Introducción
Difícil y desilusionante suele ser vivir a través de las emociones o las vivencias de otras personas. Eso no es vivir. El contar lo vivido es sólo una pálida imagen de lo que sucedió y todo lo que nos movilizó. Tal vez motivado por este relato alguien quiera vivir una experiencia parecida y se aventure a realizar la travesía del camino y se desilusione.
Creo que hacer el camino te llega, el camino o cualquier experiencia espiritual te está esperando para cuando estés listo, no antes. No veo ningún otro momento de mi vida en que lo hubiese aprovechado mejor o que su mensaje se hubiese mostrado tan revelador.
Javier, un peregrino
DE COMPOSTELA A BILBAO: LA HISTORIA DE CUATRO VASCOS
Ir a Europa de mochilero es algo que se hace de joven, pero a mí la oportunidad me llegó recién ahora, a punto de cumplir las cinco décadas de vida. Que viaje se avecina, un viaje con el que siempre soñé y que en pocos días se hará realidad.
La carrera de medicina fue larga y dura, plagada de temores, dudas y apuros. Apenas me recibí, me casé, entré como teniente al ejército y comencé la residencia de cardiología, a los pocos meses tuve un hijo. En un abrir y cerrar de ojos ya era cardiólogo.
La situación del país no estaba bien y al finalizar mi período de formación me encontré desocupado como tantos argentinos. Algo había hecho mal, no había disfrutado ni un cachito y ahora que lo había conseguido no era lo que esperaba.
Nada cerraba y tuve que comenzar de nuevo. Buscar lugares donde poder trabajar y conseguir que te pagasen era todo un desafío. Postergar momentos se tornó en lo necesario para seguir. Nada era tan importante como lo urgente. Siempre pensé que luego de recibirme me hubiese encantado andar libre por el viejo continente, disfrutar después de tanto estudiar.
Pero la necesidad de comenzar la vida era primero. Pasaron los años y pude con mucho sacrificio que incluyeron infinitas guardias y varios cursos ubicarme en mi profesión y dejar esas interminables noches de médico de guardia en las que las bocinas de las ambulancias y la luz de la luna sacudían mi somnolencia.
La medicina me dio buenos amigos, Alfredo y Carlos son dos de ellos. En la vida hay oportunidades que hay que saber capitalizar. Si hay una buena idea hay que intentar llevarla a cabo. El apoyo de la familia es importante, sin ese apoyo sería imposible realizar algo con alegría. Gracias a todos los que nos dijeron sí.
Los peregrinos médicos, de izquierda a derecha: Javier, Carlos y Alfredo
Capítulo 1
El sueño comienza
Les propongo a todos que sueñen porque a veces, como me está por suceder a mí, los sueños se cumplen. Pensar que siempre es posible gratifica el alma y nos asegura que estamos vivos. La magia existe, pero los momentos mágicos se construyen.
Ser feliz es una decisión, quedarse en el rencor y en lo que no fue es lamentarse en vano. Nada se consigue pensando en lo que no sucedió. Si algo me dio la vida es la posibilidad de ver como son algunas cosas. Hay pocas personas que hacen lo que dicen, encontrar algunas es suerte y quedarse cerca de ellas es una decisión.
Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro; solo me queda la última como asignatura pendiente. Esta aventura me da la energía y motivación necesaria para llevar a cabo esta tarea. Dejar todo documentado en estas líneas hará que sea para siempre, que no nos olvidemos de aquellos detalles que la memoria sabe esconder en algún lugar del cerebro.
Escribir un libro es una actividad para la cual no estudié, pero hace poco me di cuenta que escribir es hablar con el corazón. Si el corazón está sensible las palabras fluyen. No puede salir nada que no sea bonito, saque una sonrisa o emocione.
Al intentar dejar en el papel esta aventura, a muchos les di para leer el borrador y les parecía bueno lo que escuchaban o lo que leían. Eso hizo que me entusiasmara y me permitiera avanzar.
Quiero agradecer a todos los que me ayudaron con sus comentarios, cada observación fue un gran aporte. Quiero agradecer a todas las personas mencionadas en las próximas páginas, ningún nombre sobra, tal vez falten algunos, a ellos le pido disculpas.
Realmente siento que este libro no es sólo mío es de todos los que participaron. Me gustaría que todos sientan el libro como propio pues yo siento que lo escribimos entre todos.
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