En los últimos 60 años, la mortalidad del cáncer cervical a disminuido notablemente, en gran parte debido a la difusión del uso del test de Papanicolaou, el cual permite detectar la neoplasia intraepitelial antes de que progrese al estadio de cáncer cervical y, a su vez, detectar el cáncer cervical en una etapa temprana. Cuando el cáncer cervical se detecta precozmente, dice la autora, la tasa de supervivencia a los 5 años es superior al 90%. En Estados Unidos, el 80% de las mujeres se somente al screening cada 2 años y más del 90% lo hace al menos una vez. Por el contrario, la tasa de screening del cáncer de colon (mediante la búsqueda de sangre oculta en la materia fecal) en las mujeres mayores de 50 años es solo del 34% durante un período de 2 años.
A pesar de la aceptación tan difundida del screening del cáncer cervical, sigue habiendo dudas acerca de cuáles son las estrategias óptimas para su detección. Un tema de gran importancia es la frecuencia más adecuada con la cual debe hacerse el test de Papanicolau. El análisis costo beneficio, dice la autora, ha demostrado que el screening anual durante toda la vida no aumenta los beneficios comparado con el screening realizado con menor frecuencia y es, además, mucho más costoso. Sobre esta base, la American Cancer Society recientemente ha realizado una revisión de sus normas para el screening, y recomienda utilizar intervalos que van de 1 a 3 años, lo cual dependendo de varios factores, como la edad, los antecedentes de screening, el tipo de frotis de Papanicolaou y los antecedentes de inmunosupresión. Otras guías también han recomendado aumentar los intervalos de screening a más de un año, luego de tres test de Papanicolaou anuales normales consecutivos, con exámenes pélvicos también normales. Sin embargo, dice la autora, todavía faltan más datos que avalen estas recomendaciones.
En un artículo de Sawaya y colaboradores publicados en el número 16 del volumen 349 de The New England Journal of Medicine se dan a conocer las tasas de neoplasia cervical encontradas en una cohorte de mujeres entre 20 y 64 con un riesgo relativamente elevado y que han tenido tres tests de Papanicolaou previos negativos. La conclusión de los autores del trabajo fue que el screening que sigue al realizado con intervalos de 3 años podría conferir un esceso de riesgo de cáncer cervical invasivo inferior a 3 cada 100.000 mujeres, un riesgo que consideran similar al riesgo anual de cáncer de mama en mujeres de 45 a 64 años. Esta riesgo bajo podría disminuirse aun más mejorando la sensibilidad del Papanicolaou usando otra tecnología en base líquida o haciendo pruebas de DNA para papilomavirus humano y siguiendo nuevas reglas para la interpretación y el seguimiento apropiados de los tests de Papnicolaou anormales.
Los autores del trabajo estiman que en una cohorte hipotética de 100.000 mujeres con tres pruebas de Papanicolaou negativas consecutivas, el screening anual, comparado con el screening cada tres años luego del último test negativo, originaría 69.665 test de Papanicolaou y 3861 exámenes colposcópicos adicionales en mujeres de 30 a 44 años y un adicional de 209.324 tests de Papanicolaou y 11.502 exámenes colposcópicos en mujeres de 45 a 59 años, para detectar solo 1 caso adicional de cáncer. Estos tests adicionales son costosos y emocionalmente negativos para las pacientes, sin que en la práctica afecten la tasa de cáncer cervical.
A pesar de que las guías indican que el intervado entre los screenings pueden ser mayores para muchas mujeres, tanto los médicos como las pacientes tienen resistencia a cambiar, lo cual es atribuído a varios factores, como el buen resultado y la sencillez del secreening anual, el temor de las pacientes acerca del cáncer y el temor de los médicos sobre los problemas medicolegales que se puedan suscitar.
Otro problema importante, dice la autora, es que el intervalo entre los screenings fue aumentado a 3 años lo que podría provocar que las pacientes, inadvertidamente, sean estudiadas aun con menor frecuencia. El hecho que la mujer se someta al screening cada tres años es muy importante, prosigue la autora, ya que el 10% de los casos de cáncer cervical ocurre en mujeres que se han hecho Papanicolaou pero que no han sido sometidas a screening en los últimos cinco años. "Como las pacientes hacen el screening en forma más espaciada, hay que controlar bien que no discontinúen el screening por completo," dice Feldman y prosigue: "Dado que la mitad de los casos de cáncer cervical ocurre en mujeres que nunca se hicieron el screening, el hecho que las mujeres lo hagan aunque sea una vez puede contribuir a que los sigan haciendo anualmente, con la consiguiente disminución del cáncer cervical."
Dada la evidencia existente hasta el momento, la autora se pregunta cuál es la conducta que deben seguir los médicos. Según afirma, en las pacientes con bajo riesgo de neoplasia cervical y que cumplen con las recomendaciones del screening, es razonable aumentar el intervalo a tres años después de tres tests negativos consecutivos. Si se aumenta el intervalo, debe ir acompañado por consejos sistemáticos para asegurar que la mujer continuará con el screening a intervalos seguros. Estos beneficios se pierden después de los 60 años.
Traducción y resumen objetivo y comentario: Dra. Marta Papponetti. Especialista en Medicina Interna. Docente Autorizada de la Universidad de Buenos Aires.