Análisis de su eficacia y seguridad | 22 SEP 14

Beneficios del aripiprazol en pacientes autistas con irritabilidad

El aripiprazol es un antipsicótico atípico que resulta beneficioso para el tratamiento de los pacientes con autismo e irritabilidad. No obstante, es fundamental conocer, diagnosticar y tratar los posibles efectos adversos del tratamiento con el fin de asegurar su utilidad.

Introducción y objetivos

En la actualidad es necesario contar con fármacos eficaces y bien tolerados para el tratamiento de los pacientes pediátricos con autismo que presentan irritabilidad. Si bien los antipsicóticos atípicos pueden ser una opción para considerar en estos casos, no se cuenta con información suficiente sobre los riesgos y beneficios asociados con su administración. Esto es especialmente importante en el ámbito de la pediatría, debido a la mayor susceptibilidad de los pacientes ante la aparición de determinados efectos adversos.

De acuerdo con los resultados de dos estudios recientes, el aripiprazol es una droga eficaz para disminuir la irritabilidad en sujetos autistas. Los beneficios del aripiprazol fueron apreciados mediante la aplicación de la subescala de irritabilidad de la Aberrant Behavior Checklist (ABC).

El presente estudio se llevó a cabo con el fin de analizar la información obtenida en los estudios mencionados y comprender mejor el perfil de seguridad y tolerabilidad del aripiprazol en pacientes autistas con irritabilidad.


Pacientes y métodos

Los autores realizaron un análisis conjunto de la información obtenida en dos estudios de 8 semanas de duración, aleatorizados, a doble ciego, multicéntricos y de grupos paralelos, realizados en pacientes autistas. El objetivo de ambos protocolos fue evaluar la eficacia del aripiprazol frente al placebo para mejorar el resultado de la subescala de irritabilidad de la ABC, de acuerdo con la opinión de los cuidadores.

En uno de los ensayos se emplearon dosis flexibles de 5 a 15 mg/día de aripiprazol, en tanto que en el estudio restante se administraron dosis fijas de 5, 10 o 15 mg/día del fármaco. Los participantes tenían entre 6 y 17 años, reunían los criterios para el diagnóstico de autismo incluidos en la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Texto Revisado (DSM-IV-TR) y presentaban irritabilidad, berrinches, agresividad y autoagresión.

El diagnóstico fue confirmado mediante la Autism Diagnostic Interview-Revised (ADI-R). Sólo se incluyeron los individuos con un puntaje mayor o igual a 4 en la escala Clinical Global Impressions-Severity of Illness y mayor o igual a 18 en la subescala de irritabilidad de la ABC.

La tolerabilidad del tratamiento se valoró según la aparición de eventos adversos con una frecuencia mayor o igual al 5%. Con dicho fin, los pacientes fueron evaluados en forma semanal. Se prestó atención a las características de los efectos adversos y a su relación con la edad de los pacientes.

Los autores también valoraron los efectos adversos metabólicos y la aparición de síntomas extrapiramidales. La gravedad de estos síntomas fue evaluada mediante la aplicación de la Simpson-Angus Scale (SAS), la Barnes Akathisia Rating Scale y la Abnormal Involuntary Movement Scale (AIMS).


Resultados

Un total de 213 y 103 pacientes recibieron aripiprazol y placebo, respectivamente. La media de edad de los sujetos tratados con el fármaco en estudio fue 9.6 años. La mayoría de los pacientes eran varones y caucásicos. El 10.4% y el 6.9% de los individuos tratados con aripiprazol o placebo, respectivamente, interrumpieron el tratamiento debido a la aparición de al menos un evento adverso. Los porcentajes hallados en la población de 6 a 12 años fueron 10.8% y 5.1%, respectivamente.

En cuanto a la cohorte de 13 a 17 años, los porcentajes fueron 8.9% y 13.6%, en orden respectivo. Los eventos adversos más frecuentes entre los pacientes tratados con aripiprazol fueron la sedación, la fatiga, los vómitos, el aumento del apetito, la somnolencia y el temblor. La hipersecreción de saliva fue observada en una cantidad de participantes significativamente superior en el grupo de 6 a 12 años, en comparación con lo registrado en el grupo de 13 a 17 años.

La incidencia de eventos adversos tuvo un pico luego de una a dos semanas de tratamiento, aunque varió según el evento adverso considerado y la edad de los pacientes. El tiempo transcurrido hasta la resolución de los eventos adversos fue variable. La mayoría de los cuadros fueron leves a moderados.

Aquellos observados con una frecuencia mayor o igual al 5% incluyeron la fatiga, las cefaleas, el aumento del apetito y los vómitos en la semana 1 de tratamiento, y la salivación excesiva, el letargo, el temblor y la sedación en la semana 3 de tratamiento. La mayoría de los eventos adversos tuvo lugar en el grupo de pacientes de 6 a 12 años.

La aparición de fatiga se relacionó con la dosis de aripiprazol de manera significativa y tuvo una frecuencia del 3.8% ante la administración de 5 mg/día y del 18.5% ante la administración de 15 mg/día del fármaco. El 0.9% de los pacientes tratados con aripiprazol presentó eventos adversos graves.

Los cuadros verificados fueron presíncope en un paciente de 11 años tratado con 5 mg/día de la droga y agresividad en una paciente de 9 años tratada con 10 mg/día. No obstante, en este último caso el cuadro no se consideró vinculado con la terapia.

El tratamiento con aripiprazol se asoció con un cambio significativo del índice de masa corporal (IMC) en comparación con el uso de placebo. Según lo observado, la administración del fármaco se vinculó con un aumento ponderal de 1.6 kg, en tanto que el empleo de placebo produjo un aumento de 0.5 kg.

 

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