Por Ismael Bermudez
¿Por qué las prepagas no aceptan a los mayores de 65 años?
Muchas prepagas no están aceptando la afiliación de las personas de más de 65 años. Ante esta realidad, y ante una consulta de Clarín , en la Superintendencia de Servicios de Salud fueron categóricos: “Las prepagas no pueden rechazar la afiliación de los personas de más de 65 años. Y no pueden aplicar planes con carencias y sin cubrir las enfermedades preexistentes. Los que sean rechazados deben denunciar esa irregularidad en la Superintendencia”.
El argumento que esgrimen las empresas es que, a pesar de que la ley de medicina privada se aprobó hace un año, aún no se fijaron los valores de referencia para determinar el valor de la cuota mensual, ni las cuotas diferenciadas para las enfermedades preexistentes o de altos costos.
Entonces, aunque la ley dice que no se puede rechazar la afiliación de personas mayores de edad, las empresas sostienen que no tienen los instrumentos para ponerla en vigencia. En algunas casos, aceptan la afiliación, pero bajo la modalidad de no cubrir la totalidad de los servicios.
En la Superintendencia dicen otra cosa. Que la ley de medicina prepaga – aprobada en mayo de 2011– precisa que el valor del plan para los de más de 65 años puede ser de hasta tres veces el precio del plan de la gente más joven (primer franja etaria). Salvo que la persona tenga más de 10 años de antigüedad en la misma entidad. En esos casos, sigue pagando la misma cuota ya que no pueden aumentarla por razones de edad. Además, esa cuota diferenciada sólo podrá aplicarse “al momento del ingreso del usuario al sistema” y no podrá ser modificada.
Con estos parámetros, según la Superintendencia, las empresas no pueden rechazar las afiliaciones solicitadas.
Hoy un plan “individual joven” medio es de $ 700, lo que llevaría – por la relación de 3 a 1 – a más de $ 2.000 mensuales la cuota para los mayores de 65 años. Directivos de CEMPRA, la Cámara de Empresas de Medicinarivada de la República Argentina reconocieron que “no estamos comercializando planes de adultos pero si una persona de más de 65 años quiere afiliarse, no puede ser rechazada. Y si quien quiere afiliarse es una persona sana, paga hasta 3 veces el valor base o del plan más joven, como marca el artículo 17 de la ley. En tanto si tiene enfermedades preexistentes, con autorización de la Superintendencia, se le cobra una cuota diferencial según la patología”.
Pero en la práctica, de acuerdo con un relevamiento de Clarín , esto no sucede.
A todo esto se suma que muchos trabajadores en relación de dependencia que derivan sus aportes a una prepaga, cuando se jubilan no pueden seguir derivando los aportes que se descuentan de sus haberes, que van al PAMI.
Así, mientras están activos, a través de los aportes obligatorios, tienen acceso a una prepaga pero al jubilarse, si quieren seguir en la prepaga, deben afrontar el pago del 100% de la cuota, más el IVA. Eso lleva a que muchos no puedan continuar con los servicios de la prepaga.
La salud no es para todos
Por Daniel Leyba
No hay filantropía ni principios hipocráticos en la medicina prepaga. Se trata de un negocio. Y si los números no cierran, marche preso. Con un criterio que se acerca más al de un seguro del automóvil que al cuidado de la salud, cuando más viejo es el modelo, más cara es la cuota. O directamente no te hacen la póliza. Pero aquí no hablamos de máquinas sino de personas de 65 años, que a esta altura de la evolución humana ni siquiera se los puede considerar viejos. Aún así, hay algo peor: lo que realmente está sucediendo es que hay empresas que, con excusas cuestionables, no cumplen con una ley nacional. Y los controles del Estado brillan por su ausencia. En pocas palabras, estamos despreciando de un solo tiro a nuestros mayores y a las instituciones. Tomemos consciencia de la magnitud de este desatino.
Ley 26.682
Las prepagas no pueden rechazar afiliados por razones de edad, según marca el articulo 11 de la ley firmada hace casi un año.
Pueden cobrar una cuota más alta a mayores de 65 años que no podrá superar tres veces el valor del plan más joven.
En el caso de mayores de 65 que tengan una antigüedad mayor a 10 años en una prepaga, no se les puede aumentar el valor del plan en razón de la edad.
Los distintos argumentos que se escuchan cuando se llama a las empresas
Por Gisele Sousa Dias
Buenas tardes. Mi papá es socio de otra prepaga y quiero pasarlo a ésta.
– Perfecto. ¿Qué edad tiene? – 66. Y hace unos meses tuvo un accidente cerebrovascular.
– Mmm, no. Déjelo donde está. Ni se le ocurra cambiarlo.
– ¿Pero no hay una ley? – Hay, pero no está del todo vigente. Así que no estamos trabajando con esa ley.
La contestación fue de una representante de ventas de OSDE. Y es sólo una muestra de las respuestas que están escuchando muchos mayores de 65 años que, amparándose en la ley, quieren asociarse a una prepaga. Pero la cosa empeora cuando además de la edad, el “viejo” en cuestión tiene una enfermedad preexistente.
– Por la edad de su padre podría inscribirse en el Plan Senior. Ahora bien: debería hacerse una serie de estudios que valen unos 900 pesos y la cuota estaría costando... déjeme ver, sí: unos 2700 pesos mensuales –contestó una vendedora de Swiss Medical.
– Ajá. El tuvo un ACV hace poco. La nueva ley lo cubre, ¿no? – Ah, entonces no. Tiene que estar sano. Va a salir una ley para que tomemos gente con enfermedades pero todavía no sabemos cuánto va a costar la cuota.
En este caso, si el supuesto padre pasara el chequeo, se le descontaría su costo. Si no, “se va con la garantía de haberse hecho un chequeo espectacular”, dijeron.
Pese a que la ley se sancionó hace un año, las respuestas de las prepagas son siempre portazos. “Estamos esperando que el Ministerio de Salud nos fije los aranceles especiales para los mayores de 65”, contestaron en Galeno. “Los nuevos afiliados deberán firmar una declaración jurada en la que admitan sus enfermedades preexistentes, y en función de eso, se fijará el valor de la cuota”. Porque aún no saben cuánto podrán cobrarles, tampoco están afiliando a mayores de 65 ni en el Hospital Alemán ni en Medicus.
¿Qué se puede hacer? “La solución que proponemos es que inicien acción judicial, ya sea ordinaria o por daños y perjuicios, ya que permite pedir resarcimientos económicos”, recomendó Ramiro Rey Méndez, abogado y presidente de la Asociación por los derechos de los usuarios de la salud (Adus). Lo que aconseja es “citar como tercero interesado a la autoridad de aplicación para que proceda al inmediato ingreso del paciente en la prepaga. Y que deposite cautelarmente un monto como un valor estimado de cuota, de modo que le permitan ingresar mientras las autoridades definen su valor”.