El SQC está regido fundamentalmente por el V par craneal e informa acerca de la pungencia de un estímulo: manifestaciones sensoriales de picor, calor, cosquilleo, frescor, irritación, astringencia, etc. que acompaña a determinados olores (amoníaco, menta) o sustancias que ingerimos, por ejemplo gaseosas o pimienta.
Estos sentidos son considerados, tradicionalmente, menores si los comparamos con la visión y la audición, debido a la poca información con que se contaba hasta no hace muchos años y porque sus alteraciones rara vez son fatales.
Esto realmente no es tan así ya que una persona con trastornos olfatorios puede sufrir accidentes o padecer una enfermedad más grave de lo que uno puede imaginar.