El estudio tuvo como justificación la frecuencia elevada de dolor visceral en asociación con enfermedad oncológica y las opciones limitadas de manejo, lo que llevó a realizar un abordaje percutáneo que bloqueara los nervios de esta área. En este primer reporte se incluyeron 28 pacientes, de los cuales 25 presentaban afección neoplásica de las vísceras pélvicas secundaria a cáncer cérvico-uterino (20 pacientes), prostático (cuatro pacientes) y testicular (un paciente) y el resto lesión visceral posradiación (tres pacientes). El dolor se redujo o se alivió significativamente en todos los casos y no se presentaron complicaciones serias. Al emplear la escala visual análoga (EVA) se observó una disminución promedio del dolor de 70%.
El dolor residual fue catalogado de origen somático y requirió de tratamiento alternativo: administración epidural de esteroides, series de fenol al 2 o 3% epidural y/o la administración oral de analgésicos no opioides; con esto se disminuyó globalmente el dolor en 90%. No se presentó recidiva del dolor vegetativo hasta su muerte (
Desde la primera publicación hasta 1997 este grupo ha acumulado experiencia con más de 140 pacientes oncológicos y aproximadamente 16 pacientes no oncológicos. En estos últimos se obtuvieron resultados similares a los de los pacientes oncológicos, con la salvedad de que cuando el bloqueo fue exitoso, el dolor residual no fue común y otras intervenciones complementarias no resultaron necesarias.
Kent y sus colaboradores publicaron sus resultados acerca del uso de esta técnica en 26 pacientes con dolor pélvico por cáncer. El 69% (18 pacientes) tuvo un alivio satisfactorio del dolor después de uno o dos procedimientos (disminución de EVA de