Emociones positivas y salud cardiovascular | 10 AGO 12

Alegría del corazón

¿Cuál es la función biológica de las emociones positivas? ¿Qué puede hacer un médico práctico con esta información? Otro exhaustivo análisis de las evidencias sobre un tema con el estilo del Dr. Carlos Tajer.
Autor/a: Dr, Carlos Tajer 
INDICE:  1. Biología de los afectos positivos | 2. Biología de los afectos positivos | 3. Biología de los afectos positivos
Biología de los afectos positivos

Fisiopatología de los afectos positivos y la enfermedad cardiovascular

Las explicaciones para interpretar estas observaciones se orientan inicialmente en dos sentidos muy diferentes pero que pueden resultar complementarios:

1. Los afectos positivos se asocian con respuestas biológicas que pueden redundar en un desarrollo menor de aterosclerosis y enfermedades en general.

2. Los afectos positivos se asocian con otras conductas que son beneficiosas: tendencia a cuidar la salud, adoptar hábitos alimentarios y de ejercicio, cumplir con las medidas de prevención y los tratamientos y, ante problemas eventuales de salud en general, adoptar decisiones apropiadas.

Biología de los afectos positivos

Las últimas décadas han aportado numerosas investigaciones sobre las emociones desde una mirada biológica. (9)

En forma resumida, desde este enfoque denominamos emoción a una respuesta estereotipada del organismo en su conjunto frente a circunstancias del medio externo (e interno) que ponen en juego múltiples mecanismos simultáneos que han representado una ventaja para la sobrevida. Aunque tendemos a pensar las emociones en forma sencilla como una activación del sistema autonómico y las catecolaminas, en realidad, cada respuesta emocional tiene una gran especificidad. (10)

Como ejemplo, las expresiones faciales de las emociones “básicas” (enojo, miedo, sorpresa, disgusto) son reguladas por áreas subcorticales y se instalan a una velocidad asombrosa, sin participación cortical. (11) Estas expresiones requieren la acción conjugada de múltiples músculos faciales, es decir, no son manifestación de mayores o menores niveles de catecolaminas, sino de un programa preestablecido de respuesta.

Desde una mirada de la neurociencia, “los afectos son la moneda corriente de la economía mente/cuerpo que señalan el valor para la supervivencia de objetos o vías de acción en el mundo”. (12)

Las emociones ponen al organismo en estados con valencias determinadas, que implican múltiples modificaciones corporales: el miedo, la mejor estudiada, se acompaña de piloerección, frialdad de las manos y la piel en general, aumento del peristaltismo, y cada una de estas reacciones ha representado una ventaja evolutiva. En general, es sencillo explicar la función de una emoción negativa: el disgusto, por ejemplo, activa mecanismos de rechazo de la comida (elevación del labio superior para intentar ocluir las fosas nasales, aumento del movimiento estomacal con náuseas).

¿Cuál es la función biológica y el sustrato de las emociones positivas?

Respuestas biológicas observadas ante afectos positivos
En una revisión de la relación entre afectos positivos y procesos biológicos, (13) los autores resumieron numerosos estudios que coinciden en que los afectos positivos se asocian con:

1. Disminución de la activación adrenérgica y aumento parasimpático. El hallazgo más reiterado es que el bienestar y los afectos positivos contribuyen a una recuperación cardiovascular acelerada luego de situaciones de estrés o estados emocionales negativos.

2. Disminución de los niveles de cortisol plasmático y en saliva.

3. Mejoría del funcionamiento del sistema inmune
, con aumento de los niveles de anticuerpos. En una experiencia notable, un autor evaluó durante tres semanas la presencia y la duración de los afectos positivos en 334 voluntarios sanos. Luego, les inoculó un rinovirus. Los que fueron clasificados en esas tres semanas como de mayor “estilo emocional positivo” tuvieron una incidencia tres veces menor de infección respiratoria alta. (14)

4. Disminución de los niveles de interleucinas IL-6 e interferón gamma. (15)

5. Disminución del incremento de los niveles de fibrinógeno y de los niveles de proteína C reactiva frente a situaciones de estrés. Estas observaciones se confirmaron en mujeres pero no en varones.

Un estudio publicado recientemente, English Longitudinal Study of Ageing, confirma las observaciones comentadas. (16) Incluyó 7.795 participantes de 50 o más años de edad y se les efectuaron evaluaciones de bienestar, afectos positivos y síntomas depresivos. El bienestar afectivo se asoció en ambos sexos con niveles menores de triglicéridos plasmáticos y mejor capacidad respiratoria. En varones se asoció con un perímetro de cintura menor y niveles mayores de testosterona. En mujeres se observó una concentración menor de proteína C reactiva y fibrinógeno y niveles mayores de colesterol HDL. Varios de estos factores se asocian con una reducción del riesgo de enfermedad vascular.

En forma conceptual, las emociones positivas ponen al organismo en un estado de menor “alerta para el combate” y permiten antagonizar con mayor rapidez los estados activados por diferentes emociones negativas y estrés. Volveremos a este tema al analizarlo desde el punto de vista evolutivo.

Dentro del campo de las emociones positivas, la risa ha merecido una particular atención, incluso como indicación terapéutica.

Biología de la risa y efectos cardiovasculares

Una brevísima historia de la risa y la salud
La risa alegre (mirthful laughter) como manifestación clara de un estado emocional positivo ha sido sujeto de innumerables expresiones tanto poéticas como científicas. Umberto Eco dedicó la trama de su mejor novela, El nombre de la rosa, a una intriga medieval alrededor del mítico libro perdido de la Comedia y la risa de Aristóteles y el papel que podría tener en subvertir la rígida ideología de la épocac. (17)

Los investigadores del tema ponen un punto de partida contemporáneo en la publicación del Tratado de la Risa de Joubert en 1597. (18) Su intención fue exhaustiva, con un estilo entre científico y humorístico. Veamos algunos títulos: “Que la risa procede de una emoción del corazón y no del cerebro.” “Qué males causa la risa pródiga y demasiado prolongada.” “Qué bien aporta la risa y si algún enfermo puede curarse a fuerza de reír.” En este último refiere anécdotas médicas de curaciones milagrosas luego de estallidos de risa.

Las referencias a la relación entre risa y salud son muy numerosas en diversas culturas, y en mi caso recuerdo la frase en idish del gran escritor Sholem Aleijem: “Reírse es salud. Los doctores ordenan reírse”, muy festejada por mis abuelos.

En 1976 se publicó en el New England Journal of Medicine la experiencia de Norman Cousins, que tuvo una inesperada y notable respuesta comunitaria. (19) Este periodista había viajado con una representación a la Unión Soviética, padecido fuertes tensiones y a su retorno comenzó con intensos dolores musculares y eritrosedimentación elevada. Se le hizo el diagnóstico de espondilitis anquilosante y le informaron una chance de recuperación de 1 en 500. Cousins razonó que si las emociones negativas lo habían dañado, quizá un cúmulo de emociones positivas podría curarlo. Se encerró durante varios meses en un hotel, dedicado al descanso y a mirar numerosas películas humorísticas con predilección por las de los Hermanos Marx, así como a la lectura de libros de humor. Como sufría dolores intensos, pudo aprender que mirar una de estas películas le aportaba un número de horas de alivio predecible. En un tiempo sus dolores cesaron, y vivió luego 18 años retornando a su profesión de periodista y publicando libros que resultaron best sellers sobre emociones positivas y salud. Llamativamente, su artículo original recibió 3.000 cartas de médicos que compartían esa visión y confiaban en el aporte de los afectos positivos sobre la mejoría y la curación de las enfermedades.

Es muy conocido en tal sentido el movimiento generado por Patch Adams (20) orientado a brindar afecto y trato cálido a los pacientes, en la Argentina representado por la tarea de los payamédicos y otros grupos. Se ha propuesto en los últimos años efectuar ejercicios de risa intencional, durante sesiones grupales, y existe una disciplina denominada Yoga de la Risa (Laughting Yoga), que también tiene promotores en nuestro país.

Efectos biológicos y función evolutiva de la risa

Estudios recientes en los que se proyectaban películas cómicas o de terror y se evaluaba el flujo braquial luego de la oclusión isquémica en la etapa previa y posterior a las proyecciones han demostrado una respuesta clara de la función endotelial: aumento del flujo luego de las comedias y disminución luego de las de terror. (21) La hipótesis es que la risa libera β-endorfinas y se ha demostrado la presencia de receptores mu-3 para las endorfinas a nivel endotelial que aumentarían la liberación de óxido nítrico. (22) Algunos autores han planteado la hipótesis de que esta mayor liberación de óxido nítrico tendría efecto antiinflamatorio crónico, inhibiendo la adhesión leucocitaria y disminuyendo la agregación plaquetaria a través de la vía del cGMP.

La hipótesis de liberación de endorfinas se ha visto respaldada por el hallazgo de que luego de episodios de risa alegre se modifica el umbral de percepción del dolor hacia una mayor tolerancia, coincidiendo con las observaciones en sí mismo de Cousins. (23)

En una serie de investigaciones en ratones, Panksepp y colaboradores (24) lograron evocar una respuesta que guarda notables similitudes con la risa humana. Los ratones emiten un sonido de una frecuencia de 50 kHz, en particular durante los juegos en animales jóvenes. Este sonido es evocable por cosquillas (tickling) que son ejercidas por los investigadores. Los animales establecen una dependencia a estas cosquillas y las buscan reiteradamente ante la sola visión del experimentador.

Observando el comportamiento de los ratones y asemejándolo con la risa espontánea durante los juegos infantiles, los investigadores postulan que la risa transmite modos de solidaridad social positiva, promoviendo formas cooperativas de relación. Conjuga así la percepción de pertenencia y vínculo positivo, con la ausencia de alarmas o peligros. Asimismo, se observa que la mayor fuente de risa en los niños (que se conserva luego en forma sofisticada en los chistes adultos) son las caídas o los fenómenos imprevistos. Citando al autor, “… la habilidad intrínseca del sistema nervioso de reír y experimentar una alegría social es una precondición para la emergencia de los tipos de sofisticación mental que permiten encontrar alegría y risa tanto entre las incongruencias bufonescas de la vida como en el juego de eventos cognitivos impredecibles.” “Este sistema está preparado evolutivamente… para facilitar la interacción social y llevarla en direcciones positivas por caminos que promueven el vínculo y las actividades cooperativas.”

Esta visión del papel de la risa es coherente con el hallazgo de que las emociones y las actitudes positivas se asocian fuertemente con la disposición de una red de vinculación social. En los últimos años se ha postulado que la hormona oxitocina sería el mediador de la percepción positiva de pertenencia y vínculo (bonding). (25) Esta hormona se libera durante el contacto cutáneo afectuoso y también durante las cosquillas, y produce bienestar y modificaciones similares a las descriptas luego de episodios de risa.

 

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