La obesidad es una enfermedad multifactorial, cuya prevalencia está en aumento. Se identificaron muchos genes relacionados con el apetito y su regulación. El tejido adiposo sintetiza leptina, hormona que lleva información sobre el estado nutricional al hipotálamo. Allí se une al receptor de leptina, y dispara la producción de la hormona melanocito estimulante a, en las neuronas del sistema de la proopiomelanocortina (POMC).
La hormona melanocito estimulante a, se une al receptor de melanocortina 4 (MC4R), y así produce efecto anorexígeno, regulando el apetito. El gen que codifica el MC4R se ha implicado en más del 4% de los casos de obesidad con Índice de Masa Corporal (IMC) mayor a 35. En ratones las mutaciones y alteraciones de este gen provocan hiperfagia, obesidad, hiperinsulinemia y mayor eficiencia calórica.
En humanos alrededor de 30 mutaciones del MC4R se asociaron con obesidad. Las mutaciones del MC4R también se relacionaron con hambre excesivo, preocupación por la comida e hiperfagia. En obesos se han detectado mutaciones en el gen de la leptina, que provocan niveles plasmáticos de leptina bajos, y por lo tanto, sobrepeso. Otras alteraciones se describieron en pacientes con conducta alimentaria patológica y niveles séricos de leptina altos, como la alteración del gen del receptor de leptina. También, alteraciones génicas raras del POMC se asociaron con aumento del apetito.
El trastorno alimentario por atracones (TAA), se produce en el 2 a 5 % de las personas no obesas y en el 30 a 90% de lo obesos. La pregunta es si las mutaciones en la vía de la leptina y la melanocortina pueden ser responsables del TAA en obesos severos y sujetos con normopeso.
Métodos:
Se estudiaron 469 obesos severos, (99 hombres y 370 mujeres), de 17 a 70 años, con IMC de 35,1 a 70, 3 (media 4,2 ± 2 kg). El grupo control fueron 25 voluntarios sanos de peso normal.
Se tomaron datos antropométricos, estudios de composición corporal con DEXA para estimar la grasa corporal. Se midió el gasto calórico por calorimetría indirecta. Se extrajeron muestras de sangre para estudios genéticos y leptina sérica. Se estudió la conducta alimentaria, para diagnosticar TAA, con encuestas validadas y entrevistas usando los criterios diagnósticos del DSM IV. Atracón se definió como el consumo rápido de una cantidad inusual de comida en ausencia de hambre, provocando en el sujeto culpa, depresión y sensación de pérdida de control, sin conductas purgativas.
Resultados:
Se detectaron 24 pacientes con variaciones genéticas del MC4R, algunas descriptas previamente y otras no identificadas antes. No se encontraron diferencias significativas entre los portadores y no portadores de las mutaciones del MC4R en relación a la edad de comienzo de la obesidad y antecedentes familiares.
La leptina sérica se correlacionó con los niveles de grasa corporal, independientemente de la genética de los sujetos. Tampoco hubo diferencias en el gasto metabólico medido por calorimetría indirecta. Todos los portadores de la mutación del MC4R cumplieron con los criterios diagnósticos del DSM IV para TAA.
Discusión:
En esta población estudiada se halló que la mutación del MC4R está en el 5,1% de los pacientes obesos, siendo estos datos similares a los publicados en otros trabajos. La hiperfagia con excesiva preocupación por la comida, se asocia a las mutaciones del MC4R en humanos. Es destacable que todos los portadores de las mutaciones del MC4R cumplieron con los criterios diagnósticos de TAA. En los pacientes que tuvieron otras alteraciones genéticas la prevalencia de TAA fue igual que en la población general.
En ratones la deficiencia de MC4R se asoció con hiperfagia y con aumento de la eficiencia energética, pero esto no se ha observado en los estudios hechos en humanos. Los hallazgos de este trabajo sugieren que el TAA es una característica fenotípica mayor en personas con mutaciones del MC4R y sugiere que estos pacientes obesos son candidatos para el control genético de la conducta alimentaria. Como los TAA son un predictor de mal pronóstico en el tratamiento de la obesidad, incluso en paciente con gastroplastia, queda por determinar si las mutaciones del MC4R puede ser una de las causas de fracaso en el tratamiento. Es interesante especular que la incorporación de agonistas de la melanocortina, actualmente en desarrollo, pueden tener un rol específico en el tratamiento de los desórdenes de la conducta alimentaria con atracones.
Artículo comentado por la Dra. Débora Setton, editora responsable de IntraMed en la especialidad de Nutrición.