La incontinencia urinaria afecta mucho la calidad de vida y aumenta los riesgos de caídas, fracturas e internaciones en residencias geriátricas, con altos costos en salud. La obesidad es un factor de riesgo importante y la pérdida de peso puede mejorar muchos la incontinencia en pacientes obesas.
Los autores realizaron un estudio clínico aleatorizado, el Program to Reduce Incontinence by Diet and Exercise (PRIDE), para determinar si la reducción de peso en mujeres obesas o con sobrepeso e incontinencia de orina disminuiría la frecuencia de los episodios de incontinencia a los 6 meses, comparado con un grupo control.
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En las mujeres con sobrepeso y obesidad que sufren incontinencia urinaria, el programa de adelgazamiento y modificaciones de la conducta aplicado en este estudio logró una reducción significativamente mayor de la frecuencia de los episodios de incontinencia urinaria a los 6 meses, comparado con un programa de educación estructurado aplicado en el grupo control. Una proporción mayor de mujeres pertenecientes al grupo intervenido mediante el programa de adelgazamiento, comparado con el grupo control, informó una reducción clínicamente significativa de al menos el 70% en el total de episodios semanales de cualquier tipo de incontinencia, incontinencia de esfuerzo e incontinencia por urgencia miccional. Por otra parte, esas mujeres percibieron un mejoría de su incontinencia mayor y se manifestaron más satisfechas con dicha mejoría.
El 8% de la reducción del peso alcanzado en este estudio excedió ligeramente la pérdida de peso a los 6 meses de las participantes de un subgrupo de intervención sobre el estilo de vida del Diabetes Prevention Program (7%) y a las pérdidas de peso al año en el estudio Look AHEAD, en el cual la intervención actual fue modelada. Estos estudios indican que los programas de pérdida de peso derivada del cambio de conducta puede producir un adelgazamiento inicial de esa magnitud. Tanto la incontinencia de esfuerzo como la incontinencia por urgencia miccional se redujeron más en el grupo en estudio que en el grupo control, pero la diferencia entre los grupos solo fue importante para la incontinencia de esfuerzo. Sin embargo, no se halló interacción entre el tratamiento y el tipo de incontinencia, un resultado que indicaría que la diferencia en el efecto terapéutico entre el subgrupo de mujeres con incontinencia de urgencia y el subgrupo con incontinencia de esfuerzo puede ser ocasional. Por otra parte, la proporción de mujeres con un descenso clínicamente importante del número de episodios de incontinencia registrados (70% o más) fue superior en el grupo en estudio que en el grupo control para todos los episodios y tipos de incontinencia. Este resultado indica que las mujeres con sobrepeso u obesidad que sufren incontinencia de esfuerzo, de urgencia o mixta pueden obtener beneficios de la pérdida de peso.
Estudios previos que han informado una reducción importante de la incontinencia luego del adelgazamiento brindan información sobre los mecanismos responsables por los cuales se reduce la incontinencia. Se ha postulado que la obesidad puede contribuir a la incontinencia urinaria debido al aumento de la presión intraabdominal secundaria a la obesidad central, la cual, a su vez, aumenta la presión vesical y la movilidad de la uretra, exacerbando la incontinencia de esfuerzo y posiblemente la incontinencia por urgencia.
La reducción de peso puede disminuir las fuerzas sobre la vejiga y el piso pélvico, reduciendo así la incontinencia. Los efectos positivos del adelgazamiento sobre la incontinencia pueden también ser el resultado de las modificaciones en la ingesta y la actividad física.
La reducción del peso puede disminuir las fuerzas sobre la vejiga
La frecuencia de los episodios de incontinencia disminuyó alrededor del 28% en el grupo control. Esta reducción coincide con los informes de estudios en los que se aplicaron otro tipo de intervenciones para la incontinencia y es probable que se deba a la regresión a la media y la mayor conciencia de los hábitos miccionales entre las participantes, lo cual puede resultar de la tarea de llevar un registro de la diuresis y responder los cuestionarios. Se ha comprobado que los folletos que describen el comportamiento para el control de la incontinencia son útiles, lo que combinado con 4 sesiones grupales de educación sobre dieta y ejercicio pudo haber contribuido a la mejoría en este grupo control.
El principal resultado de este estudio fue la modificación de la frecuencia de los episodios de incontinencia, tal como las participantes registraron en su registro de diuresis. Éste es el resultado que más comúnmente se considera en los estudios con intervenciones no quirúrgicas para la incontinencia urinaria. Las participantes fueron asesoradas para llevar a cabo este registro y cada registro fue revisado por personal entrenado.
“La generalización de nuestros hallazgos,” dicen los autores, “podría estar limitada por el hecho de que las participantes fueron seleccionadas por su potencial para cumplir con el programa de pérdida de peso y cambios de conducta y a que se excluyeron las participantes con ciertas patologías.” Dado que las participantes no ignoraban el tratamiento al que fueron asignadas, no se puede excluir un informe diferente entre los grupo elegidos al azar. Las reducciones en la frecuencia de la incontinencia en el grupo control se explican en parte por un efecto moderado de la pérdida de peso y la actividad física, pero los autores no comprobaron que los ejercicios del piso pélvico fueran beneficiosos.
Los futuros estudios tendrían que analizar específicamente si la pérdida de peso combinada con otras intervenciones sobre la incontinencia, como los ejercicios del piso pélvico, podrían ser de utilidad. Estudios anteriores han mostgrado que las intervenciones sobre el peso pueden disminuir el riesgo de diabetes tipo 2 e hipertensión y, mejorar el humor y la calidad de vida. Basados en los resultados, los autores sostienen que a esos beneficios derivados del adelgazamiento (como tratamiento de primera línea) se podría agregar la mejoría de la incontinencia urinaria de mujeres con sobrepeso y obesidad.
Conclusiones
A los 6 meses de la aplicación de un programa de adelgazamiento con cambios en la conducta (dieta y ejercicios) en mujeres con sobrepeso y obesas produjo una disminución de los episodios de incontinencia urinaria. Se podría considerar que la disminución de la incontinencia urinaria podría ser otro beneficio entre los logrados por la reducción moderada del peso corporal.
*Traducción y resumen objetivo: Dra. Marta Papponetti. Especialista en Medicina Interna. Docente Aut. UBA. Editora Responsable Med. Interna de Intramed.
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