Para Jaime Rivera, gastroenterólogo del Centro Médico Quirúrgico de Quito, la relación médico-paciente es fundamental para lograr buenos diagnósticos, incluso tratamientos. Desde la práctica médica emite sus puntos de vista sobre este tema.
En la consulta, el doctor Rivera procura brindarle al paciente total atención, porque con sus cerca de tres décadas como médico está consciente de que el diálogo es importante para generar confianza. De esta manera, no sólo obtiene información valiosa para el diagnóstico, sino fomenta una relación destacando el lado humano de las personas.
Para el doctor Remo Miguel Bergoglio “la relación médico-paciente sigue siendo el fundamento de la Medicina”. ¿Qué opina usted?
Yo me acuerdo cuando era estudiante y comenzaba a hacer la historia clínica, en cuya elaboración si no existe una buena relación con el paciente prácticamente se está comenzando con el primer fracaso. Entonces, lamentablemente hoy esa relación como que se está perdiendo y sobre todo a nivel institucional, me refiero a nivel hospitalario, y a nivel de instituciones en las cuales el médico se ve avocado al mínimo uso del tiempo: cinco o seis minutos para cada paciente.
Al abordar una cantidad de historias clínicas en corto tiempo no existe una buena situación de tipo diagnóstico y de allí a un fracaso, diría yo, en el tratamiento.
A veces el paciente si no le pregunta al médico sobre su problema no recibe información. ¿Qué pasa con el médico a este respecto?
En este sentido la información tiene que tratar de recopilarlo en la mayor parte si es que es posible, y lo otro no todos los pacientes tienen el mismo grado de cultura, para eso nos han enseñado a utilizar varios léxicos con el fin de que nos entiendan y poder entender nosotros la sintomatología que muchas veces es amplia pero con un solo diagnóstico.
El lenguaje técnico está bien para los técnicos, pero los pacientes necesitan que se les hable en un lenguaje mucho más sencillo que facilite la comprensión del mensaje.
Parte de la información es justamente eso, porque usted sabe que en el momento en que nosotros empleamos la parte técnica prácticamente el paciente si se da cuenta de que nosotros no le estamos orientando a lo que queremos llegar, y entonces el paciente comienza a averiguar “¿Y qué es eso?”, y la terminología la tenemos que cambiar inmediatamente y no tenemos el tiempo suficiente mientras estamos en el hospital para dar ese tipo de explicaciones.
Muchas de las veces cuando un paciente llega a la consulta no es en sí la sintomatología directa la que nos lleva al diagnóstico. Entonces a veces recopilamos allí los datos y cuando ya tenemos un grado de confianza y entramos en el ámbito del paciente y comenzamos a ver que el verdadero diagnóstico que nos está saliendo que es otra situación, sobre todo de tipo psicológico.
Un paciente que llega a la consulta espera ser informado, ser escuchado, es decir recibir un buen trato. ¿Qué opina usted?
Si es que no hay confianza de entrada estamos hablando de un fracaso de diagnóstico, y en el supuesto caso de que recopilaríamos toda la información para un buen diagnóstico el paciente se va incompleto.
Muchas de las veces por suerte será que con una receta podamos solucionar el problema pero no es así. El inicio es recopilar los datos y a lo mejor tengamos que hacer unos exámenes de laboratorio, pero es posible que con la primera entrevista que hubo con ese paciente no tengamos los resultados para la siguiente, entonces nos quedamos a medias con ese paciente el cual va a seguir andando de médico en médico, y eso es un fracaso.
Ante todo el paciente es un ser humano que busca en el médico la solución a su problema de salud.
Cuando ya tenemos un tiempo de ser profesionales, y tenemos algunos pacientes por años entonces se llega a la conclusión que el mismo paciente lo dice al inicio: “Mire, vine con este tipo de dolor…”, pero ya entrando en la conversación dice: “Ya no me duele”, eso es relación médico-paciente: confianza.
Para usted, qué elementos son claves en la relación médico-paciente.
La parte fundamental es llegar al paciente, y esto quiere decir ser muy sincero, tratar de llegar con un lenguaje explícito y no utilizando palabras o preguntas difíciles, no ser violento en el trato, tener un grado de amabilidad, de tranquilidad, de confianza, y así se lleva bien la relación médico-paciente.
¿Cómo ha sido la evolución para que usted llegue a manejar ese tipo de relación con sus pacientes?
Prácticamente se podría decir en el sentido de que no es el tiempo el que me ha cambiado a mí, lo único que me ha cambiado podría ser la apariencia física, pero el contenido interno sigo siendo el mismo de antes.
¿Y cómo logró detectar eso usted?
Yo no lo digo, me lo dicen los pacientes. Yo estoy cumpliendo los 26 años de profesional, y tengo pacientes de ese tiempo que me dicen: “Doctor, sigue siendo el mismo de antes.” Decirlo yo no tendría ningún éxito, ningún valor, lo han dicho mis pacientes.
¿Alguna anécdota que nos pueda compartir?
No sé si eso me pase solo a mí, hay fechas en las cuales uno ni se acuerda… Hay una señora que la conozco desde cuando yo fui estudiante, y a esta señora la conocí porque yo le trataba a la tía, luego le traté a ella, tiene 85 años y la conozco hace 28 años, ella es la persona que jamás en mi cumpleaños me deja de llamar: “¿Se acuerda de mí…?” ¡Cómo no voy a acordarme, ella es el mejor recuerdo de la relación médico-paciente que yo pueda tener!
¿Por qué las decisiones, las responsabilidades deben ser compartidas entre médico y paciente?
Hay ocasiones en las cuales uno tiene que exigir, por ejemplo, el cumplimiento en la toma del medicamento, en ciertas indicaciones como son dietas (en las cuales a veces tenemos un poquito de choque con el paciente) pero eso tenemos que compartir con el familiar; entonces buscamos esa ayuda para llegar al resultado que nosotros deseamos. Yo no he sido autoritario en eso, muchas de las veces no soy el que decido en su totalidad, porque en ocasiones he tenido pacientes que me dicen: “Tomando tal agüita ya estoy mejor”, y yo le he dicho: “Continúe tomando, porque si eso le hace bien, sígalo haciendo”.
¿Qué siente usted cuando la vida de un paciente está en peligro?
Tengo la frase de un colega cuando hace cinco años prácticamente llegue a un estado, no digo depresivo, sino un estado en el cual fui el hombre más impotente de este mundo cuando falleció mi madre (con leucemia). En los libros se dice que normalmente los paciente con este tipo de leucemia duran unos siete años, sin tratamiento duran tres años… mi madre duró diecinueve años. Y cuando trataba de reponerme a la semana un colega me dijo: “Mira Jaime, somos médicos, no somos dioses.”
¿Cómo manejar esa relación con este tipo de pacientes crónicos? ¿Requieren más atención?
Cada paciente es una persona muy especial, pero hay que hacer diferenciaciones en relación cuando el paciente viene con dolores mucho más agudos. En los casos de los pacientes crónicos, no es que merezca más atención sino un poquito más de consideración pues ellos son los pacientes en los cuales, no por el cuidado, sino porque debemos llegar con más cariño, con más tranquilidad, con más entrega… Muchas de las veces ni el mismo analgésico mejora la dolencia del paciente, lo mejora la buena relación con su médico.
¿Qué hacer cuando la relación no es buena con el paciente, pero este acude al médico?
Eso se está dando actualmente en dos sitios, la una en la consulta de los hospitales, llamados institutos de seguridad social, y el otro en los llamados prepagados; entonces por lo que se paga a veces se recibe maltrato por parte del colega. El paciente tiene que estar allí porque ya está pagando. Es muy importante que esto debiera cambiarse pero la verdad es que no hay ninguna persona que ponga cartas en el asunto para que esto se pueda cambiar, siempre valdría la pena actuar en ese sentido.
¿Algún consejo que pueda impartir a los estudiantes?
Que cuando el estudiante sea profesional nunca se olvide que el paciente llega a la consulta porque le necesita, y que lo reciba no porque a cambio nos va a dar el pago de una consulta, por favor que por eso no se lo haga, porque hay ocasiones en las cuales que si lo podemos cobrar la consulta lo hacemos, pero si no hay cómo podemos hacerlo, y es preferible entregar una ayuda que ese paciente nos va a dar cuantos pacientes más. La relación médico paciente no solamente que quede en la frase, sino que la practiquemos… pero que la practiquemos para siempre.