Según Morris, más de 40 millones de personas son portadoras del VIH, de las que dos tercios viven en condiciones de pobreza severa en el África Subsahariana. En este contexto, dijo, según un comunicado del PAM, la ayuda alimentaria desempeña un papel clave en la lucha de estas personas contra la enfermedad.
"Poner fin al sida no es una lucha que podamos hacer sólo con medicamentos, necesitamos una nutrición adecuada, educación y agua potable", subrayó Morris, insistiendo en que aunque, cuando se habla del sida en los medios "se hace hincapié en la demanda de antirretrovirales, lo cierto es que -añadió- si se pregunta a las familias del sur de África, la región más afectada, se consigue una imagen diferente". "Esta gente habla sobre comida", subrayó.
Así, el responsable del PAM destacó que una buena alimentación ayuda a los enfermos a combatir las infecciones, mientras que la desnutrición perjudica el sistema inmunológico y hace a las personas más vulnerables ante las enfermedades, incluido el sida.
Por otra parte, instó al Congreso a que de una mayor prioridad a los fondos para las personas que sufren hambre, y no sólo para las víctimas de desastres y emergencias. Según Morris, cada cinco segundos muere un niño por enfermedades relacionadas con el hambre, siendo la desnutrición la amenaza número uno para la salud en todo el mundo por delante del sida, la tuberculosis o la malaria.
También recomendó al Congreso estadounidense que proporciones más ayuda a los huérfanos por el sida, que se espera que asciendan a 20 millones para 2010 e incremente los programas de alimentación en las escuelas. "Ayudar a los niños a que asistan a la escuela durante más tiempo, especialmente a las niñas, está comprobado que ayuda a evitar la propagación del VIH", subrayó.
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