Tendencia mundial | 31 JUL 11

Crece la alergia a los alimentos

La leche y la soja, al tope del ranking local

Nora Bär
 
"Que tu alimento sea tu medicamento." Esta sentencia que Hipócrates formuló hace casi 2500 años ya es parte de la cultura popular. Tal vez, por eso sorprende que, según estudios internacionales, entre el 5 y el 8% de la población sufra de alergia a ciertos alimentos que pueden provocarle desde cólicos o urticaria hasta una reacción potencialmente mortal, conocida como anafilaxia.

Es más: numerosos trabajos científicos sugieren que la prevalencia de la alergia a los alimentos está aumentando.

Un estudio de 2008 del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los Estados Unidos calcula que, entre los menores de 18 años, esa condición creció un 18% entre 1997 y 2007. Otro, publicado el mismo año en el Journal of Allergy and Clinical Inmunology, indica que en Australia las admisiones hospitalarias por anafilaxia a los alimentos aumentaron un 350% en la década anterior. Esto es en el hemisferio norte, pero la situación podría ser similar al sur del Ecuador, según afirma el doctor Mário Vieira, que coordina la Unidad de Gastroenterología Pediátrica del hospital Pequeño Príncipe, de Curitiba, que el jueves y viernes pasados presidió en esta cuiudad una reunión internacional de especialistas, promovida por una empresa productora de alimentos.

Las alergias alimentarias se presentan con mayor frecuencia entre los chicos. "En Brasil, mostramos en un estudio que cerca del 5% tiene alergia a la proteína de la leche -dice Vieira-. No sabemos exactamente por qué está creciendo su incidencia, pero creemos que es por dos razones: porque hay un verdadero incremento o porque la percepción de la población y de los médicos se hace mayor."

El doctor Gustavo Marino, jefe de Alergia e Inmunología del Hospital Universitario Austral, que este año representará a la Argentina como primer país latinoamericano en la Alianza Internacional contra la Alergia Alimentaria y la Anafilaxia, destaca que es un trastorno muy subdiagnosticado.

"En el hospital, tenemos una estadística que actualmente asciende a 3200 pacientes -precisa-. Algunos tienen reacciones muy graves y llegan a terapia intensiva. A tal punto esto es frecuente que hacemos un congreso anual para que ellos se capaciten en cuestiones tan variadas como leer la etiqueta de un producto o actuar ante una reacción grave. El próximo será el 20 de agosto ( www.congresodepacientes.com )."

Según Marino, los síntomas de este trastorno pueden dividirse entre tempranos, a los 20 minutos de haber ingerido cierto alimento, y tardíos, que se presentan alrededor de dos horas más tarde. Las manifestaciones incluyen desde rinitis o asma, a problemas en la piel, cólicos, diarrea, vómitos o distensión abdominal, entre otros. "La anafilaxia, mal llamada edema de glotis, incluye todo esto al mismo tiempo: prurito, falta de aire, arritmia cardíaca, lipotimia...", explica.

Con respecto a la Argentina, agrega: "La leche de vaca está al tope del ranking de alergenos alimentarios, seguida de la soja, que aporta el 69% de las proteínas que se consumen en el mundo, muchas veces integrando otros alimentos procesados. Las siguen el trigo, el huevo y el maíz". En los Estados Unidos, el primer lugar del podio es para el maní. Un caso singular es la alergia al látex: hay alimentos que comparten con él algunos componentes, por lo que es probable que una persona con alergia al látex tenga una reacción después de comer kiwi, banana, palta o manzana.

Cuidado con los bebes

La alergia a la proteína de la leche es un problema de cuidado en lactantes que por alguna razón no son amamantados.

"Hay niños que tienen reacciones en minutos -explica Vieira-, y en otros pueden presentarse manifestaciones después de días o semanas. Los síntomas no siempre son fácilmente reconocibles, pero incluyen cólicos, reflujo intenso, eczema o urticaria, sangre en las deposiciones o broncoespasmo."

"Es muy importante hacer un diagnóstico correcto -agrega el doctor Christian Boggio Marzet, profesor de gastroenterología pediátrica de la Facultad de Medicina de la UBA, y jefe de la Sección de Gastroenterología y Nutrición del hospital Pirovano-. Se emplea lo que llamamos una prueba de supresión y provocación. Se quita la fórmula sospechosa de provocar problemas, se observa si el chico mejora y después se reintroduce para ver si los síntomas vuelven a aparecer. En ese proceso, uno utiliza algún tipo de preparado que no contenga proteína de la leche y que sea nutricionalmente adecuado."

En los más pequeños, cuanto más tardíamente se interviene, mayor impacto tiene el cuadro: "Estos chicos tienen una curva de crecimiento aplanada [crecen menos]", dice Boggio Marzet. Y agrega Vieira: "En nuestros estudios, el 25% de los pacientes con alergia a la proteína de vaca tienen baja ganancia de peso, pero una vez que comienza el tratamiento hay una recuperación". Ambos especialistas subrayan que las deficiencias nutricionales durante el primer año repercuten tanto en el rendimiento escolar como en la esfera conductual y en otros aspectos de su vida.

 

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