Radiculopatía cervical
El dolor radicular que se produce a este nivel involucra los miembros torácicos y se manifiesta con alteraciones motoras, sensitivas o en los arcos reflejos, esto en un territorio o distribución de la raíz nerviosa afectada (dermatomas). Se presenta con mayor frecuencia entre los 50 y 55 años de edad y es más común en hombres, con una incidencia de 107.3 por cien mil y 63.5 por cien mil para las mujeres.1
La causa más frecuente de radiculopatía cervical en 70-74% de los casos es el atrapamiento
foraminal de un nervio espinal, cuya causa es una combinación de factores, entre ellos la disminución de la altura del disco vertebral y cambios degenerativos de la estructura columnar. La herniación de un disco pulposo es rara como factor desencadenante de compresión radicular a este nivel, pues sólo representa 20 a 25% de los casos. El estudio de un paciente con radiculopatía cervical debe incluir la búsqueda de datos de alarma, como:3 la presencia de fiebre, pérdida de peso, dolor que persiste por la noche, historia de cáncer, inmunosupresión y uso de drogas intravenosas. En el caso de encontrar estos datos se tendrá que contemplar la posible existencia de un proceso infeccioso o tumoral como origen del dolor radicular cervical. Otros datos que el médico debe buscar intencionadamente son los de mielopatía (hipertonía y/o hiperreflexia). En la Tabla 1 se anotan los hallazgos clínicos dependiendo del nivel cervical involucrado.
Los exámenes de laboratorio son de poco valor para el diagnóstico de la radiculopatía.1 En lo que respecta a estudios de imagen, la radiografía simple generalmente es la primera que se solicita, sin embargo, es de poca utilidad, ya que únicamente aporta datos de destrucción ósea o desviaciones anatómicas, por lo que la imagen de resonancia magnética (IRM) es el estudio de elección. Actualmente no existen guías que dicten su uso en pacientes con radiculopatía, no obstante, lo que queda claro es que toda persona que muestre sintomatología de mielopatía (datos que sugieran patología complicada o déficit neurológico progresivo) deberá someterse a este estudio en cuanto sea posible. En los casos en que estén ausentes, el estudio puede ser diferido y realizado en quienes persistan o no mejoren después de 4-6 semanas de tratamiento. Lo anterior con base en la alta frecuencia de alteraciones en la columna detectadas por est
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