Primer trasplante de ambos miembros inferiores en el mundo

Dos piernas nuevas a la vez

El cirujano Pedro Cavadas dirige durante 15 horas el primer trasplante simultáneo de dos extremidades inferiores en el mundo, practicado en Valencia.

JAIME PRATS  -  Valencia 
 
El hospital La Fe de Valencia acogió este lunes el primer trasplante simultáneo de dos piernas que se practica en el mundo. El cirujano plástico Pedro Cavadas dirigió la intervención, que concluyó de forma satisfactoria hacia las nueve de la mañana y cuyos preparativos comenzaron a las seis de la tarde del domingo, 15 horas antes.

"Se trata de una intervención de alta complejidad sobre la que no existen antecedentes ni experiencias previas", indicó la Consejería de Sanidad de la Generalitat valenciana, que no quiso ofrecer más información "hasta que la evolución del paciente lo permita". Cavadas contó con la colaboración de cirujanos de su clínica privada, así como el apoyo de personal sanitario del hospital público valenciano y de técnicos de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).

El receptor es un hombre joven con "requisitos médicos óptimos" que sufrió un accidente de tráfico en el que perdió las dos piernas por encima de las rodillas, como informó el mes de mayo de 2010 el Ministerio de Sanidad al dar vía libre a la intervención. La operación se ha ido postergando hasta la aparición de un donante adecuado, sobre el que la Generalitat pidió que se respetara su anonimato.

Tras el siniestro y la amputación de los miembros inferiores del paciente, apenas le quedaron 15 centímetros de extremidades. Esta circunstancia ha sido determinante a la hora de autorizar el trasplante, ya que no se le podía adaptar ninguna prótesis que le permitiera moverse.

El hecho de que nunca antes se hubiera afrontado esta intervención no se debe a que exija una complejidad técnica muy superior a la de un injerto de miembros superiores, de los que ya existen unas 60 experiencias en el mundo. "La dificultad es algo mayor que con los brazos, pero no porque requiera de cirugía más fina, sino porque la cantidad de músculo es mayor", apuntó el director de la ONT, Rafael Matesanz. El principal problema está en que "las indicaciones son muy limitadas", debido a que hay que analizar con detalle la relación entre el riesgo al que se expone el paciente y el beneficio esperado de la operación.

Si solo falta una extremidad, el trasplante ni se plantea ya que la ortopedia es la mejor opción. Por ello, no se ha practicado ningún trasplante de una sola pierna, como recuerda Matesanz. Incluso si se han perdido las dos y la amputación se produjo por debajo de la rodilla, las prótesis —cada vez mejores— siguen siendo el recurso ideal, ya que permiten no solo sustentar el cuerpo sino proporcionar movilidad al paciente. Cuestión distinta es cuando, como en este caso, los muñones están cercanos a la cadera y no existen extremidades ortopédicas capaces de ajustarse al paciente. Solo entonces puede compensar afrontar una compleja, larga y laboriosa cirugía —en buena parte microcirugía— que, en esencia, consiste en conectar el hueso, venas y arterias, nervios, así como suturar el músculo y piel de donante y receptor.

Tras la primera fase de recuperación, el paciente afronta dos grandes retos. Por un lado, adaptarse a la agresiva medicación inmunosupresora que recibe para combatir un posible rechazo a su nuevo miembro y que le acompañará toda su vida. Por otro, una prolongada y dura rehabilitación. Los nervios del paciente no se conectan a los del donante, sino que se extienden a lo largo de las nuevas piernas hasta inervar en el músculo. El crecimiento es lento, aproximadamente de un milímetro diario, por lo que pasa más de un año hasta que coloniza el nuevo órgano y enlaza con todos sus músculos. Por ello habrá que esperar varios meses para saber si el paciente puede volver a nadar.


"Ha llorado al verse las piernas"

El cirujano del doble trasplante espera que el paciente pueda caminar en seis o siete meses.

JAIME PRATS  -  Valencia 
 
El primer paciente en el mundo en someterse a un trasplante de piernas despertó de la anestesia el lunes por la tarde "contento como Dios" y "se puso a llorar" al verse de nuevo con extremidades en la cama del hospital La Fe de Valencia donde reposa. El cirujano Pedro Cavadas relató ayer los detalles de la intervención y de la evolución del receptor, un hombre de 25 años, que se encuentra clínicamente estable, consciente y "para salir de la UCI en breve".

De acuerdo con lo que se puede esperar de experiencias similares (especialmente de los injertos de brazos) "un cálculo realista es que en seis o siete meses podría estar caminando". Hasta entonces tendrá que cumplir otros plazos de una exigente y prolongada rehabilitación. "En tres semanas podrá mover las rodillas, primero pasivamente y luego de forma voluntaria", detalló el cirujano. "En dos meses comenzará a andar en piscina y en tres aguantará su peso de pie". Más tarde llegará la sensibilidad en los pies. "Para bailar claqué se necesitan muchos movimientos en las piernas, pero para andar no tantos", indicó. Basta con tener "el miembro inferior alineado, movilidad en la rodilla, un cuádriceps fuerte y sensibilidad en la planta del pie", lo que se podría conseguir en medio año.

En todo caso, Cavadas, que lideró un equipo de medio centenar de personas, entre los miembros de su fundación privada, el hospital público valenciano y la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), explicó que habrá que esperar un año para sacar "conclusiones realistas" sobre el ritmo de recuperación del paciente, al no haber antecedentes de esta intervención.

El receptor sufrió la amputación traumática de la pierna derecha a mitad del fémur y la izquierda en el tercio distal tras un accidente de tráfico. En ambos casos por encima de la rodilla y con unas lesiones que impedían el uso de prótesis. "Estaba relegado a una silla de ruedas y sus posibilidades de caminar eran cero", manifestó el especialista. Estas circunstancias son las que hicieron que la ONT diera su permiso a la intervención, que comenzó a prepararse el domingo por la tarde tras aparecer el donante ideal, momento que se esperaba desde hacía más de un año.

Uno de los aspectos más complejos de la operación -que se prolongó a lo largo de diez horas de trabajo quirúrgico durante la noche del domingo y la mañana del lunes-, consistió en coordinar los tiempos de extracción y reimplante (primero la pierna derecha, luego la izquierda, una hora después), dado el gran volumen muscular de las extremidades y la laboriosidad del trabajo que implica conectar hueso, nervios, venas y arterias. Pero sobre todo, por la elevada cantidad de tejido muscular y piel que suturar, que multiplica la tarea y la hace más delicada, al ser el músculo muy sensible a la falta de sangre. "Eso genera un estrés y un ritmo muy importante", admitió. Además, el estado de los muñones, especialmente el músculo del receptor presentaba "dificultades serias", por la violencia del accidente, que "afortunadamente se pudieron solventar".

Cavadas descartó practicar otra intervención similar hasta saber la evolución del paciente en un año. La indicación está limitada a jóvenes (por la dureza de la operación y la rehabilitación) a quienes no les sirvan las prótesis, que hayan perdido ambas piernas por un traumatismo por encima de la rodilla y que puedan someterse a la medicación inmunosupresora que necesitarán de por vida.

El País, Madrid