Comparadas con aquellas que dan a luz a un único hijo, las madres que tienen un parto múltiple son más propensas a desarrollar depresión, entre moderada y grave, una vez han transcurrido nueves meses desde el alumbramiento, según señalan en el último número de la revista Pediatrics (2009;123:1147-1154) investigadores de la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health (Estados Unidos) que analizaron los datos de una encuesta representativa a nivel nacional de niños nacidos en 2001.
En palabras de la Dra. Yoonjoung Choi, investigadora principal del estudio, “nuestros hallazgos sugieren que el 19% de las madres de partos múltiples tenían síntomas de depresión a los nueve meses, en comparación con el 16% de las madres que dieron a luz un solo bebe. Además, aquellas madres con un historial de hospitalización por problemas de salud mental o de alcohol o de abuso de drogas tenían significativamente más probabilidades”.
De la misma manera, según apuntó la Dra. Choi, “las madres negras no latinas tenían probabilidades más altas que las madres blancas no latinas. Asimismo, las madres que estaban actualmente casadas, las latinas o las que tenían un estatus socioeconómico elevado eran menos propensas a tener síntomas de depresión”. Los datos, tomados del ‘Early Childhood Longitudinal Study-Birth Cohort’, también mostraron que apenas el 27% de todas las madres que tenían síntomas de depresión afirmaban haber hablado con un especialista en salud mental o médico general sobre sus síntomas.
Pediatras más atentos
El estudio constata que los profesionales de pediatría tienen que prestar más atención a la depresión posparto entre las madres primerizas. “El bajo número de madres que recibe asesoría de salud mental a pesar de los síntomas refuerza la necesidad de facilitar una mejor remisión de las pacientes que tienen síntomas depresivos”, manifestó la Dra. Cynthia Minkovitz, coautora del estudio, quien a su vez indicó que “las prácticas pediátricas deberían hacer un esfuerzo adicional para educar a los nuevos y futuros padres de bebés múltiples con independencia de su mayor riesgo de depresión posparto. Además, las revisiones pediátricas de rutina son oportunidades potencialmente valiosas para ofrecer educación, exámenes y remisiones en materia de depresión posparto a las estas madre”".
Tales esfuerzos, concluyó la Dra. Minkovitz, requieren “una vinculación entre los sistemas adultos y pediátricos de atención, así como recursos de salud mental comunitaria adecuados”.
Publicado en "Pediatrics"
El desconsuelo materno durante la gestación no incrementa el riesgo de autismo
Un estudio publicado en ‘Pediatrics’ no confirma la existencia de una relación entre estrés grave durante el embarazo y autismo.
El estrés grave durante el embarazo es considerado un factor de riesgo de autismo. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en el último número de la revista Pediatrics (2009;123:1102-1107) revela que, cuando menos, una de las fuentes de dicho estrés, concretamente el desconsuelo materno, no está asociada con dicho trastorno.
Un grupo de expertos, de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) analizó las historias clínicas de 1,5 millones de niños nacidos en Dinamarca y no halló evidencia de un aumento del riesgo de autismo en los hijos de mujeres que habían perdido un familiar directo inmediatamente antes o durante el embarazo.
Los resultados sugieren que el desconsuelo materno, como un indicador de estrés significativo, no aumentaría el riesgo de autismo en los hijos. Es más; los autores afirman que el estudio no prueba que el estrés prenatal tenga un papel en la aparición del autismo. Y es que si bien la genética determina el riesgo de autismo, los factores ambientales que también ejercen influencia permanecen desconocidos.
Así, cuando menos en la teoría, el estrés grave durante el embarazo podría alterar el desarrollo cerebral fetal de manera que aumentaría el riesgo del bebé de desarrollar autismo en el futuro.
“Medir el estrés prenatal con precisión es muy difícil. Un indicador sencillo de estrés, como el desconsuelo en nuestro estudio, no revelaría la relación entre el estrés y el autismo”, señaló el Dr. Jiong Li, autor principal del estudio, quien a su vez destacó que el desconsuelo durante el embarazo es bastante infrecuente, lo que dificulta aún más la detección de un efecto general.
Los resultados surgen de las historias clínicas de unos 1,5 millones de niños nacidos entre 1978 y el 2003. Más de 37.000 de esas madres habían perdido un hijo, el esposo, un padre o un hermano durante el embarazo o el año previo al embarazo. No se registraron evidencias de que sus hijos tuvieran mayor riesgo de desarrollar autismo.
Como concluyen los autores, “podemos decir que nuestros datos no respaldan una asociación sólida y que la población no debería asustarse por eso. Pero nuestros datos no contradicen las evidencias de otros estudios de que el estrés grave podría afectar el desarrollo neurológico del feto”.
Pediatrics 2009;123:1102-1107