Trastorno depresivo mayor | 07 FEB 11

Eficacia de la Desvenlafaxina y el Escitalopram en mujeres posmenopáusicas con síndrome depresivo

Ambas son drogas antidepresivas efectivas, seguras y bien toleradas para el tratamiento de las pacientes posmenopáusicas.
Autor/a: Dres. Soares C, Thase M, Cohen L y colaboradores Menopause 17(4):700-711, Jul 2010

Introducción y objetivos

La menopausia afectaría la eficacia de antidepresivos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). En cambio, la eficacia de los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN) no se vería influenciada por la edad. Esto podría vincularse con los efectos de los estrógenos sobre la modulación afectiva. De todos modos, los estudios sobre el tratamiento de las mujeres perimenopáusicas y posmenopáusicas que presentan trastorno depresivo mayor (TDM) son escasos.

La desvenlafaxina es un IRSN eficaz, seguro y bien tolerado en pacientes adultos con TDM. Si bien la efectividad de la droga se demostró ante el empleo de 50 a 400 mg/día, no se informaron beneficios adicionales al emplear dosis mayores de 50 mg. Por lo tanto, se recomienda el tratamiento con una toma diaria de 50 mg de la droga.

El presente estudio se llevó a cabo con el fin de comparar la eficacia, seguridad y tolerabilidad de la desvenlafaxina frente al escitalopram en mujeres posmenopáusicas con TDM. Durante la fase a doble ciego del estudio se comparó la eficacia de ambas drogas durante un período de 8 semanas según el resultado de la 17-item Hamilton Rating Scale for Depression (HAM-D17). En segundo lugar se compararon los índices de respuesta y remisión, la ansiedad, la calidad de vida, los síntomas menopáusicos y la seguridad y tolerabilidad del tratamiento. Durante la fase de continuación de 6 meses de duración se comparó el tratamiento con ambas drogas en términos de respuesta y remisión.

Pacientes y métodos

El presente estudio multicéntrico, aleatorizado y controlado se realizó en centros de atención ubicados en Argentina, Chile, Colombia, México y Estados Unidos. Participaron pacientes posmenopáusicas de 40 a 70 años que reunían los criterios para el diagnóstico de TDM. La evaluación diagnóstica inicial se llevó a cabo mediante la Mini International Neuropsychiatric Interview. Sólo se incluyeron mujeres que habían presentado depresión durante al menos 30 días antes del inicio del estudio. La depresión se evaluó mediante la Montgomery-Åsberg Depression Rating Scale (MADRS).

Durante la fase aguda de estudio, las participantes fueron asignadas en forma aleatoria para recibir tratamiento a doble ciego con 100 a 200 mg/día de desvenlafaxina o 10 a 20 mg/día de escitalopram durante 8 semanas.

En caso de respuesta al tratamiento, definida como la disminución mayor o igual al 50% del puntaje de la HAM-D17, se aplicó una fase de continuación de 6 meses de duración. En ausencia de respuesta, las pacientes recibieron desvenlafaxina en forma abierta. La dosis inicial de desvenlafaxina y escitalopram fue de 50 o 10 mg/día, respectivamente. Luego se permitió el aumento de la dosis según la respuesta y la tolerabilidad al tratamiento hasta un máximo de 200 y 20 mg/día, respectivamente.

La eficacia del tratamiento se evaluó mediante la HAM-D17. También se aplicó la escala Clinical Global Impressions-Severity (CGI-S), la Hamilton Rating Scale for Anxiety, el Quick Inventory of Depressive Symptomatology Self-report, la Visual Analog Scale-Pain Intensity y la escala Clinical Global Impressions-Improvement (CGI-I). La salud de las participantes se valoró según la presencia de síntomas menopáusicos y la aplicación del Changes in Sexual Functioning Questionnaire (CSFQ), el 5-Dimension EuroQoL Index, la Health State Today, Menopause Rating Scale (MRS) y la Sheehan Disability Scale. La seguridad del tratamiento se evaluó según la aparición de eventos adversos y la interrupción motivada por dichos eventos. Además se llevó a cabo un examen físico, electrocardiográfico y de laboratorio y se aplicó la escala Discontinuation-Emergent Signs and Symptoms (DESS).

Resultados

Las mujeres asignadas al tratamiento con desvenlafaxina o escitalopram fueron 299 y 308, respectivamente. El 17% y 14% de estas pacientes interrumpieron el tratamiento a doble ciego. La aparición de eventos adversos provocó el 6% y 4% de las suspensiones respectivamente. Un total de 172 y 188 mujeres tratadas con desvenlafaxina o escitalopram respondieron al tratamiento durante la fase aguda y fueron incluidas en la fase de continuación, respectivamente. La interrupción del tratamiento durante esta última fase tuvo lugar en el 19% de las mujeres tratadas con desvenlafaxina y en el 20% de las que recibieron escitalopram. La aparición de eventos adversos provocó el 6% de las suspensiones en cada grupo. No se observaron diferencias significativas entre ambos grupos en cuanto a las características demográficas y clínicas evaluadas al inicio del estudio.
   
Tampoco se observaron diferencias significativas entre la administración de desvenlafaxina o escitalopram al considerar el cambio del puntaje de la HAM-D17 durante la fase aguda de tratamiento. No obstante, el análisis de la última observación llevada a cabo indicó una disminución significativa del puntaje entre las pacientes tratadas con escitalopram en comparación con las que recibieron desvenlafaxina. No se hallaron diferencias significativas entre ambos grupos en cuanto a los resultados de los parámetros secundarios de eficacia y de la evaluación de los síntomas menopáusicos. De hecho, ambos grupos presentaron una mejoría comparable. Los índices de respuesta y remisión fueron significativamente superiores entre las pacientes tratadas con escitalopram al considerar el puntaje de la HAM-D17. En cambio, no se observaron diferencias significativas al respecto al evaluar dichos índices de acuerdo con el puntaje de la MADRS y la CGI-I. El análisis post hoc del puntaje de la 6-item Hamilton Rating Scale for Depression y de las subescalas de ansiedad/somatización o retardo de la HAM-D17 no arrojó diferencias significativas entre ambos tratamientos. En cambio, el escitalopram resultó significativamente superior en comparación con la desvenlafaxina al considerar el puntaje correspondiente a los trastornos del sueño. El tratamiento con escitalopram o desvenlafaxina no arrojó diferencias significativas durante la fase de continuación. La ausencia de diferencias también se relacionó con la proporción de mujeres que mantuvieron o mejoraron la respuesta terapéutica o que alcanzaron la respuesta o la remisión. 

La mayoría de los eventos adversos fueron leves a moderados. Los cuadros relacionados con el tratamiento con escitalopram fueron la hipertensión, los trastornos del pensamiento y los síntomas de abstinencia. La desvenlafaxina provocó hipertensión y síndrome de abstinencia. La información sobre las características de los síntomas vinculados con la interrupción del tratamiento fue insuficiente. Los eventos adversos más frecuentes durante la fase de continuación entre las mujeres tratadas con desvenlafaxina fueron las cefaleas, los mareos, la labilidad emocional y las náuseas. En cuanto al tratamiento con escitalopram, los cuadros más frecuentes fueron los mareos, el insomnio, las cefaleas, los trastornos del sueño, las náuseas y la sudoración. El puntaje de la DESS fue significativamente superior entre las pacientes tratadas con escitalopram durante la semana 2 de interrupción. En cambio, no se hallaron diferencias significativas al respecto el final de la semana 1 de suspensión. No se registraron defunciones relacionadas con el tratamiento. Tres integrantes de cada grupo presentaron un evento adverso grave durante la fase aguda de estudio. Esto se observó en 9 mujeres tratadas con desvenlafaxina y en 5 que recibieron escitalopram durante la fase de continuación.

 

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