Muchos pacientes retrasan la atención hospitalaria

¿Cuánto tarda un paciente cardíaco en llegar a emergencias?

Un estudio encuentra que llegar a un centro médico tras los primeros síntomas toma en promedio 2.6 horas.

Fuente: Medlineplus

El tiempo que un paciente tarda en llegar a la sala de emergencias cuando experimenta los síntomas de un ataque cardiaco ha permanecido persistentemente largo en la última década, a pesar de los esfuerzos por acortarlo, informan investigadores.

Un estudio reciente que aparece en la edición del 8 de noviembre de la revista Archives of Internal Medicine encontró que los pacientes de ataque cardiaco tardan un promedio de 2.6 horas en llegar al hospital tras notar los síntomas por primera vez, a pesar de los esfuerzos educativos por lograr que las personas llamen a pedir ayuda o se dirijan al hospital en un periodo de cinco minutos tras sentir dolor de pecho, dolor de mandíbula, falta de aire u otros síntomas.

Se han hecho avances en reducir los retrasos del sistema, o sea lo que sucede después de que un paciente ingresa a la atención médica, y ahora los plazos de "puerta a balón" (como una angioplastia) son de menos de 90 minutos, y a veces tan breves como 50 o 60 minutos. El tiempo es especialmente crítico para los pacientes de un tipo de ataque cardiaco conocido como infarto al miocardio con elevación del segmento ST (IMEST), que tiende a ser la forma más grave de ataque cardiaco.

Investigaciones anteriores han mostrado que el plazo desde el inicio de los síntomas a la llegada al hospital de los pacientes de IMEST es de unos 114 minutos, o menos de dos horas, apuntaron los autores del estudio.

El nuevo estudio observó a pacientes que no eran de IMEST.

"La gente se ha esforzado mucho por reducir el tiempo, desde que el paramédico llega al hospital hasta que se entra al laboratorio de cateterismo donde se abren los vasos sanguíneos bloqueados, y eso ha tenido mucho éxito", señaló el Dr. Frederick Ling, director del laboratorio de cateterismo cardiaco del centro Médico de la Universidad de Rochester, en Rochester, Nueva York. "El problema es que en realidad hay que enfocarse mucho más en el paciente ahora, pero el paciente es mucho más difícil de solucionar".

El Dr. Henry H. Ting, autor líder del estudio y cardiólogo intervencionista de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, dijo que "un ataque cardiaco empieza cuando se desarrollan los primeros síntomas, no con el primer contacto médico. Hay un componente contracorriente cuando un paciente desarrolla síntomas y antes de llamar al 911 o acudir al hospital".

Ting y colegas analizaron datos sobre más de 104,000 pacientes que llegaron a uno de 568 hospitales con un ataque cardiaco no IMEST desde inicios de 2001 a finales de 2006. Esta información se incluyó en un registro nacional financiado por varias compañías farmacéuticas, aunque este estudio no fue financiado por esas empresas.

El retraso medio de 2.6 horas no cambió durante el periodo de seis años. El 59 ciento de los pacientes tardaron más de dos horas en llegar al hospital, mientras que once por ciento tardó 12 horas tras el inicio de los síntomas.

Las mujeres, junto a las personas mayores o no blancas, que tenían diabetes o fumaban actualmente eran los menos propensos a buscar ayuda de forma puntual.

Y los pacientes que llegaron al hospital las noches de los días de semana y de los fines de semana (de 12 a.m. a 8 a.m.) tenían retrasos 25 por ciento más breves que los pacientes que llegaban entre las 8 a.m. y las 4 p.m. los días de semana, encontraron los investigadores.

Pero los retrasos no parecieron asociados con mortalidad, al menos en los pacientes no IMEST del estudio.

Los hallazgos del estudio sugieren que las suposiciones iniciales sobre la causa de los retrasos (que los pacientes simplemente no sabían que estaban sufriendo un ataque cardiaco) podrían ser erróneas, apuntaron los autores del estudio.

"Tal vez haya otros motivos para el retraso de los pacientes", comentó Ting.

Estudios anteriores han encontrado que tanto la confianza de un individuo en el sistema de salud como su estatus de seguro han influenciado en qué momento llaman para pedir ayuda.

"Tal vez no sea que no saben cuáles son los síntomas, sino más bien si confían en el sistema y pueden pagar la atención", planteó Ting.

Otro estudio, publicado en la edición de noviembre de la revista Archives of Neurology, encontró que los pacientes de ataque cerebrovascular isquémico que reciben y responden al fármaco para disolver coágulos llamado activador del plasminógeno tisular recombinante (rt-PA, por su sigla en inglés) en un plazo de una hora de la enfermedad tienden a que les vaya mucho mejor tres meses después.

Pero no todos los pacientes responden al rt-PA, y esos pacientes podrían ser candidatos para un método distinto que utiliza rt-PA seguido por otras terapias para disolver coágulos.

Los nuevos hallazgos sugieren que usar una simple medida de la función neurológica en la cabecera del paciente podría ayudar a decidir cuáles se benefician de la terapia con rt-PA y cuáles necesitan medidas médicas adicionales, señalaron los autores del estudio, de los Hospitales de Asistencia Pública de París, Francia.

FUENTES: Henry H. Ting, M.D., interventional cardiologist, Mayo Clinic, Rochester, Minn.; Frederick Ling, M.D., associate professor of medicine, and director, Cardiac Catheterization Laboratory, University of Rochester Medical Center, Rochester, N.Y.; Nov. 8, 2010, Archives of Internal Medicine; November 2010, Archives of Neurology