Escepticemia por Gonzalo Casino | 01 OCT 18

El equívoco homeopático

Sobre los riesgos y contradicciones de esta terapia y su necesaria regulación

La edad de la inocencia de la homeopatía podría estar tocando a su fin. Poco a poco está siendo evacuada de las universidades y los colegios médicos, y se va poniendo el foco en los riesgos y contradicciones de esta pseudociencia. En cuanto a los riesgos, parece claro que puede matar si se usa como alternativa terapéutica para el cáncer, como ilustra el caso recién conocido de una economista española fallecida tras tratarse su cáncer de mama con homeopatía. A raíz de este y otros casos, cientos de médicos y científicos han pedido a la ministra de Sanidad de España que ponga coto a la venta libre de homeopatía en las farmacias y regule su uso. Lo curioso es que poco antes el Gobierno español trasladó a la Unión Europea, en la reunión de ministros de Sanidad celebrada en Viena del 10-11 de septiembre, una propuesta que incluso va más allá: dejar de considerar medicamentos a los productos homeopáticos.

Esta iniciativa se sustenta en los riesgos potenciales de esta terapia y en una flagrante contradicción regulatoria: los productos homeopáticos son considerados medicamentos en toda la Unión Europea (en virtud de la Directiva Europea 92/73/CEE) sin haber tenido que demostrar su eficacia, como se exige a cualquier medicamento. Aunque en España la homeopatía no está financiada por el sistema sanitario público, en Francia, Alemania y otros países europeos sí lo está. Pero las cosas están cambiando. En abril de este año, el National Health Service británico empezó a dejar de financiar los tratamientos homeopáticos. En Francia, Le Figaro se ha hecho eco de la propuesta española (L'Espagne veut que l'Europe retire à l'homéopathie le statut de médicament) e informa de que el Gobierno francés se plantea dejar de reembolsar los tratamientos homeopáticos.

Considerada a la luz de las evidencias científicas, la homeopatía es un puro placebo (químicamente, es poco más que agua clara endulzada por un excipiente)

Michèle Boiron, nieta del fundador de los laboratorios Boiron, líder mundial en productos homeopáticos, le quita hierro al asunto: “La homeopatía es atacada regularmente. Son ciclos”. Y, ciertamente, no le falta razón, pues resulta inexplicable cómo es posible que este debate siga vivo, tras más de siglo y medio de pruebas desfavorables sobre su eficacia y más de una década desde que The Lancet declarara el fin de la homeopatía. Considerada a la luz de las evidencias científicas, la homeopatía es un puro placebo (químicamente, es poco más que agua clara endulzada por un excipiente) porque sus efectos terapéuticos no van más allá. Como tal, resultaría inocua, si no fuera porque se utiliza como terapia alternativa en enfermedades graves como el cáncer. Aunque la información disponible sobre el uso de terapias alternativas a la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia en pacientes con cáncer es escaso, un reciente estudio ha puesto de manifiesto que la supervivencia a los cinco años es menor de la mitad entre los pacientes que las usan.

 

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