Leucemia Mieloide Crónica

Nueva modalidad terapéutica contra la LMC

Estudios recientes muestran el alto grado de eficacia del inhibidor de la señal de transducción de la tirosina cinasa en leucemia mieloide crónica refractaria a interferón, en leucemia mieloide crónica en crisis blástica, en leucemia aguda linfoide (crisis linfoblástica) con cromosoma de Filadelfia positivo y en un caso de sarcome estromal gastrointestinal metastásico.

La historia moderna de la leucemia mieloide o granulocítica crónica se remonta a 1960 cuando Nowell y Hungerford descubrieron el cromosoma de Filadelfia, entonces descrito como un pequeño cromosoma acrocéntrico de la posición 22. Luego se sabría que el fenómeno reflejaba una translocación recíproca entre los brazos largos o q de los cromosomas 9 y 22o t(9;22).

En los sitios de ruptura resultaban fusiones de los remanentes locales y de las porciones translocadas (bcr-abl en el 22 y abl-bcr en el 9, generador el primero de una proteína dec 210 kilodaltons con actividad de tirosina cinasa).

La tirosina cinasa derivada del gen de fusión BCR-ABL es una oncoproteína que juega un papel determinante en la patogénesis de la leucemia mieloide o granulocítica crónica en su fase o etapa crónica.

El desarrollo de un inhibidor específico de la tirosina cinasa mencionada, verdadera terapéutica molecular dirigida contra un objetivo es el prototipo del diseño de nuevas drogas. Con el ítem de que todo parece indicar que la actividad de oncoproteína al estar limitada a la célula neoplásica no altera las células normales, una verdadera ensoñación para el oncólogo siempre acosado por los efectos tóxicos de la terapia antitumoral sobre las células normales.

Un nuevo medicamento conocido con el término de STI571 (antes CGP 57148B), STI es la sigla de Signal Transductor Inhibitor o inhibidor de la señal de transducción, actúa como la tirosina cinasa. STI es un derivado de fenilaminopirimidina.

La leucemia granulocítica o mieloide crónica es una enfermedad clonal de la médula ósea, relativamente infrecuente, que afecta personas en la sexta y séptima década de la vida. La expansión clonal se refleja en una marcada hiperplasia mieloide sobre todo de la línea granulocítica, en la médula ósea, y por granulocitosis con inmadurez en sangre periférica. El cromosoma de Filadelfia es característico de la enfermedad y en el seguimiento del paciente y en la respuesta al tratamiento la alteración cromosómica es de especial valor.

El mérito del desarrollo y aplicación de STI571 pertenece a un grupo de la Universidad de Oregon, liderado por el doctor Brian J. Druker.

Los autores reportan los resultados en 83 pacientes en fase crónica de la leucemia  mieloide crónica que habían dejado de responder a interferón alfa el tratamiento medicamentoso actual de elección; el transplante alogénico de médula ósea es la alternativa en ciertos casos.

Los pacientes recibieron de 1 a 14 dosis de 25 a 1000 mg por día de STI571. De 54 pacientes a 53 les fueron administrados 300 mg o más. En 29 de los 53 hubo una respuesta (disminución o abolición del cromosoma de Filadelfia) citogenética; 17 de grado mayor (más de 65%) y 7 completa (100%). La eficacia del tratamiento es clara.

Los investigadores trataron asimismo 58 pacientes con leucemia aguda; 38 en crisis blástica mieloide y 20 con leucemia linfoblástica aguda con cromosoma de Filadelfia positivo. Debemos anotar que la leucemia mieloide crónica después de un número de años en fase crónica entra en una fase aguda refractaria en general a tratamiento y que hay formas de leucemia linfoide o linfoblástica aguda que portan el cromosoma de Filadelfia.

De los 38 pacientes en crisis blástica mieloide 21 respondieron (55%), 4 de ellos de manera completa. Y de los 20 con leucemia linfoblástica 14 o 70% respondieron, 4 de forma completa. Otros resultados muy satisfactorios. La tolerancia al medicamento fue buena con pocos efectos secundarios de bajo grado. El caso de sarcoma gastrointestinal metastásico, que portaba tirosina cinasa, producida por el proto-oncogén c-kit, indica que puede haber otros tumores que respondan al tratamiento.

El avance terapéutico antitumoral aquí informado es de enorme trascendencia y abre grandes expectativas. Es fruto de la evolución de la biología molecular que parte de hallazgos morfológicos, seguidos de descubrimientos citogenéticos y de mecanismos moleculares que se convierten en objetivos terapéuticos.