XVIII Conferencia Internacional (AIDS 2010) Viena

Por los derechos de los seropositivos, aquí y ahora

Es tiempo de que todas las personas con el VIH tengan los mismos derechos.

Indice
1. SIDA + TBC
2. SIDA + TBC
3. Más noticias

El riesgo de muerte se multiplica por 50

La amenaza de la doble epidemia: SIDA + TBC
Un tercio de los seropositivos tiene también tuberculosis.

| Afp /Isabel F. Lantigua (enviada especial) | Viena

La tuberculosis es una enfermedad bacteriana infecciosa que se propaga por el aire de persona a persona. El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se transmite por la sangre o el sexo y debilita el sistema inmune. Cuando ambas se juntan en un mismo cuerpo, la combinación puede ser letal. Un tercio de la población mundial es portadora de la tuberculosis, pero sólo una de cada 10 personas desarrollará alguna vez su forma activa. Sin embargo, "las personas infectadas simultáneamente con tuberculosis y VIH tienen hasta 50 veces más riesgo sufrir la enfermedad causada por la bacteria", ha recordado Pierre Marie Girard, profesor de enfermedades infecciosas y medicina tropical en el hospital Sant-Antoine y la Universidad Marie Curie de París (Francia).

Se estima que un tercio de los 33,2 millones de personas que viven con VIH en el mundo tienen también tuberculosis. Mientras en África, esta patología es la principal causa de muerte entre las personas seropositivas, en Europa del Este se trata del principal indicador de que la persona padece sida. Cerca del 98% de las personas con VIH mueren a los pocos meses de contraer la bacteria de la tuberculosis, sin haber recibido un tratamiento adecuado. Ante esta estrecha relación, "lo más recomendable seria que todas las personas con VIH se hagan la prueba de la tuberculosis, que es difícil de diagnosticar pero, si se detecta, es curable", explica Girard.

Aunque se esperaba que la tuberculosis desapareciese de Europa, la resistencia a los fármacos, la coinfección con el VIH y los problemas socioeconómicos que deterioraron las estructuras de salud pública durante la década de los 90 han hecho que esta enfermedad resurja como una auténtica amenaza de salud pública. Sólo en 2008, 1,3 millones de personas murieron en el mundo a causa de la tuberculosis. Sin embargo, pese a este desalentador panorama, hay algo positivo. "La tuberculosis es curable incluso en los pacientes que también padecen el VIH", ha afirmado el profesor francés.

Tanto los fármacos contra el sida como el tratamiento para la tuberculosis son necesarios en estas personas que, si no se tratan infectan de media a 15 individuos cada año. "Los medicamentos antirretrovirales contra el sida reducen el riesgo de que el seropositivo desarrolle tuberculosis entre un 70% y un 90%, mientras que sin ellos la enfermedad progresará rápidamente", señala este experto.

No sólo los adultos están afectados por esta 'doble epidemia'. "Globalmente se han registrado alrededor de un millón de casos de tuberculosis en niños menores de 15 años. En ellos, es más difícil diagnosticar el trastorno", ha expresado Sebastian Wanless, del Baylor International Pediatric AIDS Initiative (BIPAI) en un foro celebrado con motivo de la conferencia y organizado por el laboratorio farmacéutico Bristol Myers Squibb, que ha presentado el programa 'Secure The Future', destinado a combatir ambas amenazas para la salud en el continente africano.

Según Wanless, el problema está en saber qué tratamiento iniciar primero, aunque en el caso de los niños recién diagnosticados con el VIH, la indicación parece clara. "Lo mejor es empezar el tratamiento contra la tuberculosis en primer lugar, antes que la terapia antirretroviral, porque el sistema inmune aún no está debilitado y es preferible eliminar la bacteria cuanto antes", recomienda.


Por los derechos de los seropositivos

El llamamiento de Annie Lennox
La cantante ha encabezado una marcha por los derechos humanos

Vestida con una camiseta negra con la leyenda 'HIV Positive', la cantante Annie Lennox ha acudido a la XVIII Conferencia Internacional del Sida para reclamar derechos para los seropositivos, para pedir la ayuda de los gobiernos y de la sociedad en este tema y, sobre todo, para recordar que todos podemos aportar algo en la lucha contra el sida, que todos tenemos el deber de implicarnos contra una enfermedad que sigue matando a más de 1.000 personas cada día en África.

"En 2003, durante una visita al continente africano, fui consciente por primera vez de los estragos que causa la epidemia de sida. Vi cómo afectaba a mujeres y niños de forma desproporcionada y escuché a Nelson Mandela decir que el virus estaba cometiendo un genocidio en África", ha explicado Lennox que, desde entonces dedica gran parte de su tiempo a la lucha contra el sida. Especialmente comprometida con la situación de marginalidad que sufren las personas infectadas, ha encabezado una manifestación por las calles de Viena reclamando sus derechos.

Lennox pide a todos que se impliquen en la defensa de los derechos humanos con pasión. "Necesitamos el apoyo de los gobiernos en este tiempo de recesión. Necesitamos liderazgo ahora. Por favor, ayudadnos a acortar de una vez la gran distancia que ahora separa a los políticos de la realidad de los seropositivos", ha gritado ante un grupo de periodistas. "Las madres y sus hijos tienen derecho a vivir juntos. No es posible que un virus les separe. Estamos aquí con un mismo propósito. Mejorar su calidad de vida", ha añadido.

"El sida no puede ser vencido mientras siga habiendo violencia, discriminación y abusos a mujeres", afirma la cantante, que dará un concierto al final de la marcha. "No basta con microbicidas ni tratamientos. Los derechos son la clave para empezar a reescribir la historia de esta enfermedad", dice.

Acompañada de Michel Kazatchkine, director del Fondo Mundial de la Lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, Annie Lennox ha presentado un documento que enumera las 10 razones por las cuales los derechos humanos deberían ser el centro de la respuesta global contra el sida. Entre ellas, que el acceso universal a los fármacos nunca será posible mientras estos pacientes sigan sufriendo discriminación.

El Mundo, España