Objetivo:
El propósito de este estudio ha sido comparar un clavo céfalo-medular que utiliza la fosa piriforme como punto de entrada, con otro que usa la punta del trocánter mayor para dicha entrada, en fracturas de alta energía del fémur proximal en pacientes jóvenes. La hipótesis de trabajo fue que el clavo cuyo punto de entrada estuviera en la punta del trocánter produciría una menor pérdida de sangre que el otro.
Diseño:
Prospectivo aleatorizado.
Lugar del estudio:
Centro de traumatología de nivel 1.
Pacientes:
Se estudiaron 34 pacientes, cuya edad estuvo comprendida entre 15 y 50 años, con fracturas subtrocantéreas, pertrocantéreas o ipsilaterales de cuello y diáfisis femoral, de alta energía.
Método:
Se aleatorizaron los pacientes en dos grupos, uno cuyo tratamiento se hizo mediante clavo Recon de Russell-Taylor y otro cuyo tratamiento se llevó a cabo mediante clavo Gamma largo de Howmedica. Las intervenciones se realizaron en mesa ortopédica, en posición lateral o de decúbito supino, según las preferencias de cada cirujano. Se evitó la exposición directa de la fractura. La reducción se realizó por medio de tracción, colocación del paciente y presión manual. Cuando fue necesario se realizaron pequeñas incisiones para introducir instrumentos que mejoraran la reducción. Se usaron fresas intramedulares y todos los clavos fueron bloqueados. No se usó injerto óseo en ningún caso.
Principales parámetros valorados:
En cada paciente se recogieron las pérdidas de sangre, la longitud de la incisión y el índice de masa corporal. Se anotaron también la valoración de cada cirujano con respecto a la facilidad de manejar el instrumental y la calidad de la reducción obtenida. Los pacientes se siguieron hasta la consolidación de las fracturas. También se midieron al final del seguimiento el arco de movilidad de la cadera y rodilla. Se analizaron las radiografías finales (las obtenidas en el momento de la consolidación), para valorar la posible existencia de una mala alineación en varo. También se registró la vuelta al trabajo y la puntuación de cadera de Harris, para evaluar la función de las caderas.
Resultados:
Hubo 17 pacientes en cada grupo. Los grupos no presentaron diferencias con respecto a las pérdidas de sangre, la longitud de la incisión, la duración de las intervenciones y las complicaciones intraoperatorias. El índice de masa corporal estuvo claramente relacionado con la duración de la intervención (p < 0,001) y con la longitud de la incisión (p < 0,001). No hubo diferencias con respecto a la facilidad de uso del instrumental o la calidad de la reducción obtenida con los dos tipos de osteosíntesis. Tampoco hubo diferencias con respecto a la tasa de consolidación viciosa en varo.
Hubo dos pacientes que se perdieron durante el seguimiento antes de que sus fracturas consolidaran. El resto de las fracturas consolidaron sin necesidad de injerto óseo, ni otras técnicas adicionales. Un paciente obeso presentó una infección de la herida, que se resolvió tras su desbridamiento y tratamiento con antibióticos. Se perdieron 6 pacientes antes de su evaluación al año de la lesión. Entre los 28 restantes, tras una media de 14 meses, no hubo diferencias entre los dos grupos con respecto a su retorno al trabajo, la puntuación de cadera de Harris y el arco de movilidad de cadera y rodilla.
Conclusiones:
Ambos sistemas de fijación proporcionaron buenos resultados en estas difíciles fracturas. No se han encontrado diferencias entre ellos con respecto a la longitud de la incisión, la duración de la intervención, la pérdida de sangre, la facilidad de uso, la tasa de consolidación, la tasa de complicaciones y los resultados.