¿Cuáles serán los fundamentos del dolor?
Una trama de conexiones nerviosas y sus representaciones en la conciencia o una matriz de significados que la biología sólo explica parcialmente
¿Tiene significado el dolor?
Una percepción despojada de sentido, pura excitación de terminales sensitivas o un forma cultural plena de significaciones.
¿Dolor y sufrimiento?
Sinónimos, duplicación verbal que designa lo mismo o dimensiones irreductibles entre sí que dibujan los rostros de un fenómeno múltiple y complejo.
David Le Breton es un joven antropólogo y sociólogo francés, profesor de la Universidad de Estrasburgo. Desde hace varios años se ha dedicado a aplicar las herramientas de estas disciplinas al estudio de los fenómenos relacionados con el cuerpo: Antropología del cuerpo en la modernidad, Sociología del cuerpo, Cuerpo y sociedad, etc.
En este libro -recientemente publicado en Argentina- analiza el tema del dolor rescatándolo del confinamiento biológico y aportando contundentes interpretaciones sobre el significado que esta percepción adquiere en las diversas culturas.
El hombre, permanente creador de significados, experimenta el dolor de modos muy diferentes en función de sus patrones culturales. Lo social, lo étnico, el género, la educación y tantos otros factores modulan y modelan la relación del hombre con el dolor. Impiden el confinamiento del individuo en un puro cuerpo y producen respuestas propias frente estímulos aparentemente semejantes.
Las relaciones entre médicos y pacientes pueden ser vistas como el enfrentamiento y la negociación entre dos interpretaciones distintas que se disputan la hegemonía y la autoridad para leer el significado del dolor como signo. El médico se atribuye el monopolio de la palabra que nombra el dolor. El paciente percibe que su lenguaje no nombra su sufrimiento.
La demanda de analgésicos ha mostrado variaciones significativas en diversos contextos y frente a cuadros biológicamente equivalentes. El consumo de estos fármacos se incrementa por las noches, en soledad, en habitaciones internas y sin vista al exterior, en culturas más extrovertidas, etc.
Un soldado herido en combate o un deportista en alta competencia exhiben altos umbrales al dolor. Una mujer en el parto tolera intensidades de dolor imposibles de imaginar en otras circunstancias. ¿Qué efecto producirá en ellas la finalidad de ese padecimiento? La atribución de sentido puede explicar en estos casos fenómenos que la neurofisiología no podría distinguir.
El dolor se incrementa ante la cercanía de los seres amados. ¿Puede el dolor constituirse en demanda de afecto? ¿Tiene el amor propiedades analgésicas?
El dolor de las enfermedades terminales está siempre presente pero puede resultar innombrable. Su percepción materializa la cercanía de la muerte y es por ello silenciado, arrinconado allí donde la palabra no le de la oportunidad de hacerse visible.
La subjetividad modifica las percepciones, produce efectos terapéuticos o enfermedad. Aquello que Levy Strauss llamó la "eficacia simbólica" no es menos curativa que las drogas, incluso emplea sus mismos mediadores bioquímcos y moleculares.
La modernidad ha instalado la creencia de que todo dolor es inútil y conviene desembarazarse de él rápidamente. Analgesia, farmacología, cirugía han disminuido la tolerancia al dolor en el hombre moderno.
Un libro de lectura indispensable para quienes, como personas o como profesionales, conviven a diario con el dolor. Una forma inteligente de prevenir la simplificación y el reduccionismo ante una experiencia humana tan plena de significados.