidad le otorga una especie de «rol sin rol». Hasta ayer, era activo; a partir de hoy, no tiene que hacer nada más."
En nuestro país, la Anses registra alrededor de 5,8 millones de jubilados, sin contar los que dependen de los sistemas provinciales y profesionales.
Y aunque la institución no pudo precisar a LA NACION qué cantidad de personas se jubilan cada año, la responsable del área de Promoción y Desarrollo indicó que la expectativa de vida promedio de los argentinos después del retiro laboral está en entre los 20 y 30 años.
"Las mujeres se están jubilando a los 60 y los hombres, a los 65; la expectativa media hoy es de por lo menos 78 u 80 años. Por lo tanto, con la jubilación comienza la etapa más larga de la vida (en la que tienen que adaptarse a un nuevo rol) y es importante que el envejecimiento sea activo en lo social y lo familiar, aunque también con un espacio que permita revalorizar los talentos individuales", indicó la licenciada Gabriela Groba, gerente del área de Promoción y Desarrollo de la Anses.
Desde 1975 existe un modelo para estudiar cómo las personas se adaptan a la jubilación, según sus niveles de satisfacción con la nueva etapa vital y el tiempo que dura el proceso individual de adaptación. Ese modelo, que consta de cinco fases, fue desarrollado por el doctor Robert Atchley, director del Departamento de Gerontología de la Universidad de Naropa, en Estados Unidos, y aparecen en todos los manuales de gerontología.
Un estudio realizado por un equipo de investigadores españoles utilizó el modelo de Atchley para conocer mejor cómo el retiro laboral modifica los niveles de satisfacción vital y el bienestar de los nuevos jubilados.
Para eso, el equipo de la doctora María Aymerich Andreu incluyó jubilados de entre 58 y 73 años, registrados en los cinco centros cívicos de Gerona que promueven el bienestar a partir de la tercera edad.
Fases de transición
Las fases por la que se pasa son la prejubilación (que incluye las "fantasías anticipatorias", según los autores, de cómo será la vida de jubilado); la jubilación; el desencanto (se comprueba que no todo es como se esperaba); la reorientación (se toma conciencia de la realidad y se abandonan las fantasías), y la estabilidad (se establecen las nuevas rutinas).
Según los resultados, que publica la revista Anales de Psicología , apenas el 10% de los jubilados transita todas esas etapas.
El resto pasa de las fantasías de la prejubilación a una euforia transitoria después de la jubilación, acompañada por un período de descanso o de aumento de las actividades de ocio, para pasar a la etapa de desencanto o, directamente, a la de reorientación para lograr la estabilidad.
Además, el equipo del Instituto de Investigación sobre Calidad de Vida de la Universidad de Gerona, pudo cuantificar cuánto demora la adaptación a la vida de jubilado. Y observó que el 50% se adapta en 6 meses, mientras que el 20% lo hace al año y el 30% necesita por lo menos un año y medio.
Según un ejercicio de representación gráfica, con una escala del 0 al 10, de la percepción personal de la satisfacción desde los dos años previos a la jubilación hasta 18 meses después, alrededor del 66% siente un aumento de la satisfacción con el retiro laboral luego de adaptarse al nuevo rol.
Y, ¿cómo hay que prepararse para ese momento? "Con ayuda para comprender que uno no se jubila de la vida -dijo García Pintos-; para descubrir proyectos y con más espacios para la reinserción social, cultural y profesional una vez jubilado."
UNA SEGUNDA VIDA STAN HINDEN
Autor del libro Cómo jubilarse feliz
* Profesión : periodista
* Origen : Estados Unidos
* Tras dejar The Washington Post, escribió el libro que, según asegura, le hubiese gustado leer antes de jubilarse. Allí hace recomendaciones.
* Tener buena salud es esencial para ser feliz después de jubilarse. Años antes del retiro, hay que esforzarse para mejorar la calidad de vida, con ejercicio y alimentación equilibrada.
* Organizar la economía personal antes de jubilarse y ahorrar es clave para los próximos veinte años. Una buena idea es elaborar un borrador del presupuesto que se necesitará para compararlo con lo que recibiría.
* Analizar qué actividad sería la más indicada después de jubilarse. Lo mejor es elegir la más placentera y en la que se pueda estar en contacto con otros. "En esta etapa es muy importante tener amigos."
* Pensar en la jubilación como el inicio de una "segunda vida" con tantos desafíos y oportunidades como la etapa laboral.