La neumonía en la niñez es una enfermedad común estimada en 2.5 millones de casos anualmente en Europa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de 3 millones de muertes ocurren anualmente por infecciones respiratorias agudas, principalmente en los países en vías de desarrollo.
Una neumonía adquirida en la comunidad- (NAC) puede ser definieda como la presencia de signos y síntomas de neumonía en un niño previamente saludable debido a una infección adquirida fuera del hospital. Las pautas de manejo y protocolos han sido emitidos por las sociedades especialistas de varios países. Desgraciadamente, la evidencia a favor de calidad superior para algunas de las recomendaciones está a menudo carente. A inicio de los ochenta, la OMS emitió sus pautas de tratamiento, y diseñada para los países en vías de desarrollo con acceso limitado a las drogas dónde la neumonía bacteriana es probablemente más común. Las pautas detalladas por la Sociedad Torácica británica (BTS) en el manejo de la NAC en los niños se publicaron en 2001. En el manejo de niños con las condiciones respiratorias agudas, las preguntas siguientes necesitan ser contestadas:
¿el paciente tiene la neumonía?
¿es viral o bacteriana?
¿qué investigaciones deben hacerse?
¿cuál es el tratamiento óptimo?
Incidencia
En un estudio prospectivo (1981-1982) de una población finlandés bien definida de todo las edades, la incidencia de neumonía diagnosticada radiologilógicamente era más alta en la niñez temprana, con tasas de 36/1000 por año entre 0-5 años, y continuó siendo alto (16.2/1000 por año) entre los 5-14 años. La incidencia era ligeramente más alta en estudios que usaban sólo criterios clínicos para el diagnóstico.
Una historia de neumonía anterior o sibilancias, bajo peso al nacer, falta de alimentación a pecho, desnutrición, la asistencia a guarderías y el asinamiento son factores de riesgo significantes.
Etiología
Muchas bacterias y virus pueden causar la neumonía, y el diagnóstico microbiológico es difícil de establecer en la práctica clínica. Las diferencias en la incidencia relativa en la serie publicadas reflejan las diferencias entre las poblaciones (paciente internado contra el enfermo ambulatorio y edad), estación del año y métodos microbiológicos. En un 20-60% de todos los casos no se identifica ningún patógeno. Los virus corresponden el 14-35% de los casos y una proporción significante (8-40%) es debido a la infección mixta.
Hay diferencias relacionadas con la edad con las tasas más altas de Mycoplasma pneumoniae (42%) y Chlamydia pneumoniae (20%) informada en aquéllos niños mayores de 5 años de edad comparados con los menores de 5 años (15% y 9%, respectivamente). La incidencia de infecciones virales disminuye con la edad creciente considerando que las infecciones bacterianas permanecen estables para todas las edades.
El pico de infecciones virales típicamente es durante otoño e invierno, considerando que la neumonía bacteriana exhibe fluctuación estacional menos marcada.
Rasgos clínicos
La fiebre y la dificultad respiratoria son los síntomas mas comunes presentación de la neumonía, frecuentemente precedidos por una infección respiratoria superior relativamente menor. La ausencia de fiebre tiene un valor predictivo negativo de 97%. Otros síntomas incluyen tos, letargo, pobre alimentación y un niño ` enfermo'. El dolor torácico localizado o el dolor abdominal son rasgos de irritación pleural y más probablemente debido a la infección bacteriana.
El examen físico debe incluir una valoración de la apariencia general del niño, frecuencia respiratoria, mecánica respiratoria y auscultación torácica. Debe realizarse oximetría de pulso en todos los niños. La frecuencia respiratoria debe determinarse en 60 segundos y debe tomarse observaciones repetitivas en caso de inconsistencias.
La OMS ha definido taquipnea como:
a) más de 60 resp/min en los niños <2 meses de edad;
b) más de 50 resp/min entre 2-12 meses;
c) más de 40 resp/min en los niños > de 12 meses.
Esta definición dio sensibilidad más alta (74%) y especificidad (67%) para la neumonía radiológicamente definida, aunque era menos útil en los primeros 3 días de enfermedad.
La mecánica respiratoria y la oximetría de pulso dan una estimación de severidad de la neumonía.
Los hallazgos de la auscultación pueden ser una fuente de confusión debido a las diferencias en la terminología. También, el acuerdo del observador es bueno para los signos clínicos objetivos como el color, retraccaciones y uso de músculos accesorios que para los resultados auscultatorios. Es importante auscultar la parte anterior, posterior y lateral del tórax dado que los hallazgos pueden localizarse.
Los crepitantes son sonidos discontinuos oídos típicamente al final de la inspiración en la neumonía. La respiración bronquial es común en la presentación tardía. Las sibilancias e hiperinsuflación son más sugestivas de infección viral y del mycoplasma. La presencia de conjuntivitis en los lactantes menores de 3 meses con tos importante sugiere Chlamydia trachomatis, aunque en otras edades esto no es característico de ninguna etiología.
La severidad global y la decisión para hospitalizar al paciente deben basarse en los rasgos como actividad, modelo de alimentación, la presencia de deshidratación o cianosis, mecánica respiratoria y posibilidad de volver en caso de deterioración.
Artículo comentado por el Dr. Edgardo Checcacci, editor responsable de IntraMed en la especialidad de Pediatría.