La alodinia provocada por el frío es extremadamente rara en lesiones espinales con dolor por debajo del sitio del daño. Por otra parte, la hiperalgesia siempre está presente en la zona de nivel de dolor. Pero, ¿esta zona de transición dolorosa se debe a la lesión de alguna raíz o es por una genuina lesión a la médula espinal? O, para complicar más las cosas, ¿están ambos tipos de lesión relacionados? Debido a estas incógnitas es difícil dar una interpretación adecuada a la alodinia e hiperalgesia. Esto es menos confiable cuando se trata de dolor por debajo de la lesión, específicamente en el dolor por lesión de la cauda equina. Por lo anterior, una adecuada clasificación de estas lesiones sería de gran utilidad. Hasta hoy una clasificación elaborada sin bases en el entendimiento de las lesiones espinales y el dolor asociado generalmente es incorrecta.5
El manejo efectivo de una lesión espinal aguda es importante, ya que ésta puede tener un efecto devastador tanto para el paciente como para su familia. La mayoría de las lesiones espinales agudas se debe a traumatismos, y se sabe que la incidencia en Estados Unidos es de 10000 casos por año, siendo más frecuentes en adolescentes y adultos jóvenes masculinos. De 30 a 50% de las lesiones son completas y 60% de ellas involucran el nivel cervical.
La principal causa de estas lesiones son accidentes en vehículos de motor, caídas, asaltos, deportes y accidentes laborales; otras causas menos frecuentes son: iatrógenas, inflamatorias, neoplásicas, por alteraciones esqueléticas, alteraciones vasculares y lesiones congénitas.6
Aunque la incidencia anual de lesiones espinales traumáticas es baja, los costos de hospitalización y rehabilitación pueden representar hasta 572 mil dólares por paciente, pues la sobrevida después de las primeras 24 horas es de 90% o mayor; las lesiones de origen no traumático suelen ocasionar un gasto menor por presentarse en grupos de mayor edad y por no ser tan severas o incapacitantes.7
En muchos años no han cambiado las bases para el diagnóstico y tratamiento de las lesiones espinales agudas. Para establecer el diagnóstico se requiere una detallada historia clínica, exploración física y estudios de imagen a fin de delimitar el nivel, la severidad y la causa de la lesión. El objetivo del tratamiento es restablecer y mantener la función neural. Los abordajes terapéuticos se han visto influenciados por el conocimiento de la fisiopatología de la lesión espinal y por los avances en los estudios de imagen y las técnicas de instrumentación.
Las lesiones espinales pueden involucrar a la médula espinal y/o a los elementos vertebrales y, por lo tanto, deben ser diagnosticadas y manejadas como dos entidades distintas. Esta primera subdivisión, aunque artificial, representa una forma de identificar los elementos lesionados y la extensión del daño para planear el tratamiento adecuado.
Existen diversos tipos de dolor que acompañan a las lesiones de la médula espinal además de los tres componentes comunes del dolor central: espontáneo estable (constante), neurálgico espontáneo y dolor provocado, que incluye alodinia e hiperpatía. La disparidad en la incidencia de dolor asociado a lesiones de la médula espinal se debe a la variedad en los diseños de los estudios, pero también a la falta de consenso sobre cuáles son los dolores que se presentan con más frecuencia y cómo clasificarlos. La ausencia de un sistema universal para definir categorías y características del dolor ha hecho que la IASP (Asociación Internacional para el Estudio del Dolor) proponga la taxonomía que deben utilizar todos los médicos e investigadores en este campo.8