Evaluación de la prevención | 17 SEP 12

Rol de pre y probióticos en la prevención y tratamiento de infecciones infantiles

En la última década, las fórmulas para lactantes y los productos alimentarios que se comercializan para niños se han ido complementando cada vez más con probióticos, prebióticos o con la combinación de ambos: los simbióticos.
Autor/a: Dres. Stefan Weichert, Horst Schroten, and Rudiger Adam Pediatr Infect Dis J 2012; 31: 859-862

La distribución y uso de estos productos parece superar la comprensión básica de cómo funcionan los probióticos y cual es el impacto a largo plazo que tienen sobre la modulación de la flora intestinal. Además, la interpretación y extrapolación de los datos es limitada, debido principalmente a la gran heterogeneidad de los estudios clínicos con respecto a los diferentes géneros,  cepas, dosis, ambientes de estudio y medidas de  resultado.

No obstante, con el aumento del número de estudios bien conducidos, está creciendo la evidencia a favor o en contra del uso de pro y prebióticos. Este artículo se centra en la evidencia de los beneficios clínicos de los prebióticos, probióticos y simbióticos para la prevención y tratamiento de enfermedades infecciosas en pediatría.

Definiciones y justificación para su uso

Los probióticos son microorganismos vivos que cuando se administran en dosis adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped. Por el contrario, los prebióticos son alimentos no digeribles que afectan beneficiosamente al huésped mediante la estimulación selectiva del crecimiento y/o actividad de un número limitado de bacterias en el colon. Los simbióticos son la combinación de los probióticos y prebióticos.

La justificación del uso de los probióticos se basa principalmente en su capacidad de remodelación de las colonias microbianas, y por lo tanto de promover el crecimiento y la sobrevida de bacterias comensales en favor del sobrecrecimiento de bacterias patógenas. Además, ejercen funciones inmunomoduladoras, influyen y promueven in vitro la diferenciación de células epiteliales, la proliferación y la función de la barrera intestinal.

Los prebióticos comercializados se desarrollaron con éxito para imitar los efectos de los oligosacáridos encontrados en la leche materna. Se utilizan selectivamente para promover la colonización, el crecimiento, la sobrevida y la función de las bacterias comensales, y posiblemente modular el sistema inmune. Debido a sus diferencias estructurales con los oligosacáridos de la leche materna, pueden carecer de la capacidad para promover beneficios de salud adicionales más allá de su función prebiótica.

Prevención de las enfermedades infecciosas en general

En un estudio observacional reciente  (771 lactantes), se observó que el grupo que recibió una fórmula de continuación suplementada con simbióticos tuvo significativamente menos enfermedades infecciosas (EI) en general en comparación con el grupo control (31,0% vs. 40,6%, P <0,05), mientras que en el análisis para EIs específicas sólo la frecuencia de las infecciones gastrointestinales mantuvo  diferencias significativas (3,5% vs. 6,8%, P = 0,03). Un estudio randomizado y controlado (ERC) demostró una disminución del 30% en el número total de EIs en el grupo con probióticos en comparación con el grupo control (razón de la tasa de incidencia: 0,70; P = 0,003). No hubo efectos sobre el total de episodios febriles entre el grupo de intervención y el control en este estudio. Van Stuijven¬berg y colaboradores investigaron específicamente el impacto de los prebióticos sobre los episodios febriles durante el primer año de vida, pero no pudieron demostrar una reducción en el grupo de intervención. En un estudio reciente se demostró que durante el periodo de intervención (0-6 meses), un menor número de niños recibieron antibióticos en el grupo con simbióticos en comparación con el grupo placebo (23% vs. 28%; odds-ratio: 0,74 [Intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 0.55-1.00], P <0,049). En contraste, los autores no observaron diferencias en el consumo de antibióticos  durante el periodo de seguimiento (6-24 meses). Queda por verse si los posibles efectos beneficiosos de los probióticos sobre las EIs en general pueden confirmarse en nuevos estudios, o si estos efectos pueden atribuirse a la reducción de EIs específicas.

Infecciones respiratorias

Un ERC (571 niños, 1-6 años de edad) no mostró diferencias en la ocurrencia de otitis media (OM) entre el grupo de intervención que utilizó Lactobacillus rhamnosus GG (LGG) y el grupo control (72% vs. 65%, OR = 1,48 [IC 95%: 0.87- 2,52]) durante los 7 meses del periodo de estudio, pero mostró diferencias hacia una menor incidencia de infecciones del tracto respiratorio superior (ITRS) recurrentes (≥ 4)  (OR = 0,56 [IC 95%: 0,31-0,99]). Se hallaron  resultados opuestos para la incidencia de OM en un estudio de 72 lactantes (<2 meses de edad, en seguimiento hasta los 12 meses), que recibieron LGG y Bifidobacterium lactis o placebo. Durante los primeros 7 meses de vida, los niños del grupo de intervención experimentaron significativamente menos episodios de OM en comparación con el grupo control (22% vs. 50%, riesgo relativo [RR]: 0,44 [IC 95%: 0,21-0,90], P = 0,014). El grupo con probióticos también tuvo menos infecciones respiratorias recurrentes en el primer año de vida (28% vs. 55%; RR: 0,51 [IC 95%: 0,27-0,95], P = 0,022).

En un ERC basado en población, los investigadores pudieron demostrar una reducción del 24% en la incidencia de neumonía (IC 95%: 0-42%; P = 0,05), y del 35% en la incidencia de infección aguda severa del tracto respiratorio inferior (IC 95%: 0-58%; P = 0,05) en el grupo de intervención con simbióticos en comparación con el grupo control.

Maldonado y colaboradores demostraron una reducción del 27% en la tasa de incidencia de ITRS en niños del grupo de  intervención en comparación con el grupo control durante el período de estudio (razón de la tasa de incidencia: 0,729, P = 0,026), pero no encontraron diferencias en la tasa de incidencia de OM o de infección del tracto respiratorio inferior. Los datos analizados a partir de 10 ERC (incluyendo 8 estudios que involucraron niños) a partir de una revisión sistemática reciente de Cochrane demostraron que los probióticos fueron mejores que el placebo con respecto a la incidencia de ITRS. No obstante, la heterogenicidad de los datos y la variada calidad de los estudios limitaron las recomendaciones basadas en la evidencia para el uso generalizado de los probióticos para prevenir infecciones respiratorias.

Los datos sobre prebióticos en este aspecto son escasos. Los lactantes que recibieron leche de fórmula suplementada con una mezcla de galactooligosacáridos y fructooligosacáridos durante los primeros 6 meses de vida tuvieron un menor riesgo de ITRS (14/102 vs. 30/104; RR: 0,5 [IC del 95%: 0.3-0.8]), y una tasa reducida de infecciones recurrentes del tracto respiratorio (3% vs. 10%; RR: 0,3 [IC 95%: 0,09-0,99]), pero presentaron incidencias similares de OM en comparación con los niños del grupo control alimentados con fórmula no suplementada.

Prevención de diarrea aguda

Una revisión sistemática reciente de ERCs para probióticos en niños sólo mostró un modesto beneficio para la prevención de la diarrea aguda en niños sanos. Los resultados de tres estudios agrupados, en los que la cepa más frecuentemente utilizada fue B. lactis, mostraron una reducción significativa del riesgo de infecciones gastrointestinales (3 ECA; n = 302; RR: 0,54 [IC 95%: 0,36-0,81]).

Por lo tanto, el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica refirió que existe alguna evidencia a partir de los estudios agrupados para apoyar el suplemento de las fórmulas infantiles con B. lactis (solo o en combinación) para reducir el riesgo de infecciones gastrointestinales no específicas en los niños.

Un meta-análisis reciente de 3 ERCs (más de 1000 niños) que investigó la prevención de la diarrea asociada al sistema de salud mediante la adición de leche fermentada suplementada con LGG (o LGG en cápsulas o sobres), mostró tasas significativamente más bajas de diarrea y gastroenteritis sintomática por rotavirus en el grupo de intervención en comparación con el grupo control (RR: 0,37 [IC 95%: 0,23-0,59] y RR: 0,49 [IC 95%: 0,28-0,86], respectivamente).

Para prevenir un caso de diarrea nosocomial, 12 niños deberían ser tratados con LGG (número necesario a tratar = 12). Como este meta-análisis solo se centró en LGG, se debe ser cauteloso al extrapolar estos hallazgos para otros probióticos. En contraste, los resultados a partir de un ERC realizado recientemente utilizando otra cepa de lactobacilo (L. reuteri DSM 17938) no mostraron diferencias en la prevención de la diarrea nosocomial.  En general, parece acumularse evidencia creciente de que los probióticos pueden prevenir las infecciones gastrointestinales nosocomiales en niños sanos, pero existe menos evidencia sobre la prevención de infecciones gastrointestinales en la comunidad y en guarderías. Debe destacarse que en una revisión reciente de la Academia Americana de Pediatría, los autores señalan con razón el hecho de que la vacuna contra el rotavirus es probablemente más efectiva en la prevención de la diarrea infecciosa aguda infantil que el uso de probióticos.

Tratamiento de la diarrea aguda

El papel de los probióticos en el tratamiento de la gastroenteritis aguda (viral) en lactantes y niños ha sido investigado en múltiples ensayos clínicos, lo que llevó a las recomendaciones dadas por la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología, y Nutrición Pediátrica y por la Sociedad Europea de Enfermedades Infecciosas Pediátricas que seleccionaron probióticos con eficacia clínica probada y que, administrados en dosis adecuadas según la situación y la población de pacientes, podrían ser utilizados como complemento de la terapia de rehidratación en el manejo de la gastroenteritis aguda (viral) en niños. En una revisión sistemática de Cochrane publicada recientemente, que incluyó 56 estudios con niños, los autores concluyen que los probióticos tienen claros efectos beneficiosos en el acortamiento de la duración de la diarrea infecciosa aguda con una media de 24,76 horas (IC del 95%: 15.9-33.6 horas; 35 ensayos; > 4500 participantes) y en la reducción de la frecuencia media de las deposiciones al 2°día (diferencia media 0,8; 0,45-1,14; 20 ensayos, > 2700 participantes). Los resultados de un meta-análisis actualizado de ERCs que investigó el impacto de Saccharomyces boulardii en la tratamiento de la gastroenteritis aguda (viral) en niños también demostraron una reducción en la duración de la diarrea con una mediana de 1,08 días (IC 95%: -1,64 a -0,53); 5 ERCs; 944 participantes) en el grupo de intervención con probióticos en comparación con el grupo control.

Es interesante observar que S. boulardii en combinación con metronidazol demostró también ser útil para disminuir la duración de la diarrea con sangre en niños con amebiasis en comparación con metronidazol solo (42,2 ± 17,4 horas vs. 72,0 ± 28,5 horas; P <0,001).  En este contexto, también se demostró recientemente que los oligosacáridos de la leche materna, que sirven como modelo para los prebióticos sintetizados artificialmente similares a galactooligosacáridos y fructooligosacáridos, disminuyen la unión y  la citotoxicidad de Entamoeba histolytica en un modelo de cultivo celular humano. Como nota, en el mismo escenario podrían ocurrir efectos similares con los galactooligosacáridos. 

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024