Alergia e infecciones

Relación entre alergia y susceptibilidad a infecciones

Las infecciones víricas influyen en la función de la vía aérea y el asma a través de diferentes caminos.

Autor/a: Dra. Ana M. Koatz*

Se prevé que para 2015 un 50% de la población de los países mas desarrollados tendrá alergia si continúa la progresión experimentada en los últimos 20 años.
Se habla de epidemia de alergia a nivel mundial y hay que destacar la precocidad de los síntomas
Es sumamente importante tener en cuenta la disminución de la calidad de vida de las personas que padecen patología alérgica. Un reciente estudio epidemiológico   ("Allergy: Leaving & Learning") refleja que un 60% de la población alérgica considera que la enfermedad interfiere notablemente en su calidad de vida. Este dato contrasta con la tendencia general, incluida la comunidad médica, a infravalorar los síntomas de la alergia causantes de tal deterioro.

Existen distintas teorías sobre semejante incremento. Según la teoría de la higiene el exceso  de la misma actúa como desencadenante para que un sistema inmunitario, falto de estímulos, defienda al organismo de agentes que a priori son inofensivos.
Según esta teoría las infecciones tempranas tendrían un efecto protector, sin embargo otros autores comprobaron que haber sufrido una infección antes de los seis meses aumenta las probabilidades de padecer alergia.

A qué se podrían deber, entonces,  las bondades de un estilo de vida menos higiénico?  Probablemente  una estimulación microbiana por parte de microorganismos medioambientales o productos microbianos, o ambos, que no ocasionan una patología clínicamente aparente,   estimulan el sistema inmune.
Según la 'antigua' hipótesis higienista, el sistema inmune del alérgico presenta un desequilibrio entre los linfocitos Th1 (los que protegen de virus y bacterias) y los Th2 (los que hacen frente a parásitos y alergenos) en favor de estos últimos.
Pero la nueva versión de la teoría sugiere que lo que hace la higiene ''es disminuir la producción de un tercer grupo de actores en el drama inmune: las células T reguladoras. Es la escasez de éstas la que ocasionaría la alergia.  Estas células son las encargadas de que el sistema inmune no reaccione ante organismos como las micobacterias, los lactobacilos y los helmintos , 'viejos amigos que han convivido con nosotros durante generaciones. Por eso, la 'extinción' de estos microorganismos 'buenos' -y no la desaparición de virus y bacterias- estaría trastocando el sistema inmune y, en función de factores genéticos, predisponiendo a sufrir alergia''

Además de ésta, se destacan dos aspectos estrechamente ligados: la predisposición genética y los factores ambientales como la contaminación, los aditivos y el tabaquismo, entre los más importantes.
La contaminación urbana, por ejemplo, multiplica por dos la cantidad de enfermedades alérgicas registradas en el campo (25% respecto al 12% de la rural).
Las infecciones víricas influyen en la función de la vía aérea y el asma a través de dos caminos diferentes. Durante la  lactancia las infecciones víricas, particularmente por el virus sincicial respiratorio,  provocan la aparición de sibilancias, sobre todo en aquellos pacientes en los que se comprueba una disminución de la función pulmonar. Sin embargo, no todos estos pacientes  desarrollan asma. El factor de predicción más importante en la posible aparición de asma es la existencia de atopía en alguno de los progenitores, especialmente la madre.

En niños y adultos con asma preexistente,  las infecciones respiratorias víricas
son una causa frecuente de exacerbaciones. Así se encuentra que aproximadamente el 60% de ellas se ve precedida de una infección vírica y los virus más frecuentemente involucrados son los Rinovirus

Nosotros hemos encontrado  que el 50% de las exacerbaciones de asma en pacientes escolares (4 a 13 años –  en un seguimiento de 3 años ) están asociadas con una infección respiratoria acompañada  de brusca disminución en los valores de Pico-Flujo . Dicha exacerbación se produce a los 2 días del inicio de los síntomas catarrales, seguidas de una recuperación progresiva que se completa a las 2-3 semanas.
En el momento   de la máxima sintomatología infecciosa  se pudo detectar  la presencia de eosinófilos y/o proteína catiónica en las secreciones nasales.
Estas observaciones llevan a pensar que la inflamación alérgica eosinofílica está influenciada por las infecciones respiratorias víricas. El incremento de eosinófilos podría contribuir a la inflamación de las vías aéreas y condicionar un mayor grado de respuesta bronquial y una tendencia a las sibilancias.

Para explicar la forma en que estos virus inducen asma se han propuesto diferentes mecanismos:
– Daño epitelial.
– Sibilancias reflejas consecuencia de la inflamación.
– Aspiración de mediadores inflamatorios de las vías aéreas altas.
– Generación local de citoquinas  pro inflamatorias.
– Aumento del reclutamiento de células inflamatorias en la vía aérea.
– Aumento de la liberación de mediadores inflamatorios.
-  Generación de anticuerpos IgE específicos para el virus.

Aunque todos estos factores probablemente desempeñan algún papel en las exacerbaciones de asma ligadas a infecciones respiratorias, revisiones recientes sostienen la hipótesis de que los virus respiratorios generan citoquinas que pueden estimular la inflamación existente de las vías aéreas, aumentando así la probabilidad de asma.
Estudios in vitro demuestran que las infecciones, sobre todo virales,  pueden activar a los linfocitos e inducir la generación de citoquinas con efectos pro inflamatorios. Además provocan el aumento de la secreciones de TNF-a e IL-1b por parte de los macrófagos.
Estas citoquinas incrementan la expresión en la célula epitelial de la molécula de adhesión ICAM-1, y puesto que ésta es el receptor principal de los Rinovirus, estos   pueden tener mayor probabilidad de infectar y de perpetuar el proceso.
Los recientes avances en el conocimiento del papel primordial que desempeñan las moléculas de adhesión en la inflamación alérgica han orientado hacia una nueva visión de la terapéutica basada en el bloqueo de estos receptores.

Varios  estudios a nivel internacional  sugieren que la infección viral del tracto respiratorio inferior, producida durante la niñez temprana, se asocia a cambios patológicos en la vía aérea que incluyen hiperreactividad y obstrucción crónica de la misma. Si bien no hay un mecanismo que explique por si solo por qué los virus condicionan la aparición de asma, existe un hilo conductor que une a todos los mecanismos que pudieran estar implicados y éste es la capacidad que tienen los virus de causar inflamación, bien directamente a través de efectos citopáticos, o indirectamente incrementando la inflamación de las células respiratorias como consecuencia de la producción de citoquinas pro inflamatorias.

La posibilidad de prevención estaría basada en una estrategia de evitación de la infección teniendo en cuenta la vía de inoculación.
En una reciente revisión realizada por Mygind et al. se enfatiza  la importancia, en aquellos pacientes que han  tenido contacto con los virus, de evitar la autoinoculación derivada de tocarse la nariz y los ojos, al mismo tiempo que se aconseja  evitar las  guarderías en niños que se encuentren afectados en forma importante.

Se ha podido demostrar que algunos antihistamínicos de segunda generación son  útiles en la modulación de la expresión de molécula de adhesión ICAM-1 en el epitelio nasal. Los mecanismos por los cuales se produce este efecto no son bien conocidos, si bien, parecen independientes del efecto antihistamínico

Además de este mecanismo ligado a los virus, las personas alérgicas son más susceptibles a infecciones severas de otra naturaleza, puesto que a la expresión de moléculas de adhesión e inducción de citoquinas  producidas por la inflamación mínima persistente que presentan los pacientes con rinitis/asma,  se agrega   la inflamación producida por la infección. Estos dos procesos inflamatorios tienen un efecto sumatorio a nivel de la sintomatología. 


Pruebas in vivo e in vitro  demuestran lo anteriormente dicho, o sea la capacidad de los virus ( se estudió con Rinovirus)  de estimular a las células epiteliales bronquiales para que produzcan citoquinas y quemoquinas pro inflamatorias, así como  la de estimular el sistema nervioso colinérgico y no colinérgico. Por otra parte,  incrementan la producción de ICAM-1, y pueden dar lugar a respuestas inespecíficas de los linfocitos T. También se comprobó mayor producción de cistenil leucotrienos en las secreciones de los pacientes con broncoespasmo.
En  infecciones  experimentales con estos virus,  se determinó un aumento de la sintomatología clínica y de la hiperreactividad bronquial,   asociada a un aumento de eosinófilos y de proteína catiónica en el esputo.

Mucho queda aún por estudiar entre la relación que existe entre alergia e infecciones, pero teniendo en cuenta que los factores que determinan su incremento en la población mundial son múltiples, es necesario tomar rápidas medidas.
Es preciso conocer los costos de esta enfermedad. Costos que son muy importantes   tanto en términos financieros como humanos, especialmente porque sus síntomas,
en muchas ocasiones,  no son identificados como síntomas de alergia. La Asociación Europea informa que  la causa principal para que esto ocurra es la falta de información   de   pacientes y de profesionales médicos. Por ello es muy importante brindar información adecuada a médicos no especialistas y en especial a las personas que no son conscientes de ser alérgicas.
Cuando la alergia se desarrolla sin ser detectada, o sin ser adecuadamente tratada,
 dificulta la calidad de vida del paciente y desemboca en una enfermedad grave y costosa.

La “explosión” de personas con alergia en un futuro no muy lejano

A través de  estudios epidemiológicos   se confirma que la alergia se inicia cada vez  a edad  mas temprana, en general en forma de dermatitis atópica  que muy frecuentemente está  ligada a alergia alimentaria.
Los primeros síntomas de rinitis alérgica estacional (fiebre del heno) aparecen aproximadamente a  los tres años de edad y su incidencia aumenta del 2 al 3% por año, durante los primeros 10 años de vida.
Hay que tener en cuenta que la vía aérea es una unidad y que una importante proporción de las rinitis alérgicas no tratadas desembocan en asma bronquial.
El hecho de que las generaciones más jóvenes se vean especialmente afectadas por la alergia significa que el número de casos esperados puede sufrir una  “ explosión” en los próximos años. Esto englobaría todos los síntomas de la alergia, desde el eczema, al potencial y fatal shock anafiláctico.

* Dra. Ana M. Koatz
Presidente   V Congreso Multidisciplinario en Asma, Alergia e Inmunología
II Convocatoria Latinoamericana
II Congreso del Mercosur en Alergia e Inmunología en ORL
XII Encuentro de grupos de Investigación y estudio



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