También amenaza la salud | 11 MAY 20

La sobredosis informativa por coronavirus

La omnipresencia mediática del SARS-CoV-2 provoca ansiedad y estrés. La sobreexposición a noticias relacionadas con esta y otras pandemias, alertan diversos estudios, influye en el bienestar emocional de las personas y al comportamiento de las sociedades.
Autor/a: Núria Jar Agencia SINC, España

La tos, la fiebre y el malestar general son algunos de los múltiples síntomas de la COVID-19. Pero en tiempos de pandemia, advierten distintos trabajos, la infección no es el único peligro para la salud pública. La ubicuidad informativa del nuevo coronavirus también puede provocar ansiedad y estrés en muchas personas.

A principios de febrero, antes de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase la pandemia por coronavirus, lo hizo por ‘infodemia’: el peligro por exceso de información alrededor de este virus. La gente quiere respuestas en un momento en el que todavía hay poca evidencia científica y mucha incertidumbre, lo que dificulta la búsqueda de fuentes fiables.

La sobreexposición mediática puede suponer “una amenaza para la salud”, alerta Dana R. Garfin, porque incrementa la sensación del riesgo y el estrés con secuelas persistentes en el tiempo, más allá del brote

Es más, esta sobreexposición mediática puede suponer “una amenaza para la salud”, alerta un artículo reciente publicado por investigadores de la Universidad de California en Irvine (EE UU) en la revista Health Psychology de la Asociación Americana de Psicología. Dana R. Garfin y el resto de autores indican que el consumo excesivo de noticias puede incrementar la sensación del riesgo para la salud y amplificar el estrés. Las secuelas pueden persistir en el tiempo, más allá del brote.

Durante la primera semana de confinamiento, los estadounidenses que se sintieron más deprimidos fueron los que estuvieron más expuestos a informaciones sobre la COVID-19, según una encuesta en línea de la Universidad de Texas, en Austin (EE UU), a 5.626 individuos. El 17 % de los encuestados se pasaron más de siete horas diarias consultando informaciones sobre el virus.

Cuando las informaciones corren por redes sociales, los resultados son similares. Otro estudio, publicado recientemente por científicos de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Fudan (China) en PLoS One, observó que los jóvenes que más usaron las redes mostraron más ansiedad y depresión que el resto, tal y como se desprende de casi 5.000 encuestas en línea, hechas a finales de enero en el epicentro del brote.

Estas consecuencias sobre la salud –más allá de la enfermedad que provoca la infección–, ya se habían observado en epidemias anteriores. “Las enfermedades contagiosas nuevas dan miedo, nos asustan porque son desconocidas e imprevisibles”, apunta en un artículo en The Conversation Karin Wahl-Jorgensen, que investiga la relación entre los medios y las emociones en la Universidad de Cardiff (Reino Unido).

La investigadora Wahl-Jorgensen encontró la palabra ‘miedo’ en uno de cada diez artículos publicados entre mediados de enero y febrero de este año

El miedo, según esta investigadora, ha tenido un papel clave en la cobertura informativa del nuevo coronavirus. Wahl-Jorgensen encontró la palabra ‘miedo’ en uno de cada diez artículos publicados entre mediados de enero y febrero de este año. Y el miedo, como tantas emociones, es contagioso y se puede propagar rápidamente, cuenta.

Ojos que no ven

El miedo, como los virus, es una amenaza invisible. Durante la crisis del ébola de 2014, según un trabajo anterior de Garfin, los estadounidenses que más siguieron las noticias sobre la enfermedad presentaron niveles más altos de estrés, preocupación y deterioro funcional por el miedo al contagio, a pesar de encontrarse lejos del brote, que asoló África occidental entre 2014 y 2016 en su peor brote.

“La manera en que se comunica un riesgo, a menudo a través de las noticias, también puede afectar en cómo se percibe el riesgo”, subraya un artículo publicado en los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) sobre la percepción pública del ébola en Estados Unidos.

Que la novedad es noticia también aplica a los virus. El ébola reapareció en África en 2018. La cobertura durante el primer mes del rebrote no tuvo nada que ver con la atención mediática que ha recibido ahora el coronavirus. El SARS-CoV-2 generó durante su primer mes 23 veces más artículos y 27 más titulares en la prensa escrita anglosajona que la epidemia del ébola, según datos de LexisNexis para la revista Time.

En 2009, el virus H1N1 también aumentó los niveles de ansiedad entre la población, sobre todo entre aquellas personas que consideraban estresante la ambigüedad en su vida

Hay otras circunstancias que modulan cómo procesamos la información en situaciones de alerta sanitaria, dice a SINC Gema Revuelta, directora del Centro de Estudios de Ciencia, Comunicación y Sociedad de la Universidad Pompeu Fabra. Algunos de estos factores son la familiaridad con el tema o la situación previa de vulnerabilidad emocional y mental de la gente.

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024