Fijación externa |
Para el tratamiento de algunas fracturas, sus complicaciones y otras lesiones complejas del sistema músculo esquelético, actualmente se aplica en todo el mundo una alternativa a los procedimientos clásicos (yesos, osteosíntesis -implantes metálicos internos-), la denominada “fijación externa”. De uso generalmente percutánea, sin cirugía. Existen patologías donde la única opción es la fijación externa.
La fijación externa no es nueva. Lleva más de 100 años de su propuesta. Hasta más allá de la segunda guerra mundial se aplicó muy esporádicamente. La falta entonces, de los antibióticos, el poco desarrollo de la metalurgia en cirugía, y el escaso conocimiento científico, permitió la preponderancia de cirujanos escépticos.
A partir de las experiencias de un ruso y otros europeos, en 1970 (Baltimore, USA) la FE dio un salto importante. Prácticamente, desde esta época, fue creciendo con la participación de grandes compañías, transnacionales hasta el momento actual con la venta de aparatos sofisticados y costosos (uno para cada fractura), y en otros, aparatos muy sencillos, baratos, nada versátiles y de limitada aplicación. Figura. 1
Actualmente existe una amplísima variedad de modelos, tal vez más de 100 entre sofisticados y simples. En todos los países, hay modelos de creación propia cuyo uso no pasa del cirujano creador.
Todos los fijadores externos constan de dos partes principales: (1) los clavos que son los que atraviesan al hueso (diferentes diámetros: 2, 3, 4, 5, 6, hasta 6.5 milímetros-, algunos son roscados), y (2) la estructura externa o montaje externo, bastidor o marco externo cuya función es sostener los clavos y estos a su vez son los que sostienen la fractura, pero algo más, la estructura externa debe tener capacidad de intentar acomodar la fractura desplazada aplicando fuerzas activas de compresión y de distracción, y fuerzas pasivas para los intentos de acomodación (alargamientos, corrección de deformidades). Algunos son sencillos y otros con singulares piezas para darle versatilidad (en anillos, cuadrilaterales, unilaterales, combinaciones, etc.). Cada fijador tiene su software.
Las autoridades sanitarias exigen que los clavos deben ser de un material ad-hoc compatibles con la biología ósea (acero quirúrgico 316, rígido, no maleable, se usan de cuatro a seis como mínimo por fractura). En cambio, la estructura externa, no necesariamente debe ser compatibles con la biología ósea, puesto que no ingresa al organismo. Estos fijadores se quedan en la zona de la fractura hasta el final de la curación o hasta cambiarlos por otro medio de tratamiento. Si el paciente tiene tres fracturas serán tres fijadores externos. La estructura externa puede ser reusable pero los clavos, no (recomendación sanitaria).
El haber actuado como presidente del Comité Científico de dos eventos mundiales sobre fijadores externos me tocó “evaluar” anónimamente más de 100 trabajos procedentes de todo el mundo. Después de su lectura estoy mucho más motivado por esta metodología.
Fijación externa descartable (FED) |
La “fijación externa descartable” FED sirve exactamente igual para lo mismo que hacen los fijadores externos descritos anteriormente. El primer paciente operado fue en junio de 1977. Ahora calculamos, juntando los casos operados por otros colegas, más de 5 mil pacientes. Su uso no ha disminuido, contrariamente se mantiene con ligera tendencia a aumentar. No es algo extraordinario, es una alternativa más. Sabiéndose aplicar, pesan más sus bondades que sus fracasos.
No es un aparato. Se trata de un sistema. Va de la mano con los principios científicos más elementales del fenómeno curativo de las fracturas. Se usan clavos al igual que todos.
La diferencia con todos los otros fijadores externos se encuentra en la “estructura externa”. Para la aplicación de fuerzas activas y pasivas (intentos de acomodación o aplicación de compresión distracción) usamos un instrumento “tracto-compresor” (TC), de nuestro propio diseño (patentado 20 años atrás). No todas las fracturas lo requieren. Luego de lograr estos objetivos, en el acto operatorio, el instrumento “tracto-compresor” es reemplazado por el “set descartable” que corresponde a la “estructura externa”, con el cual el paciente se queda hasta el final de la curación y luego se desecha.
El tracto-compresor se puede usar muchas veces en el día, en la semana o en el mes, para varios pacientes, según los casos. Este instrumento, teóricamente, debería disponerlo el hospital o la clínica como parte de sus equipos quirúrgicos. Su durabilidad es relativa. Los que disponemos son de manufactura local artesanal.
El “set descartable” consta de los clavos (anteriormente mencionados), tiene, además, dos a cuatro varillas de duraluminio, de diseño propio, y, dos dosis de cemento acrílico de fraguado rápido (de uso en odontología, es muy barato). El costo del set depende del número de clavos, su diámetro, largo de las varillas; está en función del caso específico. Las varillas de duraluminio también son manufacturadas artesanalmente. El Set descartable viene a ser el insumo y es lo que compra el paciente, es decir no paga por el instrumento tracto compresor. Su costo puede equivaler al 10% de un hexápodo Razón por la cual operamos mucho y hemos adquirido experiencia. Figura 2
El sistema FED también tiene su software (libro publicado hace 25 años, con apoyo del CONCYTEC propiedad intelectual: ISBN Nº 9972 697 00 2) y, actualmente estamos por lanzar un nuevo libro tipo compendio gráfico de toda nuestra experiencia. El FED se usa solo en el Perú. Demanda su curva de aprendizaje y se requiere de otros pequeños instrumentos auxiliares. Actualmente disponemos de un plantel de cirujanos ya expertos. Como todas las técnicas tiene sus trucos.
Si en el Perú funciona y sirve, pienso que, para buena parte de pacientes, particularmente del mundo no desarrollado, igualmente debería servir especialmente en una dimensión económica social.