Revista DoDó/Vida de Artistas Nro. 2

Rogelio Polesello

“… Estoy comunicando una pasión, lo que ya es bastante.”

Autor/a: Revista Do Dó

... Siempre supe que quería ser artista plástico, de chico hacía dibujos, historietas. Mi formación tiene que ver con la escuela de Bellas Artes y con la negación de la escuela de Bellas Artes. En los últimos años cuando ya nos recibíamos, prácticamente abandonamos las clases de dibujo y de pintura y junto con Le Parc, Wells y muchos otros trabajábamos en monocopias, nos íbamos a la parte de grabado y no hacíamos grabados propiamente dichos sino monotype, monocopias. La monocopia consistía en un trabajo más gráfico y con más libertad porque podíamos ver el resultado casi de inmediato, trabajando sobre una plancha de metal o de madera, recortando papeles, entintando papeles y armando cosas que reproducíamos en forma inmediata. Lo que aprendimos, en mi caso gracias a la intervención de un profesor que tuve, Otano, comprendimos que no es la mano que dibuja sino que es la mente que dirige la mano que dibuja.

Lo que nos pareció revelador es la idea de volver al arte como cosa mental. Básicamente yo trabajé de esa manera, conservo todavía varias de esas piezas de las que nunca me quise desprender, son piezas del año 1958, salvo una que esta en la colección de Eduardo Grüneisen, y algunas de las primeras que se vendieron en Washington y otros sitios.

... Al mismo tiempo que hacía monocopias yo diseñaba gráficamente, ese fue el punto de partida porque sentí que era más importante la parte gráfica y la idea anterior a la obra, cuando la pensaba. Tuve dos etapas que se contradecían por que también intentaba borrar con el pensamiento, más relacionado con el action painting, trabajaba con elementos geométricos y después arrojaba pintura sobre la tela y trabajaba con una espátula de goma, con las manos o con pinceles como borrando toda esa cosa o superponiendo. Siento que esto enriqueció mucho mi trabajo y mi pensamiento en los años ’60. Esto tiene que ver con un recuerdo gráfico de mi parte, de cuando visitaba las imprentas en donde estaban imprimiendo diseños que hacía y veía que para llegar a la calibración justa de la máquina se usaban pliegos que se sobre imprimían, entonces me fascinaba esta superposición de una cosa que no tenía nada que ver con la otra.

... Mi obra de esa época tiene relación con eso, todo tiene una refe-rencia con lo que uno hace a diario. Después seguí trabajando en cosas más geométricas, siempre trabajé con unas tramas de puntos, que tenían que ver con toda la cosa de la impresión, la descomposición de la imagen para la impresión en la que se veían las tramas que se forman con los colores magenta, cian, amarillo y negro.

 En el año 1964, 1965 nos llamaron, a un grupo de artistas, de la Cámara del plástico para mostrarnos un material que a ellos les interesaba que los artistas utilizaran. Me acuerdo que cuando el ingeniero nos mostraba el material inmediatamente tuve la idea de los puntos de la trama de impresión trasladados al acrílico y transformados en lentes. Creo que esta superposición mental que hice de los puntos de la trama de impresión sobre el acrílico macizo tiene reminiscencias de Italia, del Veneto, desde muy chico en la casa de mis padres jugaba con unos vidrios, que mi madre tenía, y miraba a través de ellos y lo que veía era esto que hice con los acrílicos. Yo creo como decía Alejandro Otero, un gran artista venezolano, que en la vida hay que tener una sola idea y llevarla acabo. Lo que hice hasta ahora es convertir en realidad ese sueño que veía desde chico a través de los cristales.

... En la escuela de Bellas Artes hice dibujos a carbonilla, retratos, copias de yeso, un montón de cosas que yo las veo hoy como innecesarias. Quizás necesarias porque las hice pero innecesarias para lo que es el pensamiento de hoy. Creo que aprendí mucho más de la parte gráfica que de la escuela de Bellas Artes, yo tenía profesores que en esa época se reían de Picasso, recuerdo que mi primer libro fue uno de Klee de Will Grohmann que me sirvió para despertar y confirmar cosas en las que pensaba y no estaba tan equivocado. Después vinieron los viajes, la posibilidad de ver los originales, no había Internet en esa época, no había tantas publicaciones, hoy todo eso cambió la comunicación es absolutamente diferente. Todo lo que veíamos nosotros era por medio de impresos, encontrarme con originales fue fantástico porque la comunicación frente a un original es otra cosa, pura sensibilidad. Mi primer viaje fue en el año ´61, en un avión a hélice, a una exposición que hice en Washington y después de ahí a visitar museos, pase por Nueva York en ese viaje los conocí a Fernando Botero, que en ese momento hacía unas carbonillas que valían usS 500 y a Armando Morales, un artista de Nicaragua que ahora vive en Londres, para mí fue una experiencia muy importante ese primer viaje. Después vinieron los viajes por América Latina, Perú, Colombia, Venezue-la, El Salvador, Guatemala, México, donde realicé exposiciones.

... Yo siempre me preguntaba ¿Cuál es la diferencia entre un artista europeo o norteamericano? A ningún artista europeo se le ocurre pensar que está haciendo arte europeo, hace lo que hace y se acabo y lo mismo pasa con un artista norte americano. Aunque en los EEUU sí hubo un planteo de reacción frente a la escuela europea, donde nace el Pop cuando Andy Warhol comienza a tomar los elementos cotidianos o Lichestein con las historietas, empieza a plantearse un punto de vista nuevo que curiosamente tiene que ver con la parte gráfica. Por suerte ese momento lo pude vivir a pleno en mi primer viaje en el ´61.
... Los años ´60 son para mí una etapa muy pasional, estábamos conec tados con Romero Brest con el instituto Di Tella, había mucha efervescencia, mucha creatividad, de hecho hoy están pasando cosas con estas obras que hicimos en los ´60, acaba de salir en el remate de Christie´s una por un precio record de us$ 100.000. Hay un interés por todo lo que paso en esa época. En cierta manera el arte es intemporal, por algo esta pasando lo que esta pasando con esas piezas de acrílicos tallados que hice en el año ’65, el otro día me llamaron de Maiami para preguntarme si la pieza que estaba en remate en Sotheby’s era actual, si la había hecho hace poco.

El Di Tella fue un punto de partida para nuestra generación, al menos para algunos, se podría decir que fue una universidad de donde salieron cosas muy importantes. El Instituto nos daba mucho ánimo, artistas como Marta Minujin dejaron un testimonio muy importante de esa época. Nos está pasando que hay un retorno, un querer saber qué pasó en Argentina en esa época. Fueron muchas cosas dispares, cada artista tendrá su explicación. Para mí que trabaje con mucha pasión desde ese entonces, veo los resultados de esto, que no es una carrera, sino es una tarea de todos los días, siento que hay una gratificación después de todo ese trabajo.

... Yo siento que hasta Paul Klee tiene raíces latinoamericanas aunque parezcan africanas, yo creo que hay una conexión mucho mayor entre lo que pasa en Latino América, Asia y África. A tal punto que creo que lo que estoy haciendo hoy es un gran ensamble de todo eso, donde puede entrar Japón, China, pueden entrar signos árabes, asiáticos, precolombinos, cada día que pasa creo más en esa mezcla de cosas.

Hoy hay una cantidad de artistas jóvenes muy talentosos, sería injusto mencionar a unos y no a otros, creo que hay una generación con mucho talento que de alguna manera recibió la enseñanza de lo que sucedió antes como así nosotros también ya teníamos cierta base que venía del grupo Madí por ejemplo o maestros como Torres García, evidentemente hubo una cosa que pasó en el sur. Artistas realmente importantes, Del Prete, Xul Solar, Valle Planas, Berni, Pettoruti, Raquel Forner, y seguramente me estoy olvidando de muchos, había una base y esto prendió, ahora lo que hay que seguir haciendo es el trabajo de todos los días.

... El artista debe convertirse primero en espectador, porque es el artista el que debería estar preparado para asimilar lo que hace el otro. Trato con mi trabajo de producir una relación con el espectador, es lo que más me interesa. Habría que ampliar el espacio de exhibición, por eso me interesan las obras de arte dentro de los espacios públicos que se pueden hacer a través de gigantografías, impresos, pienso que es fundamental salir del ámbito de las galerías y los museos.

Tengo plena conciencia de lo que estoy comunicando, no es un mensaje que se pueda describir, estoy comunicando una pasión que ya es bastante.

... Cuando realmente siento que acumulé una cantidad de información y de sueños entonces puedo trabajar mucho tiempo sin parar, pero hay momento en que me dejo estar, planeo, y después aterrizo. Pero siempre estoy pintando, pintar no significa el acto de trabajar sobre una superficie, uno pinta cuando esta soñando cuando esta des-pierto cuando esta hablando. Hacer arte es establecer una relación, cuando uno puede relacionar una cosa con otra y se produce un chispazo, eso es lo importante, por lo menos para mí. Puedo estar mirando un periódico y veo una foto y después encuentro otra, las junto en mi imaginación y ya hice una obra de arte. Es como el latido del corazón, no para nunca. Hay un momento en que se concreta materialmente pero no para nunca. La imagen es como la de un malabarista que esta tirando pelotas todo el tiempo y en algún momento para y hace otra pirueta.

Cuando a Fellini le preguntaban como funcionaba su inspiración el contestaba “Con el adelanto”, entonces estás ahí pensando algunas cosas y cuando se presenta la oportunidad de concretarlas lo hacés. 

* IntraMed agradece a la Revista Do Dó por compartir su artículo con nosotros.