El tratamiento con pirimetadina y sulfadiacina, durante el primer año de vida de los niños, puede llevar a un duradera disminución de daños cerebrales u oculares a causa de toxoplasmosis congénita., según un estudio de miembros del Toxoplasmosis Study Group, de Estados Unidos, publicado por “Clinical Infectious Diseases”.
Los autores trataron 120 niños con toxoplasmosis congénita con una de dos niveles de dosis de pirimetadina más una dosis de sulfadiacina. El tratamiento comenzó inmediatamente después del nacimiento y continuó durante 12 meses. La media de edad de los pacientes era de 10,5 años. Al nacer, 96 niños presentaban anomalías clínicas, algunas de grave naturaleza.
Nueve niños fallecieron por infecciones respiratorias asociadas con la toxoplasmosis y otros dos murieron sin causa específica. Ninguno de los fallecimientos se relacionó con el tratamiento. La mayoría de los niños padecían enfermedad ocular al comienzo del estudio. Un 85% tenía algún tipo de deterioro visual.
De los niños que no sufrían enfermedad neurológica substancial, el 91% no desarrolló nuevas lesiones oculares. El 64% de los que tenían enfermedad neurológica moderada o grave tampoco desarrollaron nuevas lesiones oculares.
Clinical Infectious Diseases 2006;42:1383-1394