El trauma doloroso provoca una alteración en el estado metabólico junto con un deterioro de la sensibilidad a la insulina, la cual está directamente relacionada con la magnitud del trauma. Una investigación llevada a cabo en el Hospital Universitario de Aurhus, Dinamarca, analizó si el dolor per se influencia las acciones hepáticas y extrahepáticas de la insulina.
Durante la investigación fueron seleccionados un total de 10 hombres voluntarios sanos que fueron sometidos de manera randomizada a estudios de fijación secuenciados hiperinsulinémicos-euglucémicos (índice de infusión de la insulina, 0.6 mU · kg-1 · min-1 durante 180 min) con 4 semanas de diferencia. Durante 30 minutos, los pacientes fueron sometidos a una estimulación eléctrica autocontrolada del dolor que fue aplicada sobre la piel abdominal a una intensidad de 8 sobre una escala análoga visual de 0-10, justo después del procedimiento de fijado (estudio P). En el otro estudio, no se infringió dolor a los pacientes (estudio C).
Los resultados evidenciaron que el dolor redujo la captación de glucosa estimulada por la insulina en todo el cuerpo de 6.37 ± 1.87 mg · kg-1 · min-1 (media ± SD) en el estudio C, hasta 4.97 ± 1.38 mg · kg-1 · min-1 en el estudio P (P < 0.01), debido a una reducción en la eliminación de glucosa no oxidativa, tal como lo determinó la calorimetría (2.47 ± 0.88 mg · kg-1 · min-1 en el estudio P frente a 3.41 ± 1.03 mg · kg-1 · min-1 en el estudio C; P < 0.05). Sin embargo, las diferencias entre los índices de oxidación de glucosa no fueron estadísticamente significativas.
La supresión de la salida de glucosa endógena determinada isotópicamente durante la hiperinsulinemia evidenció una tendencia a disminuir después del dolor (1.67 ± 0.48 mg · kg-1 · min-1 en el estudio P vs. 2.04 ± 0.45 mg · kg-1 · min-1 en el estudio C; P = 0.06). El dolor produjo como respuesta un incremento de 2 a 4 pliegues en el cortisol sérico (P < 0.01), en la epinefrina plasmática (P< 0.05) y en los ácidos libres de grasas séricos (P< 0.05). De manera similar, las concentraciones circulantes de glucagon y de la hormona del crecimiento presentaron una tendencia a aumentar durante el dolor.
Los investigadores concluyeron que el dolor agudo severo disminuye la sensibilidad a la insulina, dado que afecta el metabolismo de la glucosa no oxidativa. Dentro de este proceso, la respuesta hormonal contrarregulatoria juega un papel importante. Esto podría indicar que el alivio del dolor en estados de estrés es importante para el mantenimiento del metabolismo normal de la glucosa.