Las evidencias publicadas en el último número de la revista ‘Pediatrics’ demuestran que la dosis de 0,2 mg –o de 0,3 mg/kg de peso en el nacimiento– de vitamina K administrada intramuscularmente –en definitiva, inferior a la dosis de 1 mg tradicionalmente recomendada– resulta adecuada para mantener los niveles de vitamina K en bebés permaturos cuando menos durante el primer mes postnatal o hasta que sean alimentados con leche materna.
En palabras del Dr. Paul Clarke, del Norfolk and Norwich University Hospital del Reino Unido y principal investigador del estudio, “en numerosas partes del mundo, los bebés permaturos reciben dosis profilácticas mucho más elevadas que las mostradas en nuestro trabajo. Pero los resultados indican que dosis inferiores iniciales de vitamina K resultan mucho más apropiadas para la profilaxis de esta población".
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores asignaron a 80 bebes prematuros –menos de 32 semanas de gestación– a 3 regímenes de profilaxis con vitamina K: 0,5 mg intramuscular (IM) –grupo control–; 0,2 mg IM; ó 0,2 mg intravenoso (IV).
Los resultados mostraron que la profilaxis de vitamina K con la inyección IM de 0,2 mg mantenía un estado adecuado de vitamina K hasta una media de edad de 25 días –sin que se produjera una acumulación precoz de vitamina K–. De hecho, se trata del primer estudio en el que se muestra que dosis mayores –caso de la de 0,5 mg– o intravenosas pueden sobrecargar el hígado de algunos infantes prematuros al inducir una mayor producción de vitamina K sérica y de sus metabolitos.
"Los resultados vienen a apoyar la actual recomendación de la Academia Americana de Pediatría de administrar una dosis de 0,3 mg/kg de vitamina K1 para infantes prematuros con un peso al nacer inferior a los 1.000 g”, apuntó el Dr. Clarke. Las evidencias, asimismo, sugieren que los niños amamantados que reciben menores dosis profilácticas al nacer “pueden presentar un riesgo de sangrado ulterior por deficiencia de vitamina K hasta que no reciban vitamina K suplementaria en su alimentación”, en palabras del investigador, quien concluyó “que el estudio debería guiar de una manera más apropiada el establecimiento de los regímenes de dosis de vitamina K para bebés prematuros”.
Pediatrics 2006;118:e1657