Leishmaniasis

Otra enfermedad tropical ataca al país

El desequilibrio ambiental provocado por el ser humano, junto con el cambio climático, ayuda a que enfermedades de los trópicos desciendan al Sur y comiencen a enfermar a los argentinos.

Fuente: Perfil.com

El último caso es la leishmaniasis, una de cuyas versiones ataca a los guerrilleros colombianos y a sus rehenes. Ahora, desembarcó con fuerza en Misiones. Si la enfermedad no es diagnosticada a tiempo, es mortal en el 90% de los casos, ya que los parásitos afectan el hígado, el bazo y los ganglios linfáticos. A diferencia de la fiebre amarilla, no existe vacuna disponible. Amaga con extenderse a otras provincias.

Por Florencia Ballarino


Perros. Cuidarlos es clave para evitar el contagio del mal.

En 2006 fueron dos casos notificados oficialmente, en 2007 doce y en lo que va del año ya suman dieciocho. En forma lenta pero alarmante, una nueva enfermedad tropical está avanzando desde la provincia de Misiones al resto del país. Se trata de la leishmaniasis visceral, una patología parasitaria que se transmite por la picadura de un mosquito muy pequeño, llamado Lutzomyia longipalpis, y que ya causó la muerte de dos personas este año (la misma cantidad que entre 2004 y 2007).

Este mosquito, conocido comúnmente como “jején” o “carachay”, transmite el parásito de la leishmaniasis también a los perros, que se convierten así en el principal reservorio urbano de la enfermedad. Según datos del Ministerio de Salud de Misiones, sólo en Posadas hay alrededor de 100 mil perros, de los cuales la mitad está infectada. Y lo más preocupante, únicamente el 20% está bajo tratamiento o vigilancia veterinaria, lo que aumenta el riesgo de que sea picado por un mosquito y éste transmita la enfermedad a los humanos.

Ante el avance de ese mal emergente, las autoridades sanitarias lanzaron una polémica medida: siguiendo lineamientos de la OMS, recomendaron “sacrificar a los perros que se haya comprobado son parasitológicamente positivos, ya que pueden actuar como foco de infección de los mosquitos y de esta forma de la leishmaniasis en humanos”. Esto despertó la indignación de diversas asociaciones de animales, entre ellas la Red Argentina de Entidades Protectoras de Animales No Eutanásicas: 200 personas marcharon por las calles de Posadas para denunciar la matanza de mil perros y exigir “una respuesta prudente, seria, sin el sacrificio de animales, contra la leishmaniasis”.


La selva. Colombia es uno de los países más castigados por la enfermedad. Las leishmaniasis visceral y, en mayor medida, su versión cutánea, son comunes entre los miembros de las FARC y afectó a Ingrid Betancourt como consecuencia de sus días de cautiverio en la selva. En América latina, los brotes más serios de leishmaniasis visceral se vienen dando desde 2002 en Asunción del Paraguay y la localidad de Campo Grande, en Brasil, con 216 personas infectadas y una decena de muertos. Desde allí habría ingresado la enfermedad al país.

“Llegaron a Misiones perros infectados con los parásitos. Los mosquitos que estaban en la provincia habrían picado a esos perros ya infectados y así se habría producido la transmisión en humanos”, explicó Jorge Gutiérrez, jefe del Departamento de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Salud de Misiones. Además, la deforestación, la urbanización desorganizada y el cambio de temperatura habrían favorecido la emergencia del vector, según dijo a PERFIL Tomás Orduna, coordinador del Servicio de Medicina del Viajero del Hospital Muñiz.

Desde 2006 se han notificado 31 casos en humanos, pero podría haber muchos más. De hecho, en La Banda (Santiago del Estero) y en Clorinda (Formosa) ya se encontraron perros infectados. “Desde que el mosquito pica hasta que aparecen los primeros síntomas, como fiebre prolongada, pérdida del apetito y dolor abdominal, hay un tiempo de dos a nueve meses de incubación”, sostuvo Gutiérrez. Si la enfermedad no es diagnosticada a tiempo, es mortal en el 90% de los casos, ya que los parásitos de leishmaniasis afectan el hígado, el bazo, los ganglios linfáticos y otros órganos.


Prevención. A diferencia de la fiebre amarilla, que puede prevenirse a través de una vacuna, la única forma de evitar la infección de leishmaniasis es controlar al mosquito transmisor. “Hay que fumigar sólo en los espacios donde se detectaron casos humanos, eliminar malezas y basura alrededor de las viviendas, mantener limpios los gallineros y utilizar repelente para insectos”, sostuvo Orduna. Para Gutiérrez, “también hay que evitar contagios a perros, ya que en estos animales la leishmaniasis no tiene cura”.

Según estimaciones de veterinarios, uno de cada tres perros en Misiones estaría infectado. “Queremos una tenencia responsable de las mascotas, no una eutanasia indiscriminada de perros”, reclamó Juan Adolfo Zach, presidente del Colegio Profesional de Médicos Veterinarios de Misiones. “La leishmaniasis en los caninos no tiene cura pero sí un tratamiento que mejora su calidad de vida”, explicó Zach.

Desde el Ministerio de Salud de la Nación se están analizando los mecanismos para instrumentar una barrera sanitaria en la zona y ya se pidió a la población de Misiones que no traslade animales de una provincia a otra. “Todo indica que la leishmaniasis visceral lamentablemente llegó al país para quedarse”, concluyó Zach.

Deforestación y cambio climático, los responsables

Fiebre amarilla, dengue y ahora leishmaniasis. Misiones, Corrientes, Chaco y Formosa son las provincias del país más castigadas por estas enfermedades re-emergentes.

Médicos, climatólogos y especialistas coinciden en que la aparición de estos males tiene una causa: el desequilibrio ambiental generado por el cambio climático, los desmontes, las migraciones a áreas boscosas y el desvío de los cauces naturales de ríos y arroyos.

“En Brasil, a estas enfermedades se las llama ‘de las represas’ porque el mosquito se cría en aguas estancadas”, sostuvo Juan Yahdjian, médico de la localidad de El Dorado e integrante del Movimiento Social Misionero.

“El tema es muy grave, el aumento del número de casos es una señal de que estamos haciendo mal las cosas”, advirtió.

Por su parte, Tomás Orduna, coordinador del Servicio de Medicina del Viajero del Hospital Muñiz, de Buenos Aires, coincide en que “la deforestación, la urbanización desorganizada y el aumento de la temperatura habrían favorecido la presencia del vector” en el noreste del país.

Pero el cuadro empeora aún más si a esto se le suma la pobreza, el hacinamiento y la falta de acceso al agua potable. “Toda la región está seriamente comprometida”, concluyó Yahdjian.