Aprovechar la naturaleza "única" del iris
Existen muchos métodos de identificación utilizados por razones de seguridad y hay aun más en investigación. Desde 1849 Se han empleado las fotografías. En 1888, Alphonse Bertillon fue pionero en métodos biométricos, luego aparecieron las huellas digitales, se atribuye el método de comparación de huellas digitales con las obtenidas de la escena del crimen, a un estudio realizado por Bertillon, publicado en 1912. Dentro de los métodos biométricos estudiados por Bertillon estaba la configuración del iris.
El reconocimiento por el iris, es un método que consiste en registrar la imagen fotográfica del iris y guardar los datos de manera electrónica. El método está basado en la naturaleza única del iris. El iris de cada ojo difiere en su apariencia aún en gemelos idénticos. Las diferentes características no pueden notarse a simple vista ya que la melanina bloquea la apariencia de las fibras subyacentes. La fotografía infrarroja realza dichas diferencias.
Existen tres tipos de identificación que se utilizan por cuestiones de seguridad: algo que uno sabe (contraseña o PIN), algo que uno tiene (tarjeta de acceso), algo anatómico o fisiológico (biométrico). Los datos biométricos pueden ser físicos, (iris y otros registros oculares, huellas digitales, rasgos faciales, reconocimiento de voz) o conductuales (firma). El iris y las huellas digitales son confiables y exactos. Sin embargo, algunas personas no tienen las huellas y éstas pueden ser duplicadas. El iris es dos veces más exacto que las huellas, la dinámica pupilar hace que sea imposible duplicarlo.
Las huellas digitales están ampliamente aceptadas y seguirán siendo utilizadas, principalmente como método forense, el iris, al ser de no contacto y más exacto, terminará reemplazando a las huellas digitales con fines de identificación.
El reconocimiento del iris tiene muchas aplicaciones, especialmente en la seguridad de los aeropuertos, tareas de construcción sensibles y aplicaciones militares. También puede utilizarse como método de identificación para quienes no tienen un pasaporte y otro documento y quieren solicitar beneficios gubernamentales. En India, se registran biométricamente aproximadamente 1 millón de personas por día y la imagen del iris es un aspecto importante de este proceso.
Los sistemas de detección del iris utilizan algoritmos de software y un sensor que puede analizar texturas muy pequeñas. Se pueden utilizar para determinar si el tejido está vivo o no, para prevenir el fraude y las imágenes pueden compararse con los datos archivados muy rápidamente. Las imágenes de conjuntiva, vasos sanguíneos retinianos y esclerales, aunque se usan biométricamente, pueden enmascararse o duplicarse fotográficamente, pero la morfología del iris con la dinámica de la pupila hace que el iris sea el método biométrico elegido.
La biométrica del iris comenzó a estudiarse hace varias décadas. Dos oftalmólogos americanos, Leonar Flom y Aran Safir, estudiaron biomicroscopia y tecnología computada. Conocían los textos sobre el tema de Doggart y Adler. Consideraron que el ojo contiene datos biométricos ideales debido a su información detallada, su singularidad y la posibilidad de tomar imágenes y compararlas con los registros previos.
Sabían que las fotografías pueden tomarse de manera más rápida y sencilla que las huellas digitales. Trabajaron en el proyecto durante varios años y en 1985 presentaros la patente de la biometría del iris. Luego de varios trámites legales, ya que en principio se había rechazado la patente, esta fue aceptada.
Una vez obtenida la patente, iniciaron tratos con la compañía israelí Sistemas de defensa avanzados Rafael, para obtener el algoritmo. El CEO de la empresa hizo dos preguntas antes de aceptar el proyecto: si el iris era único y si era estable con el paso de los años. Flom y Safir se dirigieron al reconocido oftalmólogo David Donaldson de Harvard.
Donaldson fotografió más de 36000 pacientes con enfermedades del segmento anterior. Estudiaron las fotografías tomadas durante varias décadas y observaron que el iris era estable durante largos periodos. Llevaron la información a Rafael, se revisó el proyecto y una científica en computación tomó fotografías de su propio iris y escribió un algoritmo. Sin embargo, surgieron problemas sobre el financiamiento de la investigación y los dos oftalmólogos volvieron a su país.
Safir conoció a un científico en Harvard que podría solucionar su problema de computación; John Daughman, que en la actualidad está en la Universidad de Cambridge, Inglaterra. En 1994, Daughman obtuvo la patente para un algoritmo de reconocimiento automático del iris. El primer producto comercial salió al mercado en 1995 y rápidamente se reconoció la importancia de dicho trabajo. Los escáneres de iris aparecieron en los aeropuertos de todo el mundo, en cajeros automáticos y en construcciones e industria, en temas confidenciales.
Flom, Safir y Daughman ingresaron en el Hall de la fama de inventores nacionales en 2013. El único otro oftalmólogo que ya lo había hecho fue Charles Kelman, por su trabajo sobre facoemulsificación. La patente que comprende los conceptos básicos de reconocimiento de iris venció en 2005, lo que permitió que otras empresas desarrollen sus propios algoritmos y se está trabajando mucho sobre el tema que irá evolucionando rápidamente y revolucionando el campo. Por ejemplo, Flom y sus colegas recibieron una patente para un algoritmo biométrico triple (iris, huellas digitales y oreja) como método de identificación exacto y práctico para recién nacidos, reemplazando el antiguo método de las huellas de los pies.
Conclusiones:
El método de reconocimiento por el iris es exacto y la tecnología está en plena evolución. Tiene múltiples aplicaciones en campos donde la seguridad es fundamental.
Resumen y comentario objetivo: Dr. Martín Mocorrea