Todo era perfecto, si hasta la felicidad era doble. El matrimonio Salum esperaba gemelos y el embarazo se desarrollaba normalmente. Llegó el día del parto y el alumbramiento ocurrió sin problemas. Todo fue perfecto, hasta que pasaron 10 horas…
"De pronto los bebes comenzaron con problemas respiratorios y los llevaron a neonatología. Los colocaron en una carpa y los asistieron con oxigenación artificial. Estábamos desorientados, los médicos nos hablaban de drogas y del estreptococo grupo B", recuerda con lágrimas en los ojos Daniel Salum, papá de los gemelos y esposo de Gabriela.
"Al cuarto día Ramiro falleció e Ignacio seguía mal; nos advertían que de sobrevivir podía quedar con secuelas. ¿Qué nos decían los doctores? Que estaban haciendo todo lo posible para contrarrestar la agresividad de una bacteria que los había afectado, el ya mencionado estreptococo grupo B. Mientras tanto, nosotros tratábamos de tener el mayor contacto con Ignacio para que nos sintiera."
Ignacio sobrevivió luego de un mes de lucha. Esto pasó en septiembre de 2002, y aún hoy Daniel se encuentra con gente que desconoce qué es el estreptococo grupo B.
"Comenzamos a querer saber qué era esta bacteria que se cruzó en nuestras vidas. Desde los Estados Unidos y España nos explicaban que nuestros bebes no contaron con la mejor forma de prevención. No sabíamos que había otra forma de prevención, lo cual, sumado al desconocimiento que teníamos sobre el tema, dejó a nuestros chiquitos totalmente indefensos. Sentimos, desde ese instante, que la muerte de Ramiro debía ser el punto de partida para cambiar la prevención en la Argentina. Así comenzó nuestra lucha."
Pero ¿qué es el estreptococo grupo B (EGB)? "Es una bacteria que puede generar cualquier tipo de infección, desde urinarias hasta dermatológicas. Rara vez afecta gravemente a los adultos, pero puede ser mortal para los neonatos o dejar secuelas permanentes en los niños que sobreviven. En su proceso coloniza en la vagina o en el recto de la embarazada y por lo general se trasmite de la madre al bebe durante el parto. También puede contagiarse de bebe a bebe", explica Alicia Farinati, médica especialista en microbiología clínica e infectología.
De estas explicaciones no dejan de desprenderse preguntas: ¿no hay manera de prevenir o curar esta infección antes del parto?
Factores de riesgo
Salum pasaba día tras día navegando en Internet buscando respuestas. "Me explicaron que hay dos maneras de prevenir lo que nos pasó: una forma es evaluando factores de riesgo (de tipo visual), la que se usa aún hoy en algunas zonas de la Argentina, y la otra consistía en un examen prenatal obligatorio por cultivo para detectar si la embarazada es portadora de la bacteria. Con este dato fui al Ministerio de Salud de la Nación y allí me reconocieron que, en efecto, se debían revisar las medidas que se utilizaban en el país, aunque decían que la incidencia en la Argentina era baja."
En su andar, Salum se encontró con su mejor aliada: la doctora Farinati, que asegura que las estadísticas locales no se diferencian de las del resto del mundo y que los casos no son pocos como se indica.
Juntos emprendieron la lucha por hacer ley el control obligatorio del estreptococo a las embarazadas. Por ahora ese carácter legal se logró en la ciudad autónoma de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires, Río Negro y San Juan. En Mendoza y Santa Fe se obtuvo hace semanas media sanción y en el nivel nacional la ley cuenta con media sanción en cada una de las cámaras legislativas.
"El gran tema es que muchas veces o la mayoría no hay indicios visuales que hagan suponer al obstetra que la mujer pueda ser portadora de la bacteria, ya que es asintomática. En cambio, el cultivo vaginal y anal da certezas. Este se hace entre la semana 35 a 37 del embarazo. El resultado se conoce en 24 o 48 horas. Es un análisis simple y de bajo costo. Si da positivo se tratará a la futura mamá con antibióticos (preferentemente con penicilina: son baratos y no afectan al bebe) por vía intravenosa durante el trabajo de parto. No se recomienda hacerlo antes por vía oral, es decir, previamente al parto, pues no previenen eficazmente la infección en el neonato", aclara la especialista.
"En todos los lugares del mundo en que se optó por hacer obligatorio el cultivo fue gracias a la presión de los padres que les exigieron a los Estados respuestas, ya sea por tener hijos que sufrieron la infección o por prevención. En la Argentina seguimos luchando", culmina esperanzado Salum.
Marysol Antón
Un método que deja dudas
El método que se utiliza en gran parte de América latina y en muchos municipios del país no supone la realización de un cultivo sino el tratamiento de aquellas mujeres que desarrollan algunos factores de riesgo evaluados visualmente por el obstetra el día del parto. Esos indicadores son: trabajo de parto prematuro (menos de 37 semanas), rotura prematura de membranas antes de cumplidas las 37 semanas, rotura prolongada de las membranas (más de 18 horas sin dar a luz al bebe, a cualquier edad de gestación), fiebre superior a los 38ºC o haber tenido una infección urinaria en el embarazo producida por el EGB o, por último, haber tenido un hijo anterior con infección producida por esta bacteria.
"Esto es claramente insuficiente, ya que por nuestra experiencia en investigaciones en maternidades indica que no más del 30% de las mujeres colonizadas presentan estos factores de riesgo", afirma enfáticamente Farinati.